A las ciudades mediterráneas nos definen los barrios, la vida en las plazas y en los mercados. Los barrios simbolizan nuestro perímetro de vida en común, el espacio de convivencia y vecindad. Es en los barrios, de hecho, donde los fenómenos globales repercuten de manera más tangible. La diversidad se encuentra en los barrios y es allí donde debemos ser capaces de construir nuevas identidades compartidas desde el respeto y la convivencia.
La gran cuestión del 9º Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo, que se celebra en Barcelona, es la paz. La necesidad imperiosa e inaplazable de paz. Hoy volvemos a tener barrios devastados en la orilla oriental de nuestro mar. Gaza es hoy “el campo de batalla de la humanidad”, como ha escrito en este diario Xavier Mas de Xaxás.
Queremos un Mediterráneo que sea un espacio compartido de prosperidad y esperanza
Se cumplen 31 años de la firma de los Acuerdos de Oslo entre Isaac Rabin y Yaser Arafat. Pero donde hace 31 años había un rayo de esperanza, hoy hay desolación. No hay paz en Palestina, ni en Gaza ni en Cisjordania. Tampoco en Israel ni en el Líbano.
No podemos, no debemos resignarnos, ni humana ni políticamente, a que este conflicto se eternice. Barcelona no se resigna, y llama a las ciudades a erigirnos en agentes activos de paz.
Barcelona ha sido y es una ciudad comprometida con la paz. Lo demostró cuando el alcalde Pasqual Maragall abogó en 1992 por una tregua olímpica en guerra de la antigua Yugoslavia. O cuando convertimos Sarajevo en el undécimo distrito de la ciudad para canalizar nuestra ayuda y colaboración. Y reafirmamos este compromiso impulsando el Proceso de Barcelona en 1995 y los acuerdos de hermanamiento entre Barcelona, Gaza y Tel Aviv.
La implicación de Barcelona con la paz en Oriente Próximo y la cooperación euromediterránea le permitió ser elegida en 2010 como la sede del secretariado general de la Unión por el Mediterráneo. El nuestro es un compromiso con la paz, la cooperación y el progreso sostenible en toda la cuenca del mar que compartimos. Una cooperación que debemos reforzar y multiplicar las ciudades.
Las ciudades mediterráneas debemos ser agentes de paz mientras trabajamos para construir horizontes deseables. Partimos de una ventaja geográfica innegable, ya que nuestro mar conecta tres continentes. Pero el Mediterráneo sigue siendo hoy una de las brechas de desigualdad más importantes del planeta. Por ello necesitamos más proyectos de inversión productiva que generen puestos de trabajo en toda la cuenca. Solo así podremos ofrecer horizontes de esperanza y de progreso.
Necesitamos más inversión empresarial, más implicación institucional europea y más cooperación entre ciudades.
Hoy, las ciudades mediterráneas necesitamos renovar nuestra forma de entendernos y relacionarnos. Barcelona quiere instar a un cambio de enfoque centrado en dos aspectos: primero, reconocer que el Mediterráneo no es el vecino del sur, sino parte central del proyecto europeo; y segundo, entender que las ciudades, como la escala más próxima, deben ser los nodos de activación de las políticas de transformación económica que necesitamos.
Estas dimensiones nos ayudan a proyectar una visión positiva del Mediterráneo frente a los populismos que pretenden sumirnos en el miedo y la xenofobia, en la oscuridad.
Este 9º Foro de la Unión por el Mediterráneo debe ser una llamada a la acción. Ha llegado el momento de que el Mediterráneo ocupe un lugar central en la política europea. Necesitamos un mar concebido no como frontera ni mucho menos como sepultura, sino como espacio compartido de prosperidad y esperanza.