Duchas y lavapiés abiertos en las playas, a pesar de la fuerte sequía

Catalunya

Costa Daurada, Barcelona y Castelldefels tienen operativos parte de sus surtidores

Bañistas quitándose el salitre y lavándose los pies en la única ducha que funciona en la playa de la Barceloneta este verano

Bañistas quitándose el salitre y lavándose los pies en la única ducha que funciona en la playa de la Barceloneta este verano

Ana Jiménez

Con la sequía sin dar tregua, con los mapas del tiempo anunciando una segunda quincena de agosto sin lluvias. Con un otoño complicado a la vista y restricciones ya vigentes y duras entre los agricultores. Con los pantanos bajo mínimos y el impacto de la falta de agua muy visible en el medio ambiente, con bosques con una mortandad de árboles sin apenas precedentes. Ante este preocupante panorama, una parte de las duchas y lavapiés de las playas catalanas siguen gastando agua potable para que bañistas y turistas se puedan quitar la arena de los pies o despojarse del salitre antes de llegar a casa, donde la mayoría se vuelven a duchar.

Sucede en algunos de los municipios más turísticos de la Costa Daurada (Tarragona, Salou, Cambrils o La Pineda), con el agua garantizada gracias al minitrasvase del río Ebro, en los arenales de la ciudad de Barcelona, con una ducha y lavapiés abiertos por cada playa, o en Castelldefels, con la mitad de lavapiés operativos.

Se ha reducido en todos los casos el número de duchas o lavapiés en marcha, pero se considera que puede sostenerse un equilibrio entre la necesidad de ahorrar agua y mantener unos servicios mínimos a los usuarios de las playas, poderoso reclamo turístico. Contrasta esta situación con lo que han decidido la mayoría de ayuntamientos en la Costa Brava, con duchas y lavapiés cerrados.

Tarragona y Castelldefels han reabierto parte del servicio tras el cambio en las alcaldías después de las elecciones municipales

Sorprende además que algunos de los municipios hayan decidido variar la política en las playas después de los cambios políticos del 23-M. Lo han hecho sin apenas generar polémica, casi de puntillas.

Es el caso de Tarragona, que tras la llegada de Rubén Viñuales (PSC) a la alcaldía decidió reabrir en julio la mitad de duchas y lavapiés. Se garantiza que al menos una ducha de cada playa esté operativa. El anterior gobierno (ERC, Junts y CUP) cerró todos los surtidores en junio ante la alerta por la sequía. “Se busca un equilibrio entre la situación de fuerte calor, ahorro por la grave sequía y al mismo tiempo el bienestar de los bañistas”, destacó el edil de Medi Ambient, Guillermo García (PSC), tras el cambio.

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Duchas abiertas en la playa del Miracle de Tarragona

Xavi Jurio

Castelldefels se ha desmarcado de la consigna del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y la comisión de playas del Ayuntamiento, con el PP en la alcaldía desde junio, ha decidido reabrir los lavapiés. Primero fueron unos pocos y han acabado siendo una quincena. Las duchas, en cambio, se mantienen cerradas.

El gobierno local defiende la decisión por el hecho de ser el único municipio de costa del área metropolitana que tiene la consideración de municipio turístico, al margen de Barcelona, y en el hecho de que los datos demuestran que no supera el límite de consumo de agua máximo establecido en el escenario de excepcionalidad. Fuentes municipales apuntan que solo el 5% del total del gasto de agua es municipal y el 0,08% corresponde a los lavapiés.

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Duchas en la playa de Castelldefel, donde solo se abre el grifo de abajo de una de las duchas en cada punto

Ana Jiménez

Las playas del área metropolitana de Barcelona, con once millones de visitantes cada verano, empezaron la temporada sin duchas ni lavapiés, pero a medida que pasaban las semanas se han ido flexibilizando las normas. Cada playa de Barcelona ciudad tiene una ducha y un lavapiés activo, alrededor del cual se arremolinan los que quieren remojarse. En el resto de playas metropolitanas no existe esa posibilidad. Los bañistas en Gavà y El Prat no disponen de ningún punto disponible.

