Nueva controversia navideña en Barcelona, en esta ocasión en el Raval. Las tradicionales luces ya no son navideñas, son luces de invierno, y este cambio de denominación está desatando un intenso debate vecinal en el barrio. ¿Acaso no estamos hablando de la Navidad?, se preguntan no pocos en las redes sociales. Pues se ve que no, se responden otros.
La verdad es que a este respecto llueve sobre mojado en la capital catalana, luego de que el gobierno del alcalde Jaume Collboni decidiera sustituir y el tradicional y normalmente polémico pesebre de la plaza Sant Jaume por una gran estrella llamada Origen que, según sus propios autores, remite a la gran explosión que dio origen al universo.
¿Es que nos tenemos que olvidar del origen de la Navidad?, abundan los vecinos más molestos, en las redes sociales y también en las calles. ¿Es que nos tenemos que olvidar de nuestras costumbres y tradiciones, de nuestra cultura?, se vienen a preguntar otros. ¿Qué diantres son las luces de invierno? ¿qué celebramos por estas fechas? ¿el frío?
Otros vecinos del Raval, sin embargo, aplauden la iniciativa de los comerciantes, entienden que estas luces de invierno se tratan en verdad de una muestra de la búsqueda de puntos de encuentro en un barrio que siempre se esforzó por superar los problemas que muchas veces suponen las diferencias culturales.
La principal asociación de comerciantes del barrio, el Eix Comercial del Raval, explicó este mismo martes en un comunicado que la vocación de esta singular decoración es la mostrar el carácter multicultural del barrio. “Queríamos ser diferentes y apostar por un estilo que explique cómo somos en el barrio”, subraya la entidad.
La asociación de comerciantes detalla que estudiaron diversas propuestas llamadas a destacar el carácter cosmopolita del Raval, y que finalmente se decantaron por la del diseñador de la calle Peu de la Creu Imanol Ossa. “En un barrio tan multicultural, las luces de carácter religioso no tienen mucho sentido”, agrega la entidad.
“Además -añade el propio diseñador de esta decoración- estas guirnaldas son de alquiler, lo que evita el problema de almacenarlas todo el año. Ahora están en el Raval, pero después tendrán nuevas vidas, quizás en la Feria de Abril de Sevilla o en fiestas de pueblo en el Empordà. También podrían reutilizarse en las fiestas del barrio, añadiendo bolas de disco o estrellas"
De todas formas, y pese a que en algunos momentos la controversia vecinal ya alcanzó algunos tonos más inquietantes, la decoración navideña del Raval acostumbra a presentar motivos muy singulares. Otros años, por ejemplo, las luces devinieron en un sentido homenaje a la cultura gitana y a la rumba, muy arraigada en algunas de estas calles.
Y también no hace mucho las luces evocaron a los propios vecinos del barrio, dibujando los contornos de imágenes reales de personas que viven en este lado de la ciudad a fin de transmitir mensajes de fraternidad, solidaridad, hermandad... Aquellas imágenes, si bien no tenían un carácter religioso, sí que se antojaban de algún modo navideñas.
El presupuesto de estas luces es de 65.000 euros. El Ayuntamiento subvenciona el 75%, como en todos los barrios. Y suman 4.195 metros lineales, así como 42 motivos en las farolas de la Rambla del Raval. “Son mucho más que una simple decoración navideña -insisten los comerciantes-. Son un llamamiento a descubrir los comercios y rincones que hacen único al Raval”.
“Calles como Tallers, Joaquín Costa, Ferlandina, Valldonzella, Peu de la Cruz, Sant Pau o las plazas Salvador Seguí y Vicenç Martorell se convertirán en el escenario perfecto para vivir una Navidad llena de proximidad y autenticidad, una invitación para descubrir que el Raval es principalmente proximidad y diversidad”.