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El PSC y ERC acercan posiciones en Barcelona a la espera de la investidura de Illa

Política municipal

Jaume Collboni supedita la continuación de las obras del tranvía a un acuerdo de presupuestos con los comunes

Jaume Collboni se abanica mientras preside el último pleno municipal antes de las vacaciones de verano

Mané Espinosa

El tranvía ha empezado a circular a modo de pruebas entre Glòries y Verdaguer con un Jaume Collboni gobernando en minoría. Cuando llegue a Francesc Macià, quizás en el 2027, el alcalde socialista pretende estar más acompañado, ya sea únicamente por ERC o incluyendo a los comunes en la ecuación. La cuestión, más que de la unión del tranvía por la Diagonal, dependerá de lo que acabe sucediendo cerca de la estación terminal de la T4 –Ciutadella–, donde en los próximos días se debe aclarar el futuro político de Catalunya.

A la espera de saber si Salvador Illa acaba presidiendo la Generalitat, Collboni ha aprovechado este viernes una pregunta de los comunes en el último pleno municipal antes de las vacaciones para instarles a apoyar los próximos presupuestos municipales si quieren que se lleven a cabo las obras de la segunda y definitiva fase del tranvía por la Diagonal. Era un mensaje directo tanto a ellos como a los republicanos. 

“Sin presupuestos en el Ayuntamiento y en la Generalitat, no se podrá hacer”, ha remarcado Collboni, que tiene previsto presentar la semana que viene el proyecto ejecutivo de las obras. Con ese documento listo, solo faltará licitar unos trabajos que dependen de la inversión municipal para la parte urbanística y de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) –órgano en el que tiene mayoría la Generalitat– para la compra de nuevos trenes y construcción de la infraestructura.

Los socialistas y los republicanos van a la una en cuestiones centrales para la ciudad como turismo y vivienda

En ese aspecto pueden entenderse socialistas y comunes, aunque con los que mejor relación exhibe el gobierno de Collboni en el Ayuntamiento es con los republicanos. Lo han demostrado a lo largo de los numerosos puntos del plenario que giraban alrededor de dos de los temas que más preocupan a los vecinos de la ciudad: el turismo y la vivienda. Ambas formaciones han preferido destacar los muchos aspectos que comparten que los matices que les separan. Todo lo contrario que la postura adoptada por los comunes, con una Janet Sanz encargada de evidenciar las diferencias que les distancian de los socialistas con cuestiones como la reserva del 30% de vivienda protegida en las nuevas construcciones que Collboni quiere modificar.

También ha habido fuego cruzado entre republicanos y comunes en estos debates. Los comunes han propuesto al gobierno municipal la redacción de un plan especial urbanístico para regular los alquileres de temporada, a imagen y semejanza del polémico plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (PEUAT) con el que se frenó la apertura de nuevos hoteles, con Colau de alcaldesa, en el 2017. 

La exalcaldesa ha calificado de “fraude de ley generalizado” el uso del alquiler de temporada para sortear la ley de vivienda en Barcelona y la propuesta ha obtenido el apoyo de todas las formaciones excepto el PP y Vox, aunque ha dado pie a reproches entre unos y otros y ni socialistas ni republicanos ven muy claro que tenga que abordarse el problema mediante un plan especial urbanístico. La teniente de alcalde Laia Bonet se ha mostrado reacia a “tomar decisiones que luego tumba un criminal”, como le pasaba constantemente a Colau cuando gobernaba. Por eso, a sugerencia de ERC, Bonet se ha comprometido a encargar un informe municipal para valorar su viabilidad jurídica.

Lo mismo que con la vivienda ha sucedido al hablar de turismo, con PSC, ERC y comunes votando en el mismo sentido aunque con dimes y diretes constantes. “Hicimos muchas políticas de forma conjunta en los últimos años, ¿pero ahora quieren hacerlas con el alcalde que privatiza el Park Güell y llena paseo de Gràcia de coches de fórmula 1?”, ha preguntado Sanz a los republicanos. A su vez, la portavoz de ERC, Elisenda Alamany, les ha echado en cara que ahora reclamen una gestión del turismo que no habían sido capaces de afrontar durante los ocho años que tuvieron la alcaldía.

La tasa turística se eleva a 4 euros y permitirá recaudar 20 millones más

Al margen de los acuerdos que puedan alcanzar los tres partidos que en algún momento parecía que podían llegar a formar gobierno municipal, el concejal de Junts Damià Calvet también se ha mostrado muy predispuesto a remar con ellos en vivienda y en turismo, donde la formación hasta ahora liderada por Xavier Trias también ha votado en el mismo sentido que el PSC, ERC y BComú.

En ese sentido, la principal concreción aprobada en el pleno este viernes de manera inicial ha sido el recargo de la tasa turística hasta el máximo permitido: cuatro euros por persona y noche, indistintamente de si es una pensión o un hotel de cinco estrellas. La aprobación provisional no afectará a los visitantes de este verano ya que ahora deberá someterse a exposición pública y su aprobación definitiva no será hasta el pleno de septiembre u octubre. Con la subida de los 3,25 euros actuales a 4, el gobierno municipal calcula que pasará a recaudar 115 millones en total, veinte más que ahora y que se destinarán a financiar cuestiones como la limpieza y la seguridad en los denominados espacios de gran afluencia como la Sagrada Família y la Boqueria. Siguiendo la tónica general, PSC, ERC, BComú y Junts han votado a favor mientras que el PP y Vox lo han hecho en contra.

Lo que sí que se aplicará a los turistas este verano es el mantenimiento de la limitación de visitas en grupo a un máximo de 20 personas en el distrito de Ciutat Vella. Es una medida que se aprobó el año pasado y expiraba en septiembre pero que el gobierno municipal ha decidido prorrogar cuatro años más.