Barcelona mantiene una ducha y lavapiés abiertos por playa, y Salou tiene operativas el 50% de las suyas

En Salou, epicentro turístico de la Costa Daurada, funcionan el 50% de las duchas y lavapiés. La medida se empezó a aplicar en junio, con su alcalde, Pere Granados, apelando “a la responsabilidad de la ciudadanía”. El gobierno municipal, con Sumem per Salou, PSC y ERC, recuerda que está dando cumplimiento a las medidas dictadas por la Agència Catalana de l’Aigua (ACA).

En Cambrils no se han cerrado las duchas hasta inicios de este agosto, en una medida adoptada por el nuevo gobierno (ERC, PSC, Junts y En Comú Podem). Se mantienen en cambio los lavapiés abiertos. “La medida busca un equilibrio para evitar derrochar agua y al mismo tiempo garantizar la comodidad de los usuarios de las playas”, dice la concejala de Turisme i Platges, Camí Mendoza (ERC). El consumo de las duchas entre julio y septiembre el pasado año fue de 12.361 m³ de agua.

En Vila-seca, en la gran playa del núcleo turístico de la Pineda, siguen funcionando las duchas, pero con dos de los tres surtidores cerrados en cada columna de duchas. Los lavapiés están activos al 100%, según confirman fuentes municipales.

La situación cambia notablemente en la Costa Brava. De Portbou a Blanes no hay ninguna ducha operativa. Los bañistas de la playa de Sa Conca, en Platja d’Aro, pasan con total indiferencia al lado de las duchas y lavapiés que hay en sus arenales. Nadie, salvo algún turista extranjero aprieta el pulsador con la idea de sacudirse la arena o quitarse la sal tras el chapuzón. Un rótulo en catalán, castellano, inglés y francés indica que la ducha está fuera de servicio por restricciones de uso de agua potable.

No es un caso excepcional en la Costa Brava. La restricción no sorprende a los bañistas. En general, hay mucha conciencia de que hay que ahorrar agua. La gran mayoría, nativos o turistas, aplauden la medida que debe ayudar a paliar la sequía, aunque sea algo incómoda. “Me parece una gran idea, el planeta está en peligro”, señala la francesa Hanna Ibba, de Marsella, desde Castell d’Aro.

“Los humanos derrochamos demasiada agua. ¡Fíjate lo secos que están esos pinos! La restricción me parece bien y que se alargue todo el tiempo que haga falta”, agrega Joaquín Lázaro, mientras abandona la playa con su nieto. La anhelada ducha deberá esperar unos minutos, el tiempo de llegar a casa.

Aunque las lluvias de junio dieron una tregua mínima a los pantanos, que se encuentran de media al 27% de su capacidad, la situación sigue siendo crítica. Y si bien el Pla Especial de Sequera no exige el cierre de las duchas públicas, la ACA sí lo recomienda. En este sentido, los 21 ayuntamientos de la Costa Brava han optado por cerrar el grifo y ahorrar, aunque esta medida suponga una incomodidad para los millones de turistas que reciben cada verano. “Entiendo la medida pero es fastidiosa, especialmente para los niños”, dice Pablo Díaz, de Barcelona. “Creo que es excesivo, hay otras formas de ahorrar”, critica Marc Tort, de El Masnou.

En Lloret las duchas de sus playas gastaron 14 millones de litros en el 2019, lo que consume Girona en un día

Lo que gastan en un verano las duchas de playa es muy variable. Por ejemplo, entre la playa Gran y la de Griells, las principales de L’Estartit, a final de temporada se habrán ahorrado unos 1.100 metros cúbicos de agua, el equivalente a lo que consumen unas 8.200 personas en un día.

En Lloret de Mar, según datos facilitados por el Ayuntamiento, las 40 duchas repartidas por sus playas consumieron en 2019 un total de 14.000 metros cúbicos de agua o lo que es lo mismo, 14 millones de litros. Es el equivalente al agua que gasta una ciudad como Girona en un día. Fuentes municipales señalan que el ahorro eliminando este mobiliario playero es del 0’6% del consumo que hay en la ciudad durante los meses de verano. En Palamós, el último año en el que el contador del agua de ducha estaba diferenciado del riego, se gastaron unos 3.500 m³ en un verano.

Tener las duchas inoperativas no es una novedad para algunos municipios. Cadaqués o El Port de la Selva, en el Alt Empordà, ya adoptaron restricciones de este tipo. Otros, como Blanes o Castelló d’Empúries, este año ni siquiera las han instalado.

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