A caballo entre los municipios de Barcelona y Montcada i Reixac, un antiguo acueducto servirá para tejer puentes entre los barrios de Can Cuiàs y Ciutat Meridiana. Se trata de una histórica reivindicación de los vecinos que salvan las actuales fronteras municipales como pueden. Para ir de un lado a otro a comprar, al médico, los pequeños al colegio o a las instalaciones deportivas han de dar una vuelta de más de medio kilómetro por pronunciados desniveles. Otra opción es coger el metro una parada o el bus. La otra alternativa, y no menos frecuente, consiste en atajar descendiendo por un barranco a través de un camino de paso, un punto que resulta peligroso cuando llueve al ser un terreno propenso para resbalones. Desde hace muchos años, el vecindario reclama a las administraciones que habiliten en esta infraestructura una pasarela para los peatones. Una demanda que parece que está más cerca tras reiterados retrasos.
Hace poco, los técnicos han realizado unas catas para conocer los elementos constructivos de esta infraestructura y poder redactar el proyecto ejecutivo de rehabilitación integral y hacer el monumento transitable. Se han valorado diferentes opciones y la definitiva pasa por colocar una estructura sobre el mismo acueducto. La previsión es que el proyecto esté finalizado antes de verano y las obras se realicen en el siguiente mandato, informan fuentes municipales.
En el 2015, la insistencia vecinal permitió que la propuesta se incluyera en el plan de actuación del distrito de Nou Barris aunque finalmente no prosperó. En el marco del pacto del gobierno municipal de comunes y socialistas con ERC en 2011 para invertir en proyectos de proximidad en los distritos, se habilitó una partida de 40.000 euros para la redacción del proyecto.
Los vecinos ven con buenos ojos la medida aunque se muestran escépticos. “Hasta que no llegó el metro a Can Cuiàs no me lo creí. ¡Pues lo mismo con la pasarela del acueducto y más ahora que vienen elecciones!”, comenta una vecina que vive desde hace más de tres décadas en Can Cuiàs. “El vecindario está cada vez más envejecido y es necesario mejorar la conectividad en todo lo posible”, asegura José Muñoz, de 75 años y residente de Ciutat Meridiana. “Por aquí ves a muchas personas mayores con el carrito de la compra que van de Ciutat Meridiana al centro comercial de Can Cuiàs”, añade su mujer Pilar. En este barrio barcelonés también ya se han instalado algunos de los tramos de las nuevas escaleras mecánicas reversibles previstas para salvar los desniveles.
Además de facilitar la movilidad de los residentes entre los dos barrios, la iniciativa pretende preservar este patrimonio que data del siglo XIX. “Es un elemento patrimonial que da personalidad, memoria histórica y hay que conservar. También es muy positivo aprovecharlo como pasarela para unir los dos barrios. Queremos que la fronteras no nos separen y hagan de bisagras”, destaca el presidente del área territorial del Ayuntamiento de Montcada i Reixac, Jordi Sánchez.
El concejal recuerda que en el marco del Consorci del Besòs se han impulsado otros proyectos de conexión entre los dos municipios como la construcción del camino Oristà. Ambos Ayuntamientos también han pedido al Área Metropolitana de Barcelona que se haga cargo de la gestión y del mantenimiento del mirador de les Cultures, situado en la montañita de Can Sant Joan, para que se convierta en un parque metropolitano.
Pendiente el proyecto ejecutivo
Se pondrá una pasarela para que el monumento sea transitable entre Ciutat Meridiana y Can Cuiàs
En algunas partes del acueducto hay humedades por filtraciones y los hierbajos han arraigado puntualmente por falta de mantenimiento. También los grafitis se han apoderado de diferentes zonas de este monumento. La edificación forma parte de una obra mayor, el acueducto del Vallès, una instalación que transportaba agua a la ciudad después de que el Rec Comtal resultara insuficiente para abastecer a una urbe en expansión. La canalización tenía una longitud de unos 18 kilómetros y conducía más de 1.700 kilómetros cúbicos de agua procedente de los ríos Sec y Ripoll y de la riera de Caldes.
Las obras se iniciaron en 1825 según el proyecto del arquitecto municipal Josep Mas Vila, el mismo quien se encargó de hacer la fachada neoclásica del Consistorio de Barcelona, tal como recoge un inventario del servicio de patrimonio arquitectónico local de la Diputació de Barcelona. La infraestructura hidráulica mantuvo su función hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando se vio desbordada por las necesidades del aumento de la población por lo que se empezó la canalización del río Ter. El viejo acueducto se mantiene a la espera de una nueva vida.