La tormenta perfecta del PP valenciano: claves de un declive histórico
Análisis
Junto a los factores “generales”, condicionados por la estrategia de Pablo Casado, hay otros elementos propios que han colaborado en el desplome del partido que lidera Isabel Bonig
Elecciones Generales, última hora en directo
La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, se refería no hace mucho al Pacte del Botànic, la unión de las izquierdas valencianas, como el pacto del “Titanic”, una metáfora que apuntaba a un hipotético hundimiento del ejecutivo de Ximo Puig y Mónica Oltra antes de que se acabara la legislatura. Los resultados del 28A han ofrecido una lectura muy diferente sobre a quién se le pueden atribuir los efectos trágicos que sufrió el mítico transatlántico en su viaje inaugural a los EE.UU. desde el Reino Unido el 15 de abril de 1912: ha sido el PP quien ha sufrido un histórico desplome electoral. En esta información explicamos las claves.
Las cifras de la debacle
Basta un simple ejercicio comparativo de los resultados a nivel autonómico en los últimos doce años para comprender la dimensión del hundimiento de un partido que fue hegemónico desde el año 1995: el pasado domingo el PP valenciano logró 504.403 votos, el 18,88%, y un total de 19 diputados, casi 150.000 votos menos que en 2015, cuando logró 653.186 sufragios, el 26,25%, y un total de 31 diputados. Pero para ver la gravedad del derrumbe electoral hay que observar con cierta perspectiva qué era el PP en el año 2011, cuando Francisco Camps se presentó a las elecciones imputado por el caso de los trajes: el partido logró, atención, 1.211.000 votos, el 48,61% y 55 diputados. Resumiendo, entre el 2011 y el 2019 el PP ha perdido un total de 706.500 votos.
Pero los datos de las elecciones autonómicas celebradas el pasado domingo descubren que este hundimiento ha sido general y aunque es siempre arriesgado extrapolar los datos de las elecciones autonómicas a las locales, la fotografía es realmente inquietante para el PP. El partido pierde posiciones en todas las grandes ciudades, pasando en Valencia de la primera a la cuarta posición, tras el Compromís, PSPV y Ciudadanos; de la primera a la segunda posición en Castellón, tras el PSPV y a de la primera a la tercera en Alicante, tras el PSPV y Ciudadanos. Lo que apunta a que la grave crisis del PP valenciano puede agrandarse en las elecciones municipales del próximo 26 de mayo. Todo apunta a que la pérdida de voto urbano que se inició en 2015 a favor de Compromís y Ciudadanos, se ha agravado ahora incluyendo fugas de voto al PSPV y a VOX.
La fragmentación de las derechas
La ciencia demoscópica confirma que cuanta más división hay entre los partidos de un bloque ideológico más fragmentación del voto se produce, lo que suele ser castigado por la Ley d´Hont, más en España. El PP valenciano, en este sentido, ha sufrido lo mismo que el PP español con la aparición de un tercer competidor, Vox, que ha ganado casi los mismos diputados que el PP ha perdido en esta batalla autonómica. “Sabemos que nuestro votante más radicalizado se iba a marchar, lo que no esperábamos es que Ciudadanos siguiera atrayendo votos nuestros con tanta intensidad”. La fragmentación, añaden, ha generado “confusión en el ciudadanos, que tenía tres ofertas sobre la mesa muy parecidas, dos jóvenes y una vieja, y eso también condiciona el voto”.
El mensaje de Pablo Casado: En las filas del PP valenciano existe la absoluta convicción de que Pablo Casado ha realizado una campaña nefasta para un partido que tenía, hasta el domingo, una fuerte implantación territorial en toda España. El discurso “recentralizador” del presidente nacional, con una notable tendencia a cuestionar el estado de las autonomías, unido a su constante coqueteo con VOX (la foto de Colón) se interpretan como factores clave de una estrategia vista como errónea. “Pablo Casado ha abandonado el centro, el sentido autonómico de este partido y ha hecho la campañ aa VOX”. Lo dicen desde la cúpula del PP valenciano, que nunca quiso compartir este relato “polarizado”. Prueba de ello es que Isabel Bonig ha sido mucho más moderada en sus intervenciones en la campaña que el propio Pablo Casado.
Duante la campaña, el presiente Gallego, Núñez Feijóo, visitó València y trasladó a la cúpula regional valenciana su inquietud sobre cómo la “derechización” de Pablo Casado podía alejar al votante del PP más moderado y con sentido autonomista. Parece que, vistos los resultados, la advertencia de Feijóo estaba bien argumentada. Un dirigente del PP valenciano lo explica: “hemos dejado de ser la derecha regional valenciana para ser un partido estatal de derechas, y la gente ha visto que para eso ya tenían otras opciones diferente a la nuestra”. Otro dato: el PP ha perdido implantación, casi hasta la desaparición, en Catalunya, País Vasco o Navarra, pero también ha caído en picado en Galicia o Castilla- La Mancha.
La corrupción
En el PP valenciano reconocen que la corrupción, como factor “local”, aún sigue siendo un losa. “La corrupción aún es una de las preocupaciones de los ciudadanos valencianos según el CIS, y mucha gente nos sigue viendo como un partido corrupto, esa fase no la hemos superado”. Desde la cúpula del PP valenciano no se cree tanto que esto suponga perder muchos más votos de los que se perdieron en 2015, pero “condiciona mucho que la gente vuelva a confiar en nosotros; si observan que Cs y VOX defienden los mismo, pues se van a otro que no esté tan castigado por la corrupción”. “Sabemos por nuestros militantes que en muchos ámbitos locales ser del PP estaba ya incluso mal visto, por la herencia de todos los casos de corrupción que siguen explotando”.
El anticatalanismo
En el PP valenciano existe la convicción de que Ciudadanos ha sabido explotar mejor el discurso anticatalanista, con Toni Cantó de ariete del PSPV y Compromís. La dura apuesta de Cs de anunciar su rechazo a pactar con el PSPV (como hizo Albert Rivera con el PSOE) ha beneficiado al partido naranja, que ha estado a punto de lograr más escaños y votos que el PP en las Cortes Valencianas. “En los años 90 tuvimos el control del relato anticatalanista y valencianista con la incorporación de Unión Valenciana, ahora lo hemos perdido en favor de Cs y Vox, que han explotado mejor ese rechazo al catalanismo”.
Lentitud en montar equipos
Aunque como elemento menor, en el PP valenciano se asume que se ha reaccionado tarde en montar equipos locales, fundamentales para dinamizar la vida en un partido con fuerte implantación municipal. Hasta hace poco, el PP de la ciudad de València y el provincial funcionaban con gestoras, sin candidatos claros, lo que ha perjudicado la acción política en los barrios de las grandes ciudades. “Este es un partido que trabaja en la calle y no puedes dar la imagen de que no eres capaz de renovar estructuras hasta dos meses de las elecciones, cuando la competencia va como una moto”, dice esta fuente que echa la culpa al estilo que impuso Mariano Rajoy.