El Joventut de Badalona recibió este verano una de las mejores noticias de los últimos años cuando se confirmó la entrada de nuevo capital privado en su sociedad deportiva, de la mano de uno de los activos empresariales con más proyección y estabilidad de Catalunya y España. Scraton Enterprises, grupo inversor vinculado a la familia Grífols, al mando de una farmacéutica de alcance internacional, se ha convertido en el accionista mayoritario de la entidad deportiva en un proceso de ampliación de capital clave para la supervivencia y progreso de la Penya. Se abre un nuevo escenario en el que la relación entre la entidad y el Ayuntamiento podrá distenderse, tras unos meses de alto voltaje por la situación económica extrema, y en el que la junta directiva podrá ponerse a trabajar en asignaturas pendientes como volver a traer grandes conciertos al Olímpic, que reviertan tanto en la propia Penya como en la ciudad.
El emblemático club se acercó al borde de la liquidación este mismo 2018, cuando la decisión estuvo a punto de precipitarse debido al ahogo económico. La Junta de Accionistas aprobó hace un mes la incorporación de Scranton, que repercutirá a diferentes niveles en la actividad del club y en su relación con la ciudad. También respetará la esencia y los valores de la Penya, que deposita en el basquet base y en la filosofía de cantera su intangible más destacado. Así lo afirma el presidente de la entidad, Juanan Morales: “Creemos que hemos elegido la mejor opción, por la implicación de Scranton con lo que hacemos. Nos conocían y no quieren cambiar nuestros valores; quieren garantizar el modelo y eso es muy importante. Ponernos en manos de alguien que no conociera en profundidad la filosofía Penya habría sido un poco peligroso”.
Creemos que hemos elegido la mejor opción, por la implicación de Scranton con lo que hacemos. Nos conocían y no quieren cambiar nuestros valores”
La entrada de capital no los convierte ahora en un club rico, como insiste en remarcar el dirigente verdinegro, ni derivará en grandes fichajes. Sencillamente servirá para enjuagar buena parte de las deudas de la sociedad deportiva y dejará “un pequeño fondo de maniobra” para acometer mejoras y potenciar ciertos aspectos como el marketing y la optimización de ingresos. Algo en lo que también podrá contribuir, probablemente, será a relajar la relación con el Ayuntamiento que, sobre todo estos últimos dos años, se ha estrechado y ha pasado por picos de tensión.
El Joventut ha experimentado durante 2017 y 2018 la necesidad puntual de liquidez que ha derivado en un ‘tira y afloja’ con el Consistorio badalonés para percibir con celeridad ayudas y subvenciones a cuyos plazos la administración no siempre se ha podido adaptar. “Es cierto que el trato con la administración tiene una serie de complejidades que hacen que las cosas, por motivos a primera vista inexplicables, se bloqueen y se paren, y eso en situaciones de extrema necesidad genera mucha tensión”, admite Morales. Asimismo, el presidente de la entidad subraya la buena relación y comunicación con el anterior gobierno local y con el actual. “El Ayuntamiento es consciente del valor que tiene la Penya para la ciudad”, sentencia.
Un patrocinio público de más de 3 millones
El patrocinio que el ejecutivo municipal selló hace casi un año con el club, bajo el lema Badalona ÉS futur, sigue en pie, al margen de Scranton. Según el mismo, el Joventut percibirá 3,2 millones de euros en cuatro años, a razón de 800.000 euros anuales, además de la condonación de casi dos millones de deuda en concepto de IBI por el pabellón olímpico, propiedad municipal pero bajo gestión del club. En ese sentido, que desaparezca la necesidad acuciante de ingresos podrá ayudar a destensar la relación bilateral si se producen imprevistos de trámite, pero Morales considera que tampoco se pueden relajar. “Espero que quite un poco de dramatismo a la situación, pero no podemos hablar de relajación, porque el trabajo que nos queda por delante es grande y así debe ser, también por lo que implica el control del dinero público”, explica.
El gobierno local que desde junio encabeza el PSC valora muy positivamente la reciente entrada de Scranton en el accionariado del club badalonés, y creen que es un movimiento que refuerza la apuesta por la ciudad. Por otro lado, el alcalde Álex Pastor remarca la buena relación que existe con la directa del Joventut. “La entrada de capital privado, sabiendo que se mantendrán el espíritu y los valores que han hecho grande a la Penya, debe permitir más estabilidad y sostenibilidad, y, en consecuencia, más visibilidad. Eso es positivo para todos”, afirma la exalcaldesa Dolors Sabater.
Como una de las principales responsables del acuerdo de patrocinio, la edil de Guanyem mantiene que es “una buena fórmula para ayudar al club a corto y largo plazo, con un retorno claro y cuantificado”, y recuerda que “hay que seguir garantizando que las contrapartes de la Penya se mantengan”. El Ayuntamiento licita a día de hoy un servicio para analizar, los próximos años, el impacto del patrocinio, cuantificarlo y justificarlo.
Recuperar el Palau Olímpic como espacio de conciertos
Una vez estabilizada la situación del club, otra de las asignaturas pendientes de la ciudad es que el pabellón vuelva a ser un polo de atracción de importantes acontecimientos multitudinarios, como conciertos o grandes fiestas. Actividades que dejó de acoger hace unos tres años por problemas con respecto a las normativas de seguridad, que no ha podido subsanar desde entonces.
“Estamos hablando con el Ayuntamiento y dando pasos porque a todas las partes nos interesa que Bruce Springsteen venga al Palau”, bromea el presidente Morales, que destaca la buena ubicación del equipamiento y su calidad, que le valió el premio Mies Van der Rohe de arquitectura. El dirigente explica que se deben hacer adecuaciones en lo que a la seguridad de las personas y sus correctos accesos, salidas y evacuación de la pista se refiere. Lo complicado, de hecho, no son las obras, sino los permisos, procesos administrativos y licencias a expedir, también por parte de Bombers y la Generalitat. “Es un proceso que requiere su tiempo, pero esperamos que durante esta temporada se pueda avanzar”.
El Ayuntamiento instó a la Penya en 2015 a cesar los actos multitudinarios por motivos de seguridad
Fuentes municipales de Urbanismo remarcan que el problema reside en las evacuaciones, por si se diera una situación de emergencia, al estar la pista del pabellón pensada para unas decenas de personas, no para unos centenares o miles, como puede ser el caso de un gran concierto. En esa dirección, el objetivo sería poder disponer de una licencia permanente de grandes acontecimientos, lo que ofrecería seguridad técnica y jurídica y no supondría tener que presentar y elaborar un plan particular para cada acto, como sucedía antes. Algo que muchas veces podía hacer que los productores o empresas de eventos se replanteasen la ubicación.
La inversión necesaria sería “razonable”, explican el Ayuntamiento, pero se debe decidir todavía cómo se reparte ese peso, ya que las instalaciones son públicas pero las gestiona el club, que también podría sacar rédito de los conciertos. En cualquier caso, exponen que se está trabajando, y que tanto Joventut como Consistorio ven con buenos ojos que el equipamiento vuelva a atraer a grandes artistas. También lo ve así la exalcaldesa, quien hubo de instar a la Penya en 2015 a cesar los actos multitudinarios: “Estuvimos trabajando mucho en esa dirección, tanto club como Ayuntamiento. Con instalaciones antiguas y normativas nuevas se encuentran dificultades, pero esperamos que los informes sean positivos”, declara Sabater.