Los cementerios están ya listos para el día de más afluencia del año, el de Todos los Santos, que se celebra este miércoles 1 de noviembre, en el que multitud de personas se acercan a dejar flores en las tumbas de los camposantos en los que predomina el silencio durante el resto del tiempo.
Sin embargo, este descanso se rompe en algunos cementerios por el estrépito ocasionado por la afluencia de tráfico de sus inmediaciones, tal y como ocurre en las necrópolis de Las Rozas y Villanueva de la Cañada, donde su cercanía a las carreteras irrumpe en el sosiego de los difuntos.
Uno de los camposantos más singulares es el Cementerio del Cristo, conocido popularmente como el cementerio de la rotonda, por estar situado en medio de una glorieta del municipio madrileño de Villanueva de la Cañada, al que los visitantes acceden a través de un paso de cebra, cuando el tráfico lo permite.
Las Rozas: suelo cedido por un particular
Este lugar fue inaugurado en 1933 y en 2002 tuvo que dejar de recibir entierros debido a la expansión urbanística que vivía la zona, que provocó que los muros de este emplazamiento acabasen situados en medio de una rotonda.
“Desde el Ayuntamiento se ha respetado el deseo de las familias que continúan teniendo allí a sus seres queridos, dándoles el tiempo que necesiten para trasladar los restos”, ha subrayado el Consistorio de Villanueva de la Cañada.
Otro de los casos en los que la gran afluencia de tráfico rompe el descanso de los difuntos es el del cementerio viejo de Las Rozas, donde sus muros delimitan una parcela prácticamente aislada entre la Vía de Servicio y la A-6, a la que únicamente se puede acceder por la salida del kilómetro 18 de la autovía.
Los 1.850 metros cuadrados que ocupa este camposanto fueron donados a inicios del siglo XX por un vecino del pueblo, “con la única condición que se dedicase a Cementerio Municipal”, según relata el Consistorio de Las Rozas, ya que “el día que esta necrópolis desaparezca, los terrenos volverán a ser propiedad de los herederos”.
Este emplazamiento, que ha quedado atrapado, tanto entre ambas calzadas, como en el tiempo, está incluido en el Borrador del Catálogo de Espacios Protegidos de Las Rozas, al tratarse de uno de los pocos lugares del municipio que perduran tras las Guerra Civil.
En este sentido, según ha señalado el Ayuntamiento de Las Rozas, este lugar, que alberga casi 300 sepulturas, “se ha protegido como yacimiento arqueológico o paleontológico documentado”.
Este día de Todos los Santos, el incesante sonido de los motores de coches y camiones se verá interrumpido por los familiares y amigos de los pocos difuntos que aún permanecen en estos reducidos camposantos, a los que acceder se convierte en una pequeña aventura.