Un robo de cable de cobre ha dejado Barcelona prácticamente sin trenes de Rodalies y de media distancia el mismísimo día de las elecciones al Parlament de Catalunya. En estos momentos aún no está claro cuánto tardará el servicio en recuperar la normalidad. Y todo apunta que va para largo. Sobre todo en las líneas R3 y R4 norte, para las que Adif baraja plazos de hasta dos meses, aseguró ayer la Generalitat.
Buena parte de la clase política no quiso desaprovechar la ocasión para denunciar los pesares cotidianos que sufren tantos usuarios de esta red de transporte tan vital para la movilidad cotidiana. Las coincidencias fueron tantas que la sospecha de que todo fuera producto un sabotaje con intenciones políticas sobrevoló toda la jornada. Fuentes próximas a la investigación aseguraron que no se trata de una mera sustracción de material y es un acto de “vandalismo organizado”.
Los viajeros afectados se encaminarán al metro en Fabra i Puig, Badalona o l'Hospitalet. TMB y FGC reforzarán el servicio
El caos ferroviario vivido este 12-M, de los más graves de los últimos años, no es más que un aperitivo del apocalipsis que puede sobrevenir estos días sobre la capital catalana y su entorno metropolitano. Al fin y al cabo, hoy es domingo, y la mayor parte de los afectados no ha hecho otra cosa que fruncir el ceño y cambiar de planes. Algunos se quejaron de que no podrían llegar al lugar donde suelen votar tal y como tenían previsto. A poco de producirse la avería portavoces de Renfe ya recomendaron a los usuarios que buscaran otros modos de desplazarse, que no tenían claro cuándo los trenes volverían a circular como acostumbran y que fletar un montón autocares un día festivo resultaba muy complicado.
La Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona han acordado con Adif, Renfe, TMB y FGC un plan alternativo de transporte en el que se encaminará a los viajeros de Rodalies al metro o FGC en diferentes estaciones del perímetro de los túneles de la capital. Habrá informadores. Para absorber el aumento de pasaje previsto, estos dos últimos sistemas de transporte reforzarán el servicio. La R1 y la RG1 funcionarán hasta Badalona. La R4 norte llegará hasta Fabra i Puig con menos servicio del habitual (33% en hora punta y 50% el resto del día). Los viajeros de Manresa, Terrassa y Sabadell se encaminarán a FGC.
La R4 sur irá hasta L’Hospitalet –también enlazará con el metro en Cornellà– con la frecuencia habitual. La R2 norte y la R11 no tendrán afectación. La R3 dará servicio entre Puigcerdà y Montcada Ripollet con dos trenes por hora y sentido y desde esta última se cubrirá con autobús hasta Fabra i Puig. La R7 funcionará hasta Cerdanyola con la R4 y con autobuses desde esta última estación a la UAB. La R2 sur y los regionales sur no tendrán afectaciones.
Al poco de cortarse el servicio Renfe dijo que no podía fletar autocares porque era domingo
El robo de cobre fue detectado sobre las cuatro y media de la madrugada. Episodios de esta índole son tremendamente frecuentes. De un tiempo a esta parte el precio de este material en el mercado negro no ha hecho otra cosa que dispararse. Por otra parte, la vigilancia de estas instalaciones no se encuentra entre las grandes prioridades de las fuerzas de seguridad. El año pasado estos delitos se multiplicaron ya hasta por seis.
El desconcierto vivido no es más que un pequeño aperitivo de lo que puede suceder mañana
La estación de Montcada Bifurcació es una pieza clave del esquema ferroviario catalán. Además, la gravedad de la situación muestra los graves déficits del sistema eléctrico de la infraestructura. El último caso grave ocurrió hace un año en Gavà al caer un cable de una catenaria sobre la vía y declararse un incendio en unas instalaciones de señalización. El servicio de la R2 quedó afectado durante tres semanas. El fuego se debió a la falta de una pieza y al vandalismo.
El asalto de este domingo desencadenó una subida de tensión que provocó un incendio junto a Montcada Bifurcació que dañó los sistemas de señalización, de comunicaciones y de seguridad. Quedaron inutilizados los cambios de agujas, las señales y otros equipos. Tres subestaciones eléctricas han quedado dañadas, según han explicado a La Vanguardia fuentes conocedoras de lo ocurrido. Además hubo dos fuegos más en Barcelona, en el área próxima a la bifurcación de Glòries y entre El Clot y Sant Adrià, que inundaron de oscuros humos los subterráneos de la ciudad. Se está investigando si estos dos incidentes también se debieron a la sobretensión originada en la localidad vallesana.
