Si se pasean por las playas de Tavernes de la Valldigna (La Safor, Valencia), se toparán con un paisaje que bien podría servir de escenario para rodar una película ambientada en los efectos del cambio climático: pavimentos y jardines destrozados, suelos de piscinas hundidos, escaleras flotantes, muros agrietados; los lavapiés no funcionan porque se ha soltado la manguera enterrada bajo la arena que aprovechaba el agua del mar y que ahora se aprecia al descubierto, como una sanguijuela recién alimentada.
La situación está así prácticamente desde que el temporal Gloria -enero de 2020- azotara con fuerza el litoral mediterráneo; las tormentas y chubascos que han venido después no han hecho más que agravar el problema. El paisaje es desolador y vecinos curiosos se acercan a hacer fotos de los destrozos y otros comentan, poniéndole un toque de humor a la desgracia, que, con este panorama, “en verano la playa estará menos masificada”.
Las principales causas que afectan hoy al retroceso de las playas de Tavernes
¿Qué ha pasado para llegar a esta situación? Explica las cuatro grandes causas el ingeniero forestal Carles Fermí Jareño, miembro de la plataforma Per una vall digna: primero, la ampliación del espigón norte de la desembocadura del río Xúquer en Cullera, que se hizo en los 80 para dar “mayor calado a los barcos que entraban en el puerto”.
“En el Golfo de València las corrientes predominantes son de norte a sur y los espigones perpendiculares en la costa retienen la arena en el norte y, la que se desplaza de manera natural al sur, no llega. Provocan una alteración de la dinámica natural del transporte de sedimentos”, explica.
En la segunda causa se refiere a “los efectos de los azudes y embalses en la alteración de los aportes de sedimentos al mar”, con los que “gran parte se quedan retenidos en estas barreras artificiales” en lugar de fluir hacia el mar y “formar parte del sistema natural de sedimentos de la arena”.
La tercera, la construcción de los bloques de pisos y viviendas frente al mar encima del sistema dunar. “Es un reservorio natural de arena. Cuando hay fuertes temporales, la playa gana en pendiente y la arena se va refugiando en las dunas; en verano es al revés, la pendiente disminuye y va ganando en extensión”, explica el ingeniero. La zona sur se construyó en los años 60 con el desarrollismo, mientras que las edificaciones de la zona norte, la más afectada, datan de los años 2000.
“Al haber construido encima de las dunas, con el primer temporal se gana pendiente pero la arena no tiene capacidad para retroceder más e ir acumulándose, y se pierde ese gran reservorio natural que son las dunas”, añade. De hecho, observa que, en la playa de La Goleta, donde queda un tramo con dunas naturales, “es precisamente donde más arena hay”.
En este sentido, también afecta la pérdida de praderas de posidonia en el Golfo de València (“un problema más antiguo”), ya que atenúan el oleaje que llega a la primera línea de costa, reduciendo la capacidad de la corriente de erosionar las playas.
Por último, Fermí Jareño menciona los efectos del cambio climático: “Los expertos ya dicen que los episodios extremos de viento y fuertes temporales cada vez van a ser más recurrentes, como el Gloria, que fue desastroso para todo el litoral valenciano y, en el caso de Tavernes de la Valldigna, se llevó muchísima arena”.
El vecindario crea la plataforma SOS Platja de Tavernes de la Valldigna
A raíz de los destrozos, y hartos de la “falta de servicios” y de la “dejadez” de la administración, el vecindario de la zona afectada creó la plataforma SOS Platja de Tavernes de la Valldigna hace un año. “La playa de La Goleta prácticamente ha desaparecido y cuando se construyeron los edificios estaban a 270 metros del mar. Ahora cuando un temporal se lleva la arena, no vuelve en la misma proporción y el mar llega enseguida a las edificaciones”, explica el presidente de la asociación, Joaquín Vercher.
“Estamos muy preocupados. Cualquier temporal pequeño ya llega donde antes no llegaba el mar. Si no tiran arena con urgencia, van a pasar cosas graves, como roturas de edificios”, sostiene. Vercher dice que esto afecta a la actividad económica del municipio, ya que asegura que “ya se están dando casos de desinversión” y recalca que, en la actualidad, “no hay ninguna construcción en marcha”.
El alcalde de Tavernes de la Valldigna, Sergi González (Compromís), explica que desde la Demarcación de Costas, con presupuesto del Ministerio de Transición Ecológica, “periódicamente hacían regeneraciones de arena”, pasando sedimentos “de las playas de Gandia y Xeraco, que es donde se acumulaban”. “Después el mar las volvía a enviar al sur. Era una recirculación de la arena que nos permitía mantener la playa más o menos decente”, sostiene.
Sin embargo, después del temporal Gloria, “ya no se ha hecho ninguna actuación”. “Y el mar no para, continúa llevando arena hacia el sur. Hasta el punto de que con las últimas tormentas el mar ha llegado hasta las edificaciones que están en primera línea y la gente se ha puesto muy nerviosa al ver que se estaban produciendo daños materiales sobre las viviendas”, advierte el alcalde.
