Una nueva guerra de las terrazas acecha sobre Barcelona. El Ayuntamiento reducirá buena parte de los veladores que permitió ampliar durante la pandemia. Hablamos principalmente de aquellos que se dispusieron de manera extraordinaria sobre las aceras, en tantas calles y plazas de la ciudad. Cientos de mesas y de sillas –su número es aún una incógnita– tienen un horizonte muy turbio.
A fin de paliar los efectos económicos del virus sobre un sector clave de esta urbe, el Consistorio otorgó el año pasado 3.668 nuevas licencias de terrazas. De ellas, 1.588 se ubicaron en chaflanes, carriles de circulación, cordones de aparcamiento... El objetivo del gobierno de la alcaldesa Ada Colau es consolidar definitivamente sobre todo aquellas mesas y sillas que de manera provisional autorizó instalar ahí, en las calzadas, en el asfalto (en realidad todas aquellas que en cierto modo están arrebatando espacio al vehículo privado). La comisión municipal de Urbanismo aprobó ayer de manera inicial la modificación de la ordenanza de terrazas destinada a hacerlo posible. El resto de nuevas mesas y sillas, las instaladas en las aceras, tendrán que regularse por las normas que regían antes de que se declarara la pandemia. Ello implicará, por ejemplo, que todas tendrán que agruparse frente a la fachada del local, y no dispersarse alegremente a lo largo de las aceras, tal y como viene sucediendo durante la pandemia. Además, las mesas y las sillas que permanezcan en la acera deberán agruparse con aquellas que se mantengan en la calzada. El Ayuntamiento estudiará caso por caso. La criba se producirá a principios del año que viene. Su calendario no está aún claro. A muchos restauradores no les hará ninguna gracia... Nunca una terraza fue tan importante como ahora para sacar adelante un negocio.
De todas formas el apoyo de la oposición al ejecutivo de Colau en este asunto es muy frágil. Todos los grupos aseguraron que presentarán muchas alegaciones, que todo está por decidir. esta luz verde es muy tenue y no garantiza la aprobación definitiva. ERC y JxCat se abstuvieron, y los grupos que menos suelen apoyar al ejecutivo en estos menesteres –Cs, Bcn pel Canvi y PP–, votaron a favor. “El gobierno contrapone movilidad y economía –dijo Luz Guilarte, de Cs–, y está chantajeando a los restauradores”.
El gobierno municipal quiere consolidar de manera definitiva los veladores dispuestos en la calzada
Janet Sanz, teniente de alcalde de Urbanismo, subrayó que consolidando únicamente las nuevas terrazas dispuestas en el asfalto Barcelona será una ciudad mucho más sostenible, que la ciudadanía disfrutará de un espacio público de mayor calidad, que las aceras quedarán más despejadas...
Y que esta modificación no afecta a los criterios fundamentales de la ordenanza. A saber, que las mesas y sillas plantadas en la acera deberán garantizar el paso de los vecinos tal y como lo estipula la ordenanza de terrazas aprobada por todos los grupos políticos en el 2018, el texto que puso fin a aquella primera gran guerra de las terrazas.
Y a medida que los restauradores soliciten la transformación de sus licencias extraordinarias en definitivas y adquieran por alrededor de unos 6.000 euros los nuevos modelos homologados de terrazas, prosiguió la teniente de alcalde, el Ayuntamiento irá retirando las barreras de hormigón de color amarillo modelo New Jersey que desde más de un año están envolviendo Barcelona en aires de ciudad sumida en un conflicto armado. El objetivo municipal es que la última New Jersey se despida en junio del 2022.
El apoyo de Cs, Bcn pel Canvi y PP permite aprobar inicialmente la modificación de la ordenanza
Pero estas explicaciones no convencieron al principal grupo de la oposición, y el republicano Jordi Coronas le espetó a Sanz “quién les ha visto y quién les ve”. Los concejales republicanos entienden que en el fondo el gobierno de Colau no está actuando con la contundencia debida, que las mesas y sillas que se consoliden en la calzada han de restarse de las que se sumen en las aceras, que hay que respetar el consenso que se alcanzó en el 2018.
Porque en nueva guerra de las terrazas muchas entidades vecinales están cavando otra trinchera, la de que quienes piensan que muchos bares y restaurantes de la ciudad están aprovechando estas apocalípticas circunstancias para apropiarse del espacio público. Hace meses que la Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona (Favb) inició una campaña de denuncia, animando a la ciudadanía a fotografiar aquellos negocios que no hacen otra cosa que plantar más mesas y sillas de las autorizadas. No todos los restauradores obtuvieron la ampliación de los veladores que solicitaron, sobre todo el Ciutat Vella y Gràcia. El gobierno municipal corre así el riesgo, entre unos y otros, de pellizcarse con una incómoda pinza.