Pasan totalmente desapercibidos al lado de los equipos de Fórmula 1 o los artistas del Primavera Sound, pero los cabezas de cartel del sector del transporte público también se dan cita en Barcelona estos días. La cumbre mundial del transporte público reúne a los máximos responsables de operadores, fabricantes e industria asociada en el recinto Gran Via de Fira de Barcelona en un congreso bienal que va cambiando su lugar de celebración en cada edición.
Organizado por la Unión Internacional del Transporte Público (UITP) desde hace más de un siglo, se trata de uno de los principales encuentros del sector a nivel internacional. Por sus conferencias y espacios expositivos pasarán unas 15.000 personas hasta mañana. En el evento se encuentran autobuses eléctricos de última generación y trenes recién salidos de la fábrica, así como los responsables del transporte público de las grandes metrópolis internacionales que comparten experiencias y problemas.
Tras unos años marcados por la crisis de la covid y el incremento disparado del coste de la energía, el sector está eufórico: los operadores celebran que ya mueven incluso a más pasajeros que antes de la pandemia y los fabricantes manejan listados de proyectos por medio mundo. Son conscientes de que es un momento crucial en el que las ciudades –con alcaldes de todos los colores– están evolucionando y nadie quiere quedarse atrás.
Renfe, Ferrocarrils y TMB exhiben unidad como anfitriones, pero en un estand vacío para no herir sensibilidades
Barcelona es el escenario de todo ello, aunque ni el Ayuntamiento ni la Generalitat han querido darle la repercusión que se merecía. Los habituales del congreso, que hace cuatro años tuvo lugar en Estocolmo, recuerdan otras ciudades en las que los vehículos se exponían en la principal plaza del lugar y los autobuses se engalanaban con banderines para demostrar que eran unos días especiales. Fuera de los tres pabellones feriales de Gran Via, no hay ni rastro del congreso, aunque la capital catalana está llena de profesionales observando el funcionamiento cotidiano del transporte público.
El consejero delegado de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), Gerardo Lertxundi, por poner un ejemplo, hacía ayer de anfitrión de una numerosa delegación llegada de Estados Unidos entre la que había representantes de Nueva York, Chicago, Los Ángeles y el área metropolitana de Washington encabezados por la agencia federal de transporte (FTA) norteamericana. Estuvieron visitando autobuses eléctricos en las cocheras y se interesaron también por los proyectos de hidrógeno. Más tarde fue el momento de una delegación de Hamburgo que quería ver la línea automática de metro con la que se puede llegar al congreso.
Sean de donde sean, los responsables de transporte público buscan la fórmula para seguir ganando viajeros y reducir las emisiones. Por eso, los reyes del espacio expositivo de la cumbre son los autobuses 100% eléctricos. “El transporte público es una de las mejores maneras de ayudar a hacer las ciudades más habitables y las personas que toman decisiones sobre ello están aquí reunidas”, resume Sylvain Haon, director de estrategia de la UITP. La otra sostenibilidad, la financiera, también es motivo de debate en las mesas redondas, donde se ponen en la balanza las inversiones y los beneficios obtenidos, tanto a nivel económico como social.
Más control de los autocares turísticos
Uno de los proyectos presentados en el congreso de la UITP es la nueva gestión de la zona bus planteada por la empresa pública Barcelona Serveis Municipals (BSM). Se instalarán sensores y cámaras lectoras de matrículas. Esta información, sumada a la aportada por la aplicación que deben usar obligatoriamente todos los autocares turísticos que paran en las zonas establecidas para ello, permitirá conocer la ocupación en tiempo real. De esta manera, los guías turísticos podrán saber cuántos vehículos hay en cada zona y adecuar la ruta en función de las necesidades del momento para evitar la masificación turística en puntos concretos.
Tampoco tiene espacios libres la agenda de los consejeros delegados de las grandes empresas ferroviarias como Alstom y Siemens. La multinacional francesa exhibe el primer tren que se encuentran los visitantes al entrar, uno de los vagones que se acaban de estrenar en la línea 3 del metro de Barcelona hace pocas semanas. La compañía alemana, por su parte, tiene una moto de alquiler por minutos en su estand como demostración de la evolución de unas empresas que siguen fabricando bastidores para trenes, aunque su catálogo de productos ya es mucho más amplio. También comparten una grave preocupación por la seguridad de sus sistemas. A mayor digitalización, más riesgos de ciberataques.
La cumbre de Barcelona es también el escenario de una muestra de unidad inusual. Renfe y Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) comparten un estand en el que también está presente TMB como anfitriones del congreso. Conseguir que vayan juntos ha costado tantos esfuerzos que ha desembocado en un espacio neutro en el que no se exhibe absolutamente nada más allá de unos tópicos genéricos sobre transporte público. De esta manera se han asegurado que no hieren sensibilidades entre ellos. Para eso ya están los políticos, que se encargaron de azuzar una vez más la polémica sobre el traspaso de Rodalies durante la inauguración, a la que asistió la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y una posterior visita de del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.
Premio para la aplicación metropolitana
La aplicación para teléfonos móviles AMB Mobilitat, gestionada por el Àrea Metropolitana de Barcelona, ha sido la única iniciativa española reconocida en los premios entregados por la Unión Internacional del Transporte Público (UITP) coincidiendo con la celebración del congreso. El galardón se ha entregado en la categoría de intermodalidad por haber integrado el año pasado toda la información en tiempo real. En la aplicación se encuentran los distintos operadores de transporte público (metro, bus, Rodalies, FGC y Tram) y se ofrecen otras opciones como la capacidad de pedir un taxi, reservar una moto de alquiler por minutos de compañías privadas, saber cuantas bicicletas del Bicing hay en la estación más cercana o situar los puntos de carga para vehículos eléctricos.