El Ministerio ha adjudicado un contrato a una empresa para estudiar soluciones
González asegura que han estado trabajando “estos últimos meses” con el Miniterio para que se declare la situación de emergencia y se habilite un crédito extraordinario para hacer la regeneración de las playas.
De momento, Madrid ha adjudicado un contrato a una empresa para redactar un proyecto con las soluciones contra la regresión de las playas. “Requerirá estudios de impacto ambiental y el procedimiento hasta que se ejecute algo se puede alargar fácilmente 4 o 5 años. El problema lo tenemos ahora, estamos en una situación crítica”, sostiene el alcalde.
Aportes de arena, como solución urgente y provisional
¿Qué soluciones demandan? La urgente, aunque son conscientes de que es un parche temporal, que se eche arena para “pasar el verano de una manera reciente”, en palabras del alcalde Sergi González.
“Tirar arena es tirar el dinero, no es la solución definitiva que buscamos. Pero tenemos un problema grave, y si no se hace un aporte preventivo, va a haber derrumbes. Hay que salvaguardar las edificaciones y la temporada de playa; si no, desaparecerá el turismo y perderá la economía”, advierte Joaquín Vercher.
El ecologista Carles Fermí Jareño coincide en que añadir arena tiene “mucho coste” y, aunque “puede servir para salvar la temporada turística”, “no es ninguna solución” y “también causa efectos allí donde se coge la arena y en las playas donde se deja”: “Al no estar suficientemente compactada, se levanta mucha arena y el agua está muy turbia, prácticamente marrón, lo que afecta al ecosistema marino”.
¿Qué hacer con el espigón y las edificaciones sobre la arena?
¿Qué debe hacerse a largo plazo? El miembro de la plataforma Per una vall digna dice: “Si conocemos los factores causantes del retroceso de la arena y de la erosión de las playas, hay que actuar sobre ellos. Tenemos que intentar renaturalizar todo lo posible el sistema de transporte de sedimentos y el sistema dunar. Es lo que deberíamos hacer y lo que mejores resultados dará”.
Ahí se abre un melón complejo y difícil de abordar porque implica revertir el espigón de Cullera y demoler edificaciones que son propiedad privada.
Sobre el dique, el alcalde Sergi González subraya que “hay una evidencia empírica que dice que es el principal causante de los problemas” que tienen hoy: “No puede ser que, por querer proteger algunas cosas, se queden desprotegidas otras y no se actúe en ningún sentido para protegerlas”. Por ello, insta a “repensar y replantear” la barrera y, “si hace falta, que vuelva al estado inicial”.
Respecto a las edificaciones sobre la arena, el alcalde opina: “No me gusta cómo está desarrollada urbanísticamente la playa de Tavernes, no se acertó en el pasado. Pero en su día lo autorizó el organismo competente y ahora no nos podemos desligar de protegerlas”.
No me gusta cómo está desarrollada urbanísticamente la playa de Tavernes. Pero lo autorizó el organismo competente y ahora no nos podemos desligar de protegerlas
Carles Fermí Jareño añade: “Lo más importante de todo es no repetir los mismos errores que nos han llevado a la actual situación”. Lo remarca porque el Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral de la Comunitat Valenciana (PATIVEL) dio un plazo de cinco años al consistorio de Tavernes de la Valldigna para construir en el sector de Marenys, donde irá la depuradora de la playa.
“No tiene sentido que el Ayuntamiento esté pidiendo proteger y mejorar lo que tenemos, y por otro lado, quiera construir en primera línea de costa, aunque se conserve la distancia que marca Costas. Y tampoco tiene sentido que esta zona albergue macrofestivales este verano que prevén una afluencia de 300.000 personas prácticamente a pie de un ecosistema tan frágil como son las dunas. Nos parece una aberración”, advierte el ecologista.
Un caso similar al de la ampliación norte del Puerto de València
El caso de Tavernes de la Valldigna nos permite ver con perspectiva los efectos que podría tener en el futuro el dique norte del Puerto de València, pendiente de que se aborde la ampliación.
Carles Fermí Jareño apunta: "Cualquier espigón que se haga en perpendicular a la costa acabará acumulando arena en el norte que de manera natural iría al sur. Cuanto más grande sea, mayor será el impacto. No sé en qué grado afectará la ampliación del Puerto de València, pero afectará seguro. Hay un paralelismo con Tavernes y con las playas de Piles y Miramar, que tienen un problema causado por el espigón del puerto de Gandia".
El alcalde Sergi González augura que, “si no se implementan soluciones en las playas del sur de València, el mar entrará en l’Albufera y será un desastre ambiental”. “Es lo que estamos viendo nosotros en Tavernes. Salvando las distancias, tenemos el lago de La Goleta con vegetación y fauna donde gastamos mucho dinero en cuidarlo porque es uno de los grandes atractivos de la playa; si no se actúa rápido, es muy probable que en el próximo temporal el agua entre en el lago, y si lo hace, morirá la vegetación y los animales se irán por la salinización”, lamenta.