Taxistas de toda el área metropolitana están poniendo en jaque el muy lucrativo negocio de los conductores pirata que de toda la vida se apostan en el aeropuerto de Barcelona a la búsqueda de viajeros despistados. En grupos de cuatro o cinco taxistas, armados con un silbato, en apenas un par de semanas de vigilancia, informando a los usuarios de que el único taxi de Barcelona es el amarillo y negro, expulsaron a medio centenar de clandestinos que habían hecho de la zona de llegadas de la Terminal 1 su cortijo y arrinconaron en la Terminal 2 a los pocos que aún se atreven a merodear por el aeropuerto.
Y ahora los taxistas exigen a las administraciones, particularmente a la Generalitat y a Aena, que mantengan esta presión sobre los clandestinos a fin de que no tengan la oportunidad de recomponerse. Este lunes por la mañana, en la T1, los taxistas arrancaron una serie de movilizaciones que se desarrollarán esta semana y protagonizaron una paro del servicio de aproximadamente una hora en la zona donde les aguardan sus clientes, y también montaron una asamblea muy vistosa en el hall de la infraestructura. Al poco Aena informó a los taxistas que Sonia Corrochano, la directora del aeropuerto, se reunirá con ellos este miércoles. Así que los taxistas decidieron en principio suspender la marcha lenta prevista precisamente para mañana y mantener estos días unas cuantas pitadas que en principio no han de suponer grandes alteraciones al servicio.
Élite Taxi calcula que los conductores clandestinos movían hasta hace poco unos 18.000 euros al día
“Queremos una nueva señalización de la zona de taxis –dice Alberto Álvarez, alías Tito, de Élite Taxi–, y también su reorganización, porque actualmente es un desastre. No podemos esperar al próximo otoño. Estas mejoras han de ser inmediatas. También queremos que el Institut Metropolità del Taxi tenga aquí un stand informativo cuanto antes. Estamos satisfechos con el trabajo de los agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana, pero Aena y la Generalitat se han de implicar más en la lucha contra el intrusismo. Tras la reunión con la directora del aeropuerto los taxistas decidirán en asamblea los próximos pasos a dar”.
Se trata en verdad de un negocio tremendamente lucrativo, el de los conductores pirata, el de los que practican la competencia desleal en el aeropuerto. Los propios taxistas calculan que este medio centenar de clandestinos podían realizar alrededor de 600 viajes al día, y cobrar como poco unos treinta euros por cada uno de ellos. Hablamos en total de unos 18.000 euros por jornada, de 126.000 por semana, de unos 504.000 por mes...
De todas formas, según denuncian los taxistas, entre los clandestinos se encuentran variados perfiles, desde el que acude con su vehículo particular y ofrece sus servicios a los viajeros nada más cruzar la puerta negra de llegadas hasta otros sospechosos de estar compinchados con ladrones de maletas a los que avisan de que se están acercando a Barcelona. Otros alquilan varias furgonetas de cristales tintados y montan una pequeña flota. La mayoría están en las listas negras de las empresas de alquiler, pero emplean a familiares y amigos para el trámite. También abundan los coches de alquiler con conductor que no pudieron regularizar su situación con el nuevo decreto ley del sector y quedaron fuera de la norma.