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Tres años y doce países para llegar a Barcelona

Jóvenes migrantes

Muhammad Faizan marchó a los 13 años de Pakistán, culminó un largo periplo y ahora trabaja en Catalunya

Muhammad Faizan, fotografiado la semana pasada en la Casa Bloc 

Miquel González / Shooting

Muhammad Faizan, el mediano de ocho hermanos, escapó de casa a los trece años para ganarse la vida en el extranjero. Había oído que mucha gente de su pueblo, cerca de la ciudad punyabí de Mandi Bahauddin, en Pakistán, viajaba a Turquía en busca de un empleo. Muhammad era un niño inquieto, no le gustaba estudiar, y ya hacía tiempo que iba a la obra para sacarse algún dinero. “Así ayudaba a mi familia y ahorraba algo porque lo que yo quería era salir de Pakistán. Éramos diez en casa, mi padre había estado en Omán trabajando, pero en el 2016 le caducó el visado y lo echaron del país. A su vuelta ganaba muy poco y yo deseaba hacer algo”, explica Muhammad, un joven migrante extutelado que culminó en Catalunya un penoso periplo de tres años para conseguir su objetivo.

Durante su recorrido hizo paradas de varios meses en Estambul, Tebas, Nápoles, París... para trabajar

Muhammad, que el 30 de septiembre cumplirá 20 años, cuenta ahora con tranquilidad y satisfacción su historia, tras su jornada laboral en una fábrica textil de Lliçà de Munt. “Desde el pasado septiembre ya soy independiente, me pago la habitación en un piso que comparto con otros dos chicos en Santa Coloma de Gramenet; soy yo el que mantiene a la familia, en Pakistán sólo trabaja uno de mis hermanos, mi padre se ocupa de los animales”, detalla.

Muhammad Faizan  antes de partir 

Cedida

La Fundació Barça ha formado a 236 chicos extutelados en las dos primeras ediciones del programa Joves Futur+

Al alcanzar la mayoría de edad dejó el centro de acogida de la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (Dgaia), se fue a un piso de una fundación y poco después inició el programa Joves Futur+, de la Fundació del Barça con el apoyo de la de “la Caixa”, para encarrilar su emancipación. Pero pasaron muchas cosas antes de llegar hasta aquí. Muhammad recorrió doce países en bus, a pie, en tren o escondido en el maletero de autocares.

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“A mí no me gustaba la escuela, de pequeño iba al campo a cuidar las vacas y después estuve en la construcción. Tengo hermanas de más edad, pero yo soy el mayor de los chicos. Con lo poco que pude ahorrar, en verano del 2018 me fui de casa con dos amigos, Ousman y Tawad. Llegamos a Lahore y de allí en bus hasta cerca de la frontera con Irán. Tuvimos que cruzarla a pie, sin agua ni comida, de noche y con más gente”, recuerda. En Irán ya no le quedaba dinero, de día se escondía y al oscurecer seguía la marcha con sus compañeros. “Sufrí mucho, ya quería regresar a casa. Sólo llevaba ropa de verano y en la zona de las montañas pasamos mucho frío. En el camino nos encontramos gente mala pero también personas buenas que nos daban alimentos y agua”, sigue explicando en un jardín de la Casa Bloc, donde se ha citado con Marta Montoya, coordinadora de Joves Futur+.

La ruta de Mandi Bahauddin a Barcelona

España

Pakistán

Desplazamiento

Estancia

Agosto 2018

Salida de Mandi Bahauddin, en el Punyab (Pakistan)

Bus de Mandi B a Lahore

Cruza la frontera a pie

Lahore frontera con Iran en bus

Entra a Turquía por la ciudad de Van

Escondido en el maletero de un bus hasta Teheran

Van-Estambul (maletero autocar)

Varios meses trabajando en Estambul

Salónica

- Atenas

-Tebas

Estambul

- Salónica

Tebas-Salónica - Macedonia del Norte

Tebas,

trabaja varios

meses

Atraviesa Macedonia

del Norte andando y

entra en Serbia

Serbia, Belgrado, varios meses

Bosnia-Croacia-

Eslovenia-Trieste

Serbia

-Bosnia

Dos meses trabajando en Nápoles

En Triestre bus a Nápoles

Un mes trabajando en Marsella

Nápoles

-Ventimiglia

-Niza-Marsella

Un año trabajando en París

Marsella

-París

París - Barcelona

Agosto

del 2021

LA VANGUARDIA

Fuente: Elaboración propia

La ruta de Mandi Bahauddin a Barcelona

España

Pakistán

Desplazamiento

Estancia

Agosto 2018

Salida de Mandi Bahauddin, en el Punyab (Pakistan)

Bus de Mandi B a Lahore

Cruza la frontera a pie

Lahore frontera con Iran en bus

Escondido en el maletero de un bus hasta Teheran

Entra a Turquía por la ciudad de Van

Varios meses trabajando en Estambul

Van-Estambul (maletero autocar)

