La risa contagiosa de Jose Lucena y su mirada afable transmiten optimismo y felicidad. Todavía resuenan sus carcajadas de aquel mediodía del 22 de diciembre del 2020 frente a la histórica fábrica de piezas de Industrias Teixidó (1952), de Riudecols (Baix Camp). Presidente del comité de empresa y responsable desde hace seis años de ir a comprar la lotería para sus compañeros, fue el artífice de repartir 200 millones de una tacada. “Este año haremos historia”, augura, y ríe a carcajadas.
No es el único que lo cree. En la fábrica, con medio millar de empleados, muchos están convencidos de que la suerte volverá a sonreírles. Si de nuevo cae el gordo, para unos pocos elegidos sería la tercera vez consecutiva. Hay trabajadores que en el 2019 compraron lotería en el centro aragonés El Cachirulo de Reus, que regó con 320 millones toda la ciudad y parte del Baix Camp.
Fue la administración de lotería número 1 de Salou (Tarragonès) la que vendió aquel gordo, en el formato de 3.400 participaciones del Cachirulo, pero sus socios repartieron la suerte desde Reus.
“Este año haremos historia, volveréis a venir”, augura el presidente del comité de empresa de Teixidó
La administración de lotería La Pastoreta (Reus) ha sabido capitalizar el no hay dos sin tres . En medio del repunte generalizado de la lotería de Navidad, han vendido más que nunca. También se ha notado en las comarcas de Tarragona porque se ha dado el vuelco a la sensación de gafe. Antes del 2019 no había tocado nunca el gordo en la provincia. “Este año es un récord histórico”, explica Òscar Bausà, propietario de la Pastoreta. “Si vuelve a tocar, empezaríamos a considerar que Reus es la ciudad de la suerte, ¿no?”, añade.
La Pastoreta ha vuelto a vender la lotería a la fábrica de Riudecols. “Ha sido tremendo, una locura”, corrobora Bausà. Han cambiado de número en Industrias Teixidó porque Lucena, el presi , como le llaman cariñosamente sus compañeros, ha mantenido la tradición. Despedido el querido 72897 (2020), las esperanzas se depositan ahora en el 67719, con 1.720 décimos. A 400.000 euros el décimo, si repiten el gordo repartirían 688 millones. A lo grande.
De los 500 décimos de hace un año, en la fábrica se ha pasado a 3.440 décimos. Una locura. No ha bastado con un número. En Teixidó han comprado otro número entero (1.720 décimos más), a lo que hay que sumar los números que se han repartido los empleados aparte. Ha sido tan grande la demanda que se han tenido que marcar normas para evitar peleas: tres décimos como máximo para cada trabajador fijo y uno para los de las subcontratas y los eventuales. En agosto, todo vendido.
Pocas ganas de horas extra tras la lluvia de millones
A pesar de la crisis del automóvil, Industrias Teixidó, con parte de su negocio en este sector, ha capeado el temporal con buena nota. Cuentan los trabajadores que en el último año no ha faltado el trabajo. “Puedes hacer muchas horas extras y venir a trabajar los sábados”, cuenta un empleado. Tras la lluvia de millones, parte de la plantilla ha preferido dedicar más tiempo a la familia, amistades o aficiones. Para motivar al personal, la dirección de la empresa ha tenido que subir el precio de la hora extra.
“Se les ha ido un poco de las manos”, comenta uno de los empleados. Él no compró lotería hace un año y vio como la suerte le pasaba de largo. Un 10% de la plantilla no compró lotería en el 2020. “Este año sí que tengo”, dice.
No hay trabajador sin lotería. No queda ni un número. En la fábrica de Riudecols la fiebre lotera ha hecho que hayan llegado décimos de muchas otras ciudades. “Cuando uno se iba de vacaciones recibía el encargo de comprar lotería, y las listas eran largas”, explican. Se calcula que se han repartido décimos de 100 números.
Entre los trabajadores se respira aún la felicidad. Sin la euforia de aquel 22 de diciembre, también con mascarilla, pero con la tranquilidad del colchón del gordo, a 400.000 euros el décimo. En el cambio de turno de la tarde, este viernes, desfile de coches entrando y saliendo con unos cuantos vehículos aún relucientes. “Mira ese coche, ¡esto es la lotería!”. Uno de los amigos de Jose cumplió el sueño de toda una vida: comprarse un Porsche. De segunda mano, eso sí; 125.000 euros a tocateja solo un día después de caer el gordo.
Ventas desbordadas en la administración reusense La Pastoreta y en las comarcas de Tarragona
Alguno de los trabajadores, la excepción, dejó la fábrica. Para la mayoría la vida ha seguido más o menos igual entre piezas automatizadas, aunque con más sosiego. “Hipotecas pagadas; pisos nuevos para parejas jóvenes; algún chalet... y muchas cenas de restaurante. ¿Viajes? Pocos, por la pandemia”, resume una trabajadora.
Cuentan que uno de los compañeros se compró un todoterreno en internet en medio de la euforia. Al llegar su 4x4, vio que estaba preparado para correr casi un París Dakar. “Lo usa para ir al campo, al tros”, bromean.
Si no se repite la suerte este miércoles, lo más probable, mucha salud y el sorteo del Niño, con las ventas también desbocadas en Reus y Riudecols (1.000 décimos más). “Soy como la Pastoreta ”. Y Jose vuelve a reírse.
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