Muchos ciclistas de la ciudad dicen que el carril bici del paseo Sant Joan es una delicia, de los mejores de Barcelona, pero que cuando llegan a la plaza Tetuán se encuentran con un difuso camino de arena que han de compartir con los peatones. Y los peatones tampoco van a gusto. No les hace gracia que las bicicletas pasen raudas a su vera. Unos y otros piden segregar los caminos.
Vecinos del Putxet i el Farró lamentan que la zona canina del parque del barrio murió de éxito hace mucho, que allí acuden regularmente más de 400 perros; tantos, que se estresan, y la gente que los lleva no tiene ni asientos ni sombras, y encima el lugar se encuentra al final de una escarpadísima cuesta que pide juventud a las piernas. El barrio necesita un espacio de esparcimiento perruno en condiciones.
Son algunas de las 1.739 propuestas ciudadanas recogidas por el Ayuntamiento los dos últimos meses en el marco de la segunda edición de los presupuestos participativos. El gobierno del alcalde Jaume Collboni invita así a los barceloneses a decidir cómo nos gastamos 30 millones de euros durante los próximos tres años.
Las iniciativas han de ser proyectos concretos para la mejora del espacio público, la revitalización de equipamientos o la adquisición de bienes, y distribuirse de un modo equitativo por sus diez distritos. Y muchos barceloneses están aprovechando la oportunidad para elaborar su propio plan Endreça y sacar a la luz tantos apaños olvidados con los que conviven de modo cotidiano.
¿Vieron el estado del puente Marina?, inaugurado en 1928 entre los fastos previos de aquella Exposición Universal. “Las columnas donde estaban colgadas las farolas están envueltas con redes para evitar que caiga nada sobre los peatones o los que hacen deporte en las pistas que están debajo –dice la propuesta del archivo histórico del barrio de Fort Pienc–. También vemos humedades, grietas y otras deficiencias”.
Otras muestras del examen vecinal: la disposición de la estación de Bicing de la calle Sant Antoni Maria Claret obliga a sus usuarios a la hora de desenganchar las bicis a ocupar el carril de circulación, echan de menos un semáforo para cruzar seguros la calle Alfons el Magnànim a la altura de la parada de metro de Besòs Mar, piden pérgolas que den sombra en la rambla de Badal, también vallas que frenen a los jabalíes en los jardines Frederica Montseny...
Y vestidores inclusivos en el anillo olímpico, lavabos públicos más allá de Ciutat Vella, que renueven las barandas que ayudan a tantos a subir por las empinadas calles del Carmel, una nueva señalización que mejore la seguridad de niños, gente mayor y personas con problemas de movilidad ante el tráfico de furgonetas en la calle Elisabets...
Luego de clicar el enlace con más seguidores en el portal decidim.barcelona, aparece la iniciativa de cinco asociaciones de padres de alumnos del Poblenou que reclaman al Ayuntamiento que amplíe las zonas peatonales en los alrededores de cinco escuelas del barrio y que rebaje la velocidad de los vehículos que por ahí circulan.
La verdad es que estos primeros puestos varían cada día. Todo depende de cuántas entidades apoyen cada iniciativa. En esta clasificación también pisa con fuerza la remodelación de las pistas deportivas del Guinardó para que los chavales que juegan al hockey sobre patines y otros deportes a los que no le va mal un techo no tengan que desplazarse tan lejos.
“Estamos muy contentos con la participación ciudadana –señala Lluís Rabell, concejal del plan de barrios–. En la primera edición se presentaron más propuestas, pero esta vez están mucho más elaboradas. Además, tenemos iniciativas de los 73 barrios de Barcelona”. Los técnicos municipales evaluarán ahora la viabilidad de las propuestas. Luego, en febrero, tras esta criba, la gente podrá votar las que prefiera. Las 25 propuestas con más apoyos de cada distrito pasarán a una ronda final. “La idea es que finalmente se lleven a cabo unas 75”.