El palacete del PNV en París que no gusta al PP: de la usurpación nazi a la 'traición' de Mitterrand

Polémica política

Los populares cargan contra la devolución al PNV de la sede del Gobierno vasco en el exilio, víctima de los avatares de Guerra Civil, la II Guerra Mundial y la Guerra Fría

El palacete del PNV en París que no gusta al PP: de la usurpación nazi a la 'traición' de Mitterrand
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El palacete del PNV en París que no gusta al PP: acusan a los vascos de financiación irregular

La más que tirante relación entre el PP y el PNV se remonta en realidad a la moción de censura de 2018, momento en el que rompieron unas relaciones que aún no han logrado restituir. Aunque con la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia de los populares lograron tender algunos puentes, el contexto posterior a las elecciones generales del verano de 2023, en el que los jeltzales volvieron a apostar por Pedro Sánchez, dinamitó aquel proceso de paulatino acercamiento y abrió una nueva brecha entre las dos formaciones.

La coincidencia con los populares en algunas votaciones durante los últimos meses, desde el reconocimiento de Edmundo González como presidente electo de Venezuela hasta su reciente rechazo al gravamen a las energéticas, no ha obedecido en ningún momento a una voluntad de acercamiento estratégico, sino a coincidencias en el plano ideológico. Y, de hecho, en los últimos días se aprecia claramente que las posturas son irreconciliables en el corto plazo, con el popular Miguel Tellado y el jeltzale Aitor Esteban como protagonistas de un agrio enfrentamiento, y la devolución al PNV del palacete de la avenida Marceau de París en medio de los sucesivos cruces de declaraciones.

Imagen del palacete de la avenida Marceu, devuelto al PNV por el Gobierno español

Imagen del palacete de la avenida Marceau, devuelto al PNV por el Gobierno español

LV
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El choque entre el PP y el PNV sube de tono

Julio Hurtado
El choque entre el PP y el PNV sube de tono

Si durante la primera semana de enero el portavoz popular, Borja Sémper, y el líder del PP Vasco, Javier de Andrés, mostraron sus divergencias en torno a la oportunidad de tender puentes hacia los jeltzales, tres semanas después está discusión está más que zanjada. La tesis de Sémper, partidario hace apenas 20 días de “reforzar” la interlocución con el PNV, es hoy papel mojado. Y el PNV se reafirma en que un eventual acercamiento al PP, que ineludiblemente incluye a Vox en la ecuación, resulta hoy inviable.

La polémica del palacete

La subida de tono de los últimos días, en todo caso, ha ido más allá de lo habitual, y dejan para el PNV heridas de las que tardan en cicatrizar, tanto por las descalificaciones (Tellado les llamó “partido aprovechategui”) como por la cuestión que el PP ha utilizado para golpear: la devolución de la sede del Gobierno vasco en el exilio, decretada por el Gobierno español.

“El PNV se ha convertido en el partido aprovechategui para hacer caja. Habíamos visto a Sánchez ganar votos regalando leyes a medida, pero ha pasado a regalar patrimonio público. Aitor Esteban no quería un tractor, quería un palacete en París. Y Sánchez se lo ha dado”, señaló Tellado en redes sociales.

Pero, ¿cuál es la historia del palacete en cuestión? ¿Se trata, como sostiene el PP, de una prebenda que Sánchez “regala” al PNV en detrimento del patrimonio público?

Mikel Aizpuru es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y un gran conocedor del periodo histórico de la Guerra Civil en Euskadi y el exilio del Gobierno vasco. En su opinión, resulta incontestable que tanto el proceso de compra del palacete como la posterior incautación del mismo desmienten los términos con los que el PP se ha referido a este tema.

“Atendiendo a la documentación que tenemos, es muy claro que ese edificio se compra con el dinero de nacionalistas vascos. En concreto, se compra gracias a las aportaciones de nacionalistas vascos que residían en América, como Francisco Belausteguigoitia. El proceso fue complejo, y en él intervinieron personas como Juan de Ajuriaguerra, Antón Irala, Eliodoro de la Torre, Rafael Pikabea o Marino de Gamboa, todos ellos del PNV. Es cierto, no obstante, que algunos de ellos también tuvieron responsabilidades en la Junta de Defensa de Bizkaia y el Gobierno vasco. En algunos momentos del proceso es difícil saber si operan en nombre del partido o a nivel institucional. En aquel momento y aquellas circunstancias la línea que separaba a ambas instituciones era muy fina”, explica.

