Diez grandes ciudades europeas, Barcelona entre ellas, se han aliado para reclamar un papel más activo en el diseño de las políticas comunitarias en materia de vivienda y poder administrar más directamente los fondos europeos que se destinan a esta cuestión.
Los alcaldes de París, Roma, Amsterdam, Bolonia, Budapest, Milán, Lisboa, Leipzig, Lyon y Barcelona, en representación de 13,5 millones de ciudadanos, firman la misiva dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En primer lugar sitúan la crisis de la vivienda que afecta a ciudades y regiones metropolitanas como uno de los retos que hay que abordar con rapidez y eficacia.
“La falta de vivienda social y asequible, el incremento del precio de los alquileres y de los inmuebles, nos abocan a una problemática compleja que afecta sobre todo a la población joven y a las clases trabajadoras”, esgrimen en la misiva. Los diez alcaldes, como responsables del nivel de gobierno más próximo a la ciudadanía, piden iniciar contactos para desarrollar una agenda de trabajo conjunto que las sitúen en el centro de las políticas estructurales para la vivienda en la Comisión Europea.
Concretamente reclaman un asiento fijo en los espacios de toma de decisiones para aportar su experiencia y conocimiento sobre las necesidades reales. Piden articular una vía rápida para las ciudades de acceso a los fondos de la UE destinados a medidas para paliar la falta de vivienda asequible y para la lucha contra el sinhogarismo y que parte de los Fondos de Cohesión de la UE se canalicen directamente a los gobiernos locales.
Esta alianza de grandes ciudades europeas, llega del trabajo que los gobiernos municipales están llevando a cabo en clave en las redes de organizaciones como Eurocities o el C40. La carta la firman Anne Hidalgo, de París; Roberto Gualtieri, de Roma; Femke Halsema, de Amsterdam; Matteo Lepore, de Bolonia; Gergely Karácsony, de Budapest; Giuseppe Sala, de Milán; Carlos Moedas de Lisboa; Burkhard Jung, de Leipzig; Bruno Bernard, presidente de la metrópoli de Lyon y el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.