La gran glaciación valenciana

La gran glaciación valenciana

Mientras el común de los mortales, vistiendo manga corta en pleno noviembre, sufrimos los efectos del cambio climático, la legislatura valenciana en curso anda sumida en su gran glaciación particular. Si alguien lo hubiera predicho, le habrían tildado de loco.

Fíjense en Toni Cantó, que ha dejado de actuar cada jueves en Les Corts para hacerlo los domingos en una tele de medio pelo tras haber salvado, eso sí, al castellano de su desaparición. Lo suyo ha sido como pasar del Palau de les Arts a un café-teatro. Recuerden también a quien colideraba la oposición, la popular Isabel Bonig, defenestrada por Pablo Casado con una crueldad solo comparable a la que él padeció un año después. A la expresidenta del PP, la purga le ha servido para asistir a sus festivales favoritos, emigrar a Madrid y formarse en relaciones laborales.

ESPAÑA OFICINA ESPAÑOL:GRAF2633. MADRID, 17/09/2021.- El director de la Oficina del Español, Toni Cantó, durante la presentación de la Oficina del Español y del próximo festival Hispanidad 2021, este viernes en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. EFE/ Luca Piergiovanni

Toni Cantó 

LUCA PIERGIOVANNI / EFE

Y qué decir de los adioses del Botànic... ¿Les suena el nombre de Naiara Davó? Fue síndica de Unides Podem en la primera mitad de la legislatura y murió a manos de Pilar Lima. ¿Rubén Martínez Dalmau? Todo un vicepresidente segundo que ahora emula a Phileas Fogg dando la vuelta el mundo en tiempo récord. Los siameses Manolo Mata y Fran Ferri se han separado y transitan cada uno por su lado: el uno con la toga y el otro con los coches. Hasta Vicent Marzà, el conseller de Educación más duradero de la historia, decidió bajarse del estrado y picar piedra en las agrupaciones de Compromís. Se quitó los hábitos de obispo para convertirse en misionero.

Vicent Soler, el mago de los números que cada año se sacaba 1.350 millones de la chistera, ahora disfruta en su papel de guardián de las esencias del primigenio PSPV, y Ana Barceló, guía espiritual en tiempos de pandemia, anda enfrascada en la búsqueda de una vacuna para los males del socialismo en Alicante. La dimisión tras baile desenfrenado de Mónica Oltra y el sacrificio posterior de Mireia Mollà, más propio del Toro de la Vega que de un partido animalista, han sido las últimas consecuencias de esta glaciación.

Bueno, no solo hay bajas. Los diputados de Vox –impasible el ademán– continúan disciplinados en la última fila del hemiciclo. Ahí los navajazos se dan puertas adentro, como antaño. Y cualquiera diría que los dos egregios nacionalistas que hicieron la travesía por el desierto, Enric Morera y Rafa Climent, ya sean ser cargos a perpetuidad.

Ximo Puig, ese Modric que ha regateado los múltiples conflictos surgidos a su alrededor"

Por último está Ximo Puig, ese Modric que ha regateado los múltiples conflictos surgidos a su alrededor. Ese president con aires de alcalde enrollado que hoy se fotografía con los agentes sociales, mañana con los alcaldes y pasado ve como se aprueba una reforma fiscal con el plácet de los seis grupos parlamentarios. Aseguró que no se presentaría a un tercer mandato y no solo opta a él, sino que cada vez es más probable que lo consiga. Cuando hay gritos, él susurra, y cuando hay problemas, cuenta hasta cien. Darwin lo llamó la adaptación de las especies.

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