La construcción de la nueva reserva de animales del zoo de Barcelona en el solar donde estuvo del Aquarama, el antiguo hogar de la orca Ulises, anunciada cuando se derribó, hace dos años y medio, se ha desencallado. La actuación, de la que no se ha sabido nada en todo este tiempo, ya cuenta con un proyecto ejecutivo avalado por el Ayuntamiento. La comisión de gobierno lo aprobó el 5 de diciembre. BSM, la empresa municipal que gestiona el parque, prevé licitar las obras después de las fiestas navideñas. Los trabajos, con un coste estimado de 2,4 millones de euros (IVA incluido) y una duración de ocho meses, se esperan comenzar en mayo para que el equipamiento pueda estrenarse el primer trimestre del 2026.
La futura instalación albergará de manera provisional y con las debidas condiciones de bienestar los animales que se vean afectados por las obras de mejora del parque. “Para nosotros es un proyecto muy importante, porque ahora no tenemos un espacio adecuado y polivalente para este uso”, explica el director del zoo, Sito Alarcón. Actualmente se dispone de un pequeño equipamiento en el otro extremo del parque, junto al paseo Pujades. “El nuevo –prosigue– admitirá diferentes tipologías de animales, por ejemplo, los que no necesitan determinados niveles de frío o calor y los que requieren de climatización, porque no es lo mismo reubicar una gacela que un cocodrilo”. Además, añade, “será polivalente, modular, se podrá adaptar a las necesidades de cada momento”.
El equipamiento requerirá ocho meses de trabajos y una inversión de 2,4 millones de euros
Según consta el documento recién aprobado, la reserva tendrá tres instalaciones cubiertas con dormitorios, que sumarán una superficie construida de 416,43 metros cuadrados, ubicadas en los extremos del solar, y cinco patios exteriores, que se extenderán en el área central, con otros 1.321,44 metros cuadrados. Todos los espacios cubiertos dispondrán de habitaciones y salas técnicas de instalaciones. Se construirán con elementos prefabricados de hormigón armado ensamblado in situ con posibilidad de desmontaje. El entorno de la reserva, que no estará abierta al público, se adecuará con vegetación.
El primer edificio tendrá una única planta y altura mínima interior de 3,5 metros, con una superficie de 189,93 metros cuadrados distribuida en tres dormitorios, una reserva exterior, una zona de cuidadores, un espacio de cocina y pajar. La segunda construcción, también de una planta y altura mínima interior de tres metros, constará de 155,92 metros cuadrados para tres dormitorios, una zona de cuidadores y dos reservas para aves. La tercera, también de una planta y altura mínima interior de tres metros, tendrá 68,32 metros cuadrados repartidos en tres dormitorios y una zona de cuidadores.
Los cinco patios exteriores dispondrán de elementos de mobiliario como rocas, troncos, burladeros, elementos para proteger los animales del viento y la lluvia, abrevaderos e incluso decorados que imiten paisajes de los hábitats naturales. Dos, de 465,33 y 356,75 metros cuadrados, respectivamente, se destinarán a animales, tipo búfalos. Otro, de 372,03 metros cuadrados, será para especies de tamaño mediano, como el lince ibérico y puntualmente aves. Y dos más, de 105,72 y 46,85 metros cuadrados, serán para aves y dispondrán de sendos lagos.
Nuevos accesos de la Ciutadella
En el proyecto de la nueva reserva se motiva su ubicación en los terrenos donde estuvo el Aquarama, en el extremo mar del zoo, por la necesidad de liberar los terrenos de la actual instalación, en el lado montaña, para cederlos al Ayuntamiento. El director del parque, Sito Alarcón, asegura que el traslado se va a llevar a cabo para disponer de unas instalaciones más preparadas, que aseguren mejor el bienestar animal, y que no ha recibido ninguna instrucción respecto a la citada cesión de espacios. En cualquier caso, justo allí –en la confluencia de Meridiana, Pujades y Wellington– se prevé abrir un nuevo acceso a la Ciutadella, tal y como consta en su plan director. Y un poco más abajo, en Wellington, figura otra entrada para la que se propuso una pasarela peatonal elevada sobre el zoo por detrás y un lateral del Parlament para llegar a la plaza de Joan Fiveller.