Paradigma YouTube

Paradigma YouTube
Nel.lo Pellisser

Además de una teoría o teorías que sirven de base para resolver problemas y avanzar en el conocimiento, otra de las acepciones del término paradigma es la de modelo o ejemplo. YouTube, el sitio para compartir vídeos nacido en 2005 y la segunda página más visitada del mundo, se ha convertido también en un modelo de conocimiento global e informal, una referencia que movilizó a más de 2.300 millones de usuarios al mes en 2021, vieron 1.000 millones horas al día y subieron más de 700.000 horas en el mismo periodo. Un compendio de tutoriales, lecciones, sketches, “vlogs” y “hauls”, entre otros tipos de vídeos, cuya cifra alcanza los 9 dígitos.

FOTO: MANE ESPINOSA. ADOLESCENTES UTILIZAN LAS GRABACIONES REALIZADAS EN TELEFONOS MOVILES PARA DESPUES COLGARLAS EN LAS REDES SOCIALES Y COMPARTIRLAS.

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El consumo de vídeos en Youtube es una constante en millones de usuariosMané Espinosa / Propias

Entre los tutoriales se puede encontrar información de lo más variopinta. Desde aprender a injertar un árbol, un conocimiento que tenían muchos de nuestros padres y abuelos pero que ya no forma parte de nuestro bagaje, ni mucho menos del de nuestros hijos, a reparar la desquiciante pérdida de agua de la cisterna del inodoro de casa, practicar yoga con Xuan Lan, hacer escalas o arpegios con la guitarra o preparar el arnadí, el dulce valenciano que tradicionamente se elabora durante el tiempo de Cuaresma y Semana Santa, por citar algún ejemplo. Añada el lector sus propias referencias.

Del mismo modo, a través de la plataforma se puede acceder a contenidos de interés en determinados momentos y circunstancias. Especialmente estimulante ha resultado estos días asistir a través de YouTube a algunas actividades dirigidas a aportar luz a las motivaciones y las consecuencias de la invasión rusa en Ucrania, un hecho que ha trastocado nuestras vidas de manera abrumadora. Y más si tenemos en cuenta que el de Ucrania está considerado como el primer conflicto bélico retransmitido a través de las redes sociales: “La primera guerra a través de Tik-tok”, rezan algunos titulares de esto días. Lo que ha significado elevar aún más los niveles de brevedad e inmediatez de las noticias de actualidad.

Ante el alud de información instantánea, exigua y aislada, a través de YouTube hemos podido ver y oir, salvando cualquier distancia espacial o temporal, distintas intervenciones en las que encontrar respuestas a los precedentes de la aparentemente inesperada invasión del ejército ruso en Ucrania. Entre otras, citaría la conferencia que dictó en 2015, tras la anexión rusa de Crimea, el actual director del Instituto de Política Internacional de la Universidad Francisco de Victoria, Florentino Portero. Una intervención que no ha perdido actualidad en la que ahonda en los aspectos geográficos e históricos del conflicto.

O más recientemente, la intervención en La Casa Encendida de Madrid del excorresponsal internacional de este mismo periódico en el este de Europa y Asia, Rafael Poch, presente también en uno de los diálogos humanísticos organizados recientemente por la Universitat Pompeu Fabra sobre la catástrofe de Ucrania, junto con el diplomático y exembajador español en Rusia y China, Eugenio Bregolat, que ilustra sus intervenciones con un rico repertorio de referencias documentales, anécdotas y descripciones de escenas históricas. O la también reciente intervención de Noam Chomsky en el seminario “Ucrania: Solución Negociada. Seguridad Compartida” celebrado en la Universidad Carlos III de Madrid.

Es cierto que los vídeos de estas actividades no están concebidos como producciones audiovisuales, de manera que en muchos de ellos no hay, por ejemplo, contraplano del auditorio, un detalle siempre significativo. En otros, faltan los planos detalle de los mapas a los que recurren con frecuencia algunos de los ponentes, o falta el audio cuando estos se levantan de la mesa para acercarse a la pantalla donde se proyectan estos mapas tan clarificadores. Por no hablar del algoritmo con el que opera la plataforma a la hora de gestionar los metadatos a través de los cuales se priorizan los vídeos cuando se hace una búsqueda, ni de los límites de estos, entre los que no han faltado a lo largo del tiempo los contenidos violentos, xenófobos, discriminatorios, o que muestran maltrato animal, ni los que responden a intereses terroristas o de organizaciones criminales.

YouTube puede ser un medio más, pero no el único. Filtrar la calidad de este conocimiento, de la información que contiene, es hoy un reto y una necesidad"

Por otra parte, es una realidad que este conocimiento es la principal referencia de muchos escolares y universitarios, quienes recurren a los tutoriales de YouTube para resolver sus dudas y para cumplir con sus labores académicas, sea en el campo de las ciencias básicas o en el de las ciencias aplicadas, con las implicaciones que esto comporta. No son pocos los pedagogos que alaban las virtudes educativas de estos contenidos. Ni son pocos, tampoco, los que abominan de ellos.

El profesor, investigador y divulgador científico Jorge Wagensberg dedicó un estimulante ensayo al “gozo del conocimiento”, al afán de saber y al placer que éste procura. YouTube puede ser un medio más, pero no el único. Filtrar la calidad de este conocimiento, de la información que contiene, es hoy un reto y una necesidad. En esto habría que concentrar también una parte de los esfuerzos y los recursos dirigidos a la formación y las competencias de los nativos digitales. La música en YouTube, en otra ocasión. 

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