Las altas temperaturas obligan a reducir la velocidad en Ferrocarrils

Infraestructuras

Las limitaciones se activan cuando hace calor en los ramales de Manresa e Igualada por peligro de deformaciones en las vías

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Un tren sale de la estación de Olesa de Montserrat hacia Manresa

Ana Jiménez

Los viajeros de Ferrocarrils en las líneas de Igualada y Manresa deberán tener en cuenta a partir de ahora la previsión meteorológica cuando quieran viajar en tren. Si hay ola de calor, deberán sumar casi media hora más al tiempo de desplazamiento habitual.

El motivo son los efectos que el calor desmesurado puede provocar sobre las infraestructuras en algunos momentos del verano. No es raro que se superen los 40 grados en diversos tramos de la Catalunya central por donde circulan las líneas del Llobregat-Anoia de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) y esas altas temperaturas pueden provocar los temidos garrotes . Este concepto del argot ferroviario se produce cuando los carriles de las vías se deforman por las altas temperaturas. Su efecto puede ser el descarrilamiento de los trenes cuando pasan por ese punto.

Protocolo activado cuando se superan los 38 grados

Los maquinistas han tenido algunos sustos en los últimos años, y, para evitar que acaben mal, FGC ha decidido estrenar este verano un nuevo procedimiento: limitar la velocidad de los trenes en los ramales de Manresa e Igualada entre las dos y las ocho de la tarde si se superan los 38 grados de temperatura ambiente, que en el acero sobre el que circulan los convoyes puede ser mucho más. Son las seis horas en las que se alcanzan temperaturas más altas en las vías, cuando no es solo el calor que haga en ese momento, si no todo el acumulado de la jornada, lo que puede provocar dilataciones indeseadas.

De este modo, en los días más calurosos, los trenes de las líneas R5 (Manresa) y R6 (Igualada) circulan a una velocidad menor para permitir reaccionar con seguridad a los maquinistas si detectan visualmente una desviación de los carriles por los que van y vienen los convoyes en tramos que son en su gran mayoría de vía única.

El protocolo se activó por primera vez el lunes 29 de julio y se mantuvo vigente el 30 y 31 de julio, a la vez que estaba activa la alerta del plan de Protección Civil de Catalunya (Procicat) por calor muy intensa. La aplicación no fue comunicada a los usuarios en ningún momento por parte de la compañía de la Generalitat, que optó por atribuir los retrasos de hasta 25 minutos a unas enigmáticas “inclemencias meteorológicas” que los usuarios no alcanzaban a entender cuando lo escuchaban por megafonía abrasados en el andén de plaza Espanya.

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Una pasajera en la estación de Olesa de Montserrat

Ana Jiménez

Fuentes de la operadora defienden que “al tratarse de un procedimiento nuevo ya se han detectado posibilidades de mejora”. Aunque desde entonces no se ha vuelto a activar el plan de protección civil por ola de calor –estos últimos días el que ha estado vigente es el Inuncat de inundaciones–, los responsables de la operativa de FGC apuntan que en la próxima ola de calor “se ajustarán las limitaciones de velocidad para reducir los retrasos generados”.

La medida en cuestión forma parte del plan de adaptación al cambio climático de la infraestructura ferroviaria que lleva a cabo FGC desde el año pasado. Son un conjunto de medidas por valor de 36 millones de euros hasta el 2026 para hacer el servicio ferroviario más resiliente frente a los efectos de los cambios bruscos de temperatura, ya sea en verano por las altas temperaturas, como en invierno por el extremo contrario.

La infraestructura se está adaptando para más situaciones extremas en las curvas, donde es más susceptible

Las traviesas –las piezas transversales situadas bajo las vías que sujetan los dos carriles y que antiguamente eran de madera y ahora son de hormigón– juegan un papel crucial en ese sentido. Una de las actuaciones más destacadas del plan se llevó a cabo el pasado otoño con la renovación de 6.500 traviesas que ya estaban en el fin de su vida útil en diferentes tramos del trazado entre Manresa y Olesa de Montserrat.

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Las piezas de hormigón bajo las vías que se ven entre las piedras son las traviesas, también renovadas en esta imagen de archivo de unas obras del túnel entre l'Hospitalet y Cornellà

Mané Espinosa

Con el objetivo de reducir la dilatación de los carriles durante los episodios de altas temperaturas, se implantaron unas nuevas traviesas con tacones que aportan más resistencia lateral. Se han puesto en las curvas “porque son los puntos de la vía más susceptibles de sufrir dilataciones de carril”, según explican los expertos de FGC, apuntando también que “las vías de ancho métrico –como la de la línea Llobregat-Anoia– son las más expuestas a estas incidencias”. Esto también explica los motivos por los que la medida afecta a los ramales de Manresa e Igualada, pero no a la línea del Vallès, donde el ancho estándar le aporta una robustez mayor a la infraestructura.

El plan de adaptación al cambio climático de FGC también plantea pintar los carriles de blanco para que no absorban tanto calor, aunque aún no se ha puesto en práctica. Sí que lo ha hecho el País Vasco, donde el Euskotren sufrió un descarrilamiento por un garrote hace dos años. No hubo heridos, pero puso en alerta al sector.

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