A finales de septiembre de 1883 se celebró la inauguración del espectacular colmado de la empresa de embutidos de Vic, propiedad de los acreditados empresarios Torra y San. En 1876 ya había sido reconocida como proveedora de la Real Casa. Hasta entonces, la fabricación era manual, pero en 1883 introdujeron el vapor, la primera de España en esta especialidad. En 1900, el renombrado arquitecto Enric Sagnier proyectó su nuevo y enorme edificio para acoger una industria en crecimiento notable.
Confirmaba su categoría que decidieran instalarse en Barcelona, pero no en cualquier lugar. La tienda de venta al por menor fue emplazada en Portaferrissa, 1, esquina Rambla, en la planta baja del palacio Moja, entonces propiedad del marqués de Comillas. Y en 1886 se instaló el despacho en el paseo de Gràcia, 31.
El arquitecto dibujó toda la decoración y también dirigió el amplio equipo de acreditados artesanos
Encaja todo ello con el hecho de que el proyecto decorativo del colmado fuera encargado al joven arquitecto Lluís Domènech i Montaner; y bajo su dirección los siguientes artesanos recrearon lo que este había dibujado: Francesc Guardia, en carpintería; Antoni Grillo, en escultura y talla; Saumell y Vilaró, en pintura decorativa; Josep Oliver, en lampistería; Pere Màrtir Sancristòfol, en cerrajería; Josep Amigó, en grabado de cristales; Silviano Marsili, en mármol, y Gaietà Pié, en aparatos de pesar.
Pendían del techo embutidos de la fábrica en alternancia con los salchichones de Vic y de Lyon, la mortadela de Bolonia o el salami de Nápoles: en pleno centro mereció el protagonismo un gigantesco salchichón local de 100 kilos.
Atrajo la admiración del público, según las crónicas, la calidad del trabajado nogal en una ebanistería que forraba el establecimiento, así como las pinturas que realzaban el cristal al modo de loza esmaltada. La inacabada iluminación prometía. No se había, pues, escatimado el gasto.
El joven Domènech i Montaner hasta entonces se había concentrado en proyectar edificios y esta fue su primera obra como decorador; quizá por ello quedó ignota.
Los colmados eran una novedad, pese a que en 1849 Nepomuceno del Conde Núñez ya abrió Del Colmado en Escudellers, 6. En 1881 y en Ferran, 18, levantó puertas Las Colonias, propiedad de Llovet y Mumbrú. Los colmados se harán de lo más vistosos en el Eixample al optar por el chaflán de Ildefons Cerdà.