La gestapo y la II Guerra Mundial

En todo caso, el palacio, situado entre el Sena y los Campos Elíseos, se convirtió en la sede del Gobierno vasco en el exilio del lehendakari José Antonio Agirre, hasta que la Gestapo se lo arrebató por primera vez, en el contexto de la II Guerra Mundial.

“Los alemanes entraron en París en junio de 1940, y en pocos días el edificio fue ocupado. Los diplomáticos españoles, franquistas, no tardaron en aparecer por el edificio, y lo terminaron ocupando. A partir de ahí se produjo un litigio judicial. En 1943 un tribunal de La Rochelle dio la razón a los franquistas. Sentenció que, aunque estaba a nombre de una empresa, quien estaba detrás era el Gobierno vasco. En consecuencia, dictaminaron que debía ser entregado al Gobierno franquista, ya que se trataba de una institución española desaparecida, obviamente a causa de la Guerra y el exilio”, explica Aizpuru.

Landaburu, a la izquierda, junto a Doroteo Ciaurriz, y el lehendakari Agirre, en el año 1948 en San Juan de Luz.

Landaburu, a la izquierda, junto a Doroteo Ciaurriz, y el lehendakari Agirre, durante el exilio. 

Familia Landaburu

El triunfo de los aliados

Un año después, sin embargo, la suerte volvió a cambiar de bando, cuando los aliados recuperaron París. “Los primeros en llegar fueron maquis republicanos, y después llegó un grupo de dirigentes vinculados al Gobierno vasco, entre ellos Francisco Javier de Landaburu o Agustín Alberro. José Antonio Agirre no tardaría en volver de Nueva York a París. Y el edificio volvió a ser la sede del Gobierno vasco, aunque el Ejecutivo franquista siguió demandando que era suyo en base a la sentencia de La Rochelle”, indica el catedrático.

El contexto político global posterior a la II Guerra Mundial propició un nuevo giro. Llega la Guerra Fría, y las relaciones internacionales comienzan a operar en otros términos. “En un contexto de pugna entre las potencias occidentales y la URSS, de anticomunismo, España normaliza paulatinamente las relaciones con las potencias occidentales. Francia no es una excepción. Prevalecen otros intereses, y en 1951 el Gobierno francés, a través de nada menos que François Mitterrand, entonces ministro, entrega a la España franquista el edificio de la avenida Marceau”, concluye Aizpuru.

Una reivindicación histórica

La reivindicación del PNV en torno a la devolución del edificio ha sido una constante desde la restauración de las instituciones democráticas. Se ha negociado con todos los presidentes españoles de la democracia, también con José María Aznar y Mariano Rajoy. Y el proceso ha exigido al PNV otorgar una ingente cantidad de documentación, especialmente al hilo de la reciente investigación de la secretaría de Estado de Memoria Democrática, clave para dar luz verde al traspaso.

Los jeltzales subrayan que la fecha en la que se realizó la transferencia para la compra del palacio ha sido fundamental para dilucidar si ha de ser del Gobierno vasco o del PNV. Tuvo lugar “el 12 de septiembre de 1936, semanas antes de que el 7 de octubre Jose Antonio Agirre jurase el cargo de lehendakari y se constituyese como institución el Gobierno vasco.

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Àlex Tort
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Representantes del PNV, con Andoni Ortuzar en el centro y acompañados de la historiadora Leyre Arrieta

Representantes del PNV, con Andoni Ortuzar en el centro y acompañados de la historiadora Leyre Arrieta, en el centro. 

LV

De esta manera, el PNV da por cerrado este larguísimo proceso y, de hecho, según aseguró este miércoles Aitor Esteban, la caída del decreto ómnibus no trastoca el traspaso del edificio.

El palacio, de 1.300 metros cuadrados, seguirá siendo temporalmente sede del Instituto Cervantes, que pasará a abonar un alquiler a la formación jeltzale. Mientras, el PNV cuenta ya los días para recuperarlo de manera definitiva.

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