Los vecinos del Barrio Antic de Valls están hartos de vivir con el miedo a que se derrumben viviendas o partes de ellos. Hace una semana, cayó el cabirón de un plato de ducha en un edificio de la Muralla del Castell, que provocó el desalojo de una veintena de familias.
El año pasado, se derrumbaron cuatro casas en el vecindario, según datos del Ayuntamiento.
“Estamos normalizando una situación que no debería ser normal, que nos caigan casas, pedimos sentirnos seguros”, exige el presidente de la Asociación de Vecinos del Barri Antic, Jordi Pedrós.
El consistorio aseguran que la situación se está revirtiendo gracias a las subvenciones y bonificaciones de impuestos por rehabilitar inmuebles. También por las inversiones se ha realizado en los últimos años.
Parte de los 25 vecinos desalojados del edificio de la calle Muralla del Castell número 24 de Valls pudieron volver a casa al día siguiente del derrumbe, una vez el arquitecto municipal emitió un informe favorable porque no se encontraron daños estructurales en el edificio a raíz de las filtraciones en un baño, en la ducha de un piso de la primera planta. Éstas causaron la caída de un falso techo de la planta baja, de una habitación y de parte del pasillo de la misma vivienda.
En 2025 ha empezado con este derrumbe parcial, pero el año pasado hubo varios. Entre ellos, el de la calle Santa Úrsula, el de la calle de Sant Antoni, otro en la misma calle de la Muralla del Castell, pero en el número 20, o el derrumbe de uno de los edificios de la plaza de la OIi a principios de diciembre. Este inmueble, que estaba apuntalado, colapsó.
La concejala de Urbanismo, Sònia Roca, las ha cuantificado en unos “cuatro o cinco” los edificios derrumbados en el último año.
“El edificio derrumbado, en parte, en la plaza de l’OIi , es propiedad del Ayuntamiento, si ellos no se lo aplican ¿cómo puedes exigirlos a los demás? Nos da la sensación de que no se está haciendo el trabajo”, asevera Pedrós.
También explica que los vecinos notifican al consistorio cuando detectan casas en mal estado. “Muchos vecinos han avisado previamente de que oían ruidos, esperan que ya esté el mal hecho. Queremos que exista la prevención”, añade el representante vecinal.
55 viviendas con patologías
Según los últimos datos de la diagnosis sobre el estado de cubiertas y fachadas de los edificios del centro histórico, publicadas en septiembre de 2023, 55 inmuebles (5,51%) todavía presentaban patologías muy graves, mientras que las patologías de carácter grave representaban un 17,64% (176).
En concreto, un 9,6% de los edificios tenía problemas en su cubierta, sobre todo por humedades, tejas mal colocadas o rotas, acumulación de materiales y falta de mantenimiento. También, según datos del consistorio, un 48% de los inmuebles presentaba deficiencias de consideración en fachadas, aunque en niveles de gravedad muy diversa.
“Actualizamos día a día este diagnóstico, básicamente hacemos órdenes de ejecución. Es decir, de esos 55 que teníamos muy graves, hemos hecho 35 de órdenes de ejecución, además, de atender a las urgencias estas últimas”, subraya la concejala. Concretamente, específica que han requerido a los propietarios que arreglen los daños en las fachadas de los edificios. “Hay quienes las han arreglado y las hay que no. Pero ahora ya estamos poniendo multas coercitivas, con importes que ya alcanzan los 2.000 euros en algunos casos”, señala Roca.
Dignificar el barrio
En paralelo a la situación de viviendas en mal estado, apuntaladas o vacías, los vecinos también se quejan de la falta de mantenimiento de las calles.
A modo de ejemplo, exponen que en la calle de Sant Antoni hay adoquines rotos o que todavía no se ha arreglado el espacio dañado de la plaza de las Garrofes, el cual hace dos años que hay vallas. “Hay cosas que se pueden arreglar y no suponen una gran inversión, sino estar sobre ellas y estas son las que marcan la diferencia”, comenta Pedrós.