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La original idea de un teatro para desconectar el móvil

Durante la función

La Colmena de Santa Coloma de Gramenet reparte a los espectadores fundas imantadas para depositar el teléfono y evitar la luz de las pantallas a los actores y al público

Fundas para guardar el móvil en el teatro La Colmena de Santa Coloma de Gramenet

La Colmena

El último incidente ocurrió hace menos de un mes en el Teatro de Las Esquinas de Zaragoza cuando Lola Herrera -mientras representaba Cinco horas con Mario sobre el escenario- tuvo que parar el espectáculo por un teléfono que estuvo sonando un buen rato. El sonido y la luz de las pantallas de los móviles sigue siendo algo habitual en las salas de teatro y cine a pesar de los reiterados avisos para que se apaguen. En Santa Coloma de Gramenet, el teatro La Colmena ha ideado un sistema para evitar la distracción de los actores y actrices así como de su público asistente: unas fundas opacas para depositar el móvil mientras dure la función que no pueden abrirse hasta que termine el espectáculo.

“La gente ya no puede estar en una función sin consultar en algún momento el móvil y la luz que desprende la pantalla molesta mucho más de lo que se piensan”, afirma Andreu Banús, director del teatro La Colmena. Precisamente Banús cita situaciones como la comentada sobre Lola Herrera, “casos de funciones paradas de actores y actrices muy enfadados con esta situación de incomodidad”. “Y queríamos darle la vuelta”, añade el director.

La luz que desprende la pantalla molesta mucho más de lo que se piensan”

Andreu BanúsDirector del teatro La Colmena

Los miembros de La Colmena reconocen que los espectadores no prestan atención al aviso que se da antes de empezar cada obra de teatro. “Nosotros hacemos el símil con la tripulación de cabina de los aviones: siempre nos dan instrucciones en casos de emergencia pero nadie les hace caso”, dice Banús. Por ello pensaron en alguna acción creativa que planteara una posible solución a este problema.

“Salieron varias opciones como los inhibidores de frecuencia pero no están permitidos o una especie de guardarropa, pero dejar el móvil bajo la responsabilidad de otra persona era algo sensible”, reconoce Banús. Tras este planteamiento, en La Colmena idearon una mezcla de los dos sistemas: un recipiente -en este caso una funda- que cada uno tiene bajo control pero que cuando se cierra no puede volverse a abrir.

Desconexión digital para conectar con el teatro

En el teatro La Colmena de Santa Coloma de Gramenet ya no se escuchará aquella voz en off que avisa que tenemos que apagar el teléfono. Cuando los espectadores entran en la sala, se les reparte la bolsita pero no se les explica nada. Es antes de empezar el espectáculo cuando la entidad hace una presentación. En ese momento, se explica la iniciativa “y hacemos un ritual de desconexión digital y conexión con el teatro”, señala el director.

El eslogan de La Colmena es Conecta con el teatro, precisamente en alusión a desconectar de lo demás. Es entonces cuando los espectadores pueden depositar el teléfono en la funda y cerrarla con el elemento imantado que requerirá de un aparato específico para abrirla. “Hasta que no acaba la función no volvemos a hacer el ritual de entrega de la conectividad, abriendo las bolsas a la salida de la sala”, añade Banús.

Casos curiosos

No todo el mundo cumple con el trato

La entidad reconoce que el público ha aplaudido la iniciativa. “La mayoría hace caso”, apunta el director. También se han encontrado con casos curiosos. Espectadores que dicen que sí que guardarán el teléfono, pero que disimuladamente no lo hacen, personas que han ido al teatro sin el teléfono (“qué casualidad”, piensa Banús) o aquellos que dicen que no pueden desconectar el móvil porque no recuerdan el número PIN para volverlo a conectar. “También hay personas a las que ves que les genera cierta ansiedad ya que te dicen que tienen que estar localizables”, detalla Banús. “Estamos recogiendo muchas anécdotas que nos definen como sociedad tecnológica”, agrega.

En este pequeño teatro de Santa Coloma empezaron a usar las fundas imantadas en octubre, con el inicio de las funciones regulares de la temporada. Desde entonces, están instaurando este hábito entre su público. Los integrantes de La Colmena creen que quizás es difícil aplicar este sistema en salas grandes pero recomiendan a los responsables de los teatros pensar en soluciones creativas “que vayan más allá de las prohibiciones”, cree Banús. “Nosotros hemos intentado acercarnos al público y hacerle cómplice tanto de la problemática como de la solución”, asegura.

En Santa Coloma no se han encontrado en situaciones como la de Lola Herrera, la de tener que parar un espectáculo, pero reconocen que las plateas de los teatros ahora son “como árboles de Navidad, se van encendiendo luces todo el rato”, concluyen desde La Colmena.

Generar conciencia

Invitar a la reflexión

La Colmena se fundó en Santa Coloma en 1916 como cooperativa de consumo y poco a poco se convirtió en un espacio de encuentro y en un referente cultural en la ciudad. La sección de teatro se inició en 1929, “y se ha convertido en una tradición que ha pasado de padres a hijos”, recuerda Joan Fernández, miembro de la entidad centenaria. En 2014 estrenaron nueva sede cuando el teatro amateur de la entidad cobró fuerza e instauró funciones regulares de temporada. “Con este nuevo espacio esperamos tener más producción y que haya una respuesta por parte del público”, dice Fernández.

El teatro de La Colmena tiene un aforo de 60 personas. Los impulsores de esta iniciativa saben que es más fácil llevarla a cabo en una sala pequeña. “Nuestra voluntad es generar conciencia que tenemos que hacer algo para que los móviles no dominen el devenir de una función teatral”, comenta Banús.