Estambul

- Salónica

Salónica - Atenas

-Tebas

Tebas-Salónica - Macedonia del Norte

Tebas,

trabaja varios

meses

Atraviesa Macedonia

del Norte andando y

entra en Serbia

Serbia, Belgrado, varios meses

Bosnia-Croacia-

Eslovenia-Trieste

Serbia

-Bosnia

Dos meses trabajando en Nápoles

En Triestre bus a Nápoles

Un mes trabajando en Marsella

Nápoles-Ventimiglia

-Niza-Marsella

Un año trabajando en París

Marsella

-París

París - Barcelona

Agosto

del 2021

LA VANGUARDIA

Fuente: Elaboración propia

La ruta de Mandi Bahauddin a Barcelona

Eslovenia

Francia

Croacia

Bosnia

Serbia

Italia

Macedonia del Norte

España

Turquía

Grecia

Pakistán

Irán

Desplazamiento

Estancia

Agosto 2018

Salida de Mandi Bahauddin, en el Punyab (Pakistan)

Bus de Mandi B a Lahore

Cruza la frontera a pie

Lahore frontera con Iran en bus

Varios meses trabajando en Estambul

Escondido en el maletero de un bus hasta Teheran

Van-Estambul (maletero autocar)

Entra a Turquía por la ciudad de Van

Tebas-Salónica - Macedonia del Norte

Tebas,

trabaja varios meses

Salónica - Atenas

-Tebas

Estambul

- Salónica

Atraviesa Macedonia del Norte andando y

entra en Serbia

Bosnia-Croacia-

Eslovenia-Trieste

Serbia

-Bosnia

Serbia, Belgrado, unos meses

Dos meses trabajando en Nápoles

Un mes trabajando en Marsella

Nápoles-Ventimiglia

-Niza-Marsella

En Triestre bus a Nápoles

Agosto

del 2021

Un año trabajando en París

París - Barcelona

Marsella

-París

Fuente: Elaboración propia

LA VANGUARDIA

Muhammad cuenta que en esta etapa inicial coincidió con muchas familias de Afganistán y de Irán que también se dirigían a Turquía, su siguiente etapa, con el anhelo de una mejor vida. “Entramos en Turquía por la ciudad de Van. La policía nos llevó a un centro, nos hicieron una revisión médica y al cabo de dos semanas nos dejaron marchar. Nos escondimos en el maletero de un autocar para ir a Estambul”. En esta ciudad estuvieron varios meses. Encontró trabajo en un taller donde reparaba bolsas y mochilas; un chico pakistaní que conoció en la calle les ofreció, pagando, alojamiento en su piso. Una veintena de personas pernoctaban allí. “En Estambul fue la primera vez que contacté con mis padres. Ya pude enviarles dinero y ahorré 1.300 dólares para que unos mafiosos nos llevaran a Grecia, entramos con la documentación falsa que nos proporcionaron”.

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Estuvieron en Salónica, Atenas y Tebas, donde permanecieron una temporada trabajando en el campo. “Luego atravesamos Macedonia andando y llegamos a Serbia. La policía nos pilló y lo volvimos a intentar la madrugada siguiente. Llegamos a Belgrado en tren, pedimos ayuda a una oenegé, pero no tenían plazas y nos enviaron a un centro de acogida en la frontera. Descansamos unos 20 días y entramos en Bosnia. Entonces nuestro objetivo era Italia”. Cada vez estaban más cerca pero los escollos también eran muy dolorosos para un adolescente sin nada. “En Croacia me hice mucho daño en un pie y la policía nos atrapó, nos quemaron todo lo que teníamos y nos enviaron de vuelta a Bosnia”. Tardó tres meses en sanar la herida y logró entrar en Croacia, luego cruzó Eslovenia y desde allí enfiló hasta Trieste, en Italia. Un bus los condujo hasta Nápoles donde vive el cuñado de uno de sus amigos. Después de dos meses trabajando como temporero se despidió de sus compañeros, subió a un tren hasta Niza, luego se instaló una breve temporada en Marsella y acabó en París. Durante un año se ganó la vida como pintor, pero la capital francesa tampoco sería su destino definitivo. “Mi jefe, un marroquí que antes había vivido en España, me sugirió que viniera aquí, así que me compre un billete a Barcelona”.

En agosto del 2021, cuando todavía no había cumplido los 17 años, concluía su peligrosa aventura. Por el camino vio de todo, extorsionadores sin escrúpulos y refugiados que perdían la vida. De un centro de la Dgaia pasó a los 18 a un piso de una fundación. Ya tenía la documentación y lo que quería era trabajar. “Estuve en una tienda de souvenirs en el Raval. Mi educadora social me aconsejó que estudiara, pero lo que yo quería era enviar dinero a casa. En verano del 2022 empecé la formación en Joves Futur+, hice un curso de logística de almacén y en febrero del 23 empezaba como operario en la fábrica de Lliçà de Munt”, sigue relatando.

Como Muhammad, otros 235 jóvenes extutelados han participado, en los dos últimos años, en este programada enfocado a fomentar su empleabilidad. Desde la Fundació Barça indican que en la convocatoria inicial prácticamente el 100% de los chicos firmaron un contrato laboral y en la segunda un 80%, hasta el momento.

Después de casi seis años sin ver a su familia, el pasado febrero Muhammad disfrutó de sus primeras vacaciones en Pakistán.

Muhammad con su padre en un viaje que hizo a Pakistán, el pasado febrero, casi seis años después de su partida

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