La Generalitat exige al Gobierno central que se recupere la normalidad cuanto antes
El cúmulo de incidentes ocurridos a primera hora obligaron a cerrar los túneles de la red convencional de Adif. Los diferentes servicios ferroviarios iniciaron la jornada mermados y con terminales en Badalona, Cerdanyola, L’Hospitalet y Bellvitge (más tarde se llegó hasta Sants). La R3 (Vic) se anuló y la R7 (Fabra i Puig-UAB) y la R8 (Martorell-Granollers) se sustituyeron con servicios de autobús. El director de Rodalies, Antonio Carmona, explicó que se trató de asegurar que los viajeros pudiesen tener puntos de intercambio con el metro. Solo la alta velocidad se mantuvo operativa.
Las estaciones amanecieron con tornos precintados y empleados que cortaron el paso
El Govern calificó de “intolerable” lo ocurrido y denunció que que podía “afectar” al derecho de voto de los catalanes. En una comparecencia para informar sobre el inicio de la jornada electoral, la vicepresidenta Laura Vilagrà exigió al ministro de Transportes, Óscar Puente, que “restableciera” la normalidad “cuanto antes” y pidiera disculpas a los ciudadanos.
Fuentes ministeriales respondieron que todo apunta a una “acción intencionada” que buscaba provocar daños graves en la red ferroviaria. El punto en que se produjo el robo, recordaron, “se encuentra a unos 300 metros de la estación de Montcada Bifurcació y, desde allí, el cableado va a parar a un enclavamiento; se trata de un nudo ferroviario clave en el norte de Barcelona, con un elevado número de vías, muchos cambios de aguja y señales y con un centro de mantenimiento de Adif y un taller de Renfe”.
El incidente, insistieron las mismas fuentes de Transportes, “se ha producido en un punto de no fácil acceso, en un paso debajo de la autopista, rodeado de cañas y al que hay que subir por un terraplén”. Esto avalaría la hipótesis de que no se trató de una sustracción de cable más –en este caso la cantidad sustraída ha sido pequeña, de apenas 40 metros-, sino que se quiso provocar daños graves en el servicio ferroviario en un día tan señalado. Desde el ministerio se insistió en que, en mayor o menor medida y aunque se está “a la espera de las conclusiones de la investigación policial, todo apunta a que se trata de una acción intencionada”.
Los viajeros más madrugadores se encontraron cerradas las rejas de la estación de El Clot. La gente no tenía claro qué podía hacer, qué alternativas tenía, si acaso en un rato los trenes volverían a pasar. En las paradas de los pueblos la gente buscaba respuestas en sus móviles. El desconcierto comenzaba a expandirse. En la estación de la plaza Catalunya precintaron los torniquetes. En la de Sants unos cuantos revisores se pusieron frente a los pasos para decirle a todo el mundo que no había trenes. “No, ninguno ¡no hay trenes y no sabemos cuándo los habrá!”, reponían los empleados ante las continuas preguntas de los viajeros amontonados al otro lado de los tornos de acceso.
Porque pasadas las once de la mañana algunos convoyes comenzaron a salir de Sants hacia el sur. “¡Uno a Reus, uno a Reus!”, gritó de repente un empleado, mientras que otro abría uno de los tornos y un montón de gente aparecía a toda velocidad. “¡Vamos, vamos! –apremió el empleado–. ¡A Reus, a Sant Vicenç de Calders, a…!”. La mayor parte de las pantallas informativas no proporcionaban ninguna información, y las que lo hacían únicamente reflejaban la palabra demorat . “Perdón ¿y a Granollers cuándo…?”. “A Granollers no hay nada por ahora”. “Es que yo voto en Granollers”. “Pues aún no puedo decirle cuándo volverán a circular los trenes a Granollers”, zanjó el trabajador.
La mayoría asumió la situación con más resignación que indignación. Algunos trenes se acercaron a Barcelona desde el sur y el norte, pero todos terminaron su recorrido en Bellvitge y en Badalona. La verdad es que el ánimo de la ciudadanía no estaba dominado por lo que estaba pasando, si no por lo que pasará mañana, día laborable.