“Cuando leí el guion sentí que me lo habían mandado del cielo”

Su carrera ha pasado por múltiples etapas. Primero Katherine Heigl fue la niña modelo que de adolescente compartió cartel con Gerard Depardieu en una de sus pocas aventuras hollywoodenses y luego pasó a la televisión, primero en Roswell y luego en cinco temporadas de Anatomía de Grey , por la que fue nominada a dos Globos de Oro. Tan capaz de brillar en drama como en comedia, fue también elegida para ser la gran estrella de cine en películas como Lío embarazoso y Killers , pero cuando dejó de tener la respuesta esperada regresó a la pequeña pantalla con series como Asuntos de estado y Duda razonable . Tras un breve paso por Suits , ahora Heigl se ha sumado a la moda de las plataformas con su propio proyecto para Netflix, El baile de las luciérnagas , en la que encarna a Tully, una famosa conductora de televisión que solo muestra su lado vulnerable ante su amiga de toda la vida, Kate, encarnada por Sarah Chalke.

¿Cómo se involucró en El baile de las luciérnagas ?

Simplemente me enviaron el guion. Había leído el libro cuando se publicó 10 años atrás. Yo estaba en Toronto grabando Suits . Era la temporada final, quedaban pocos meses de grabación y no sabía cómo iba a continuar mi carrera. Pero si tenía en claro que quería encontrar algo que me intrigara y me conmoviera, que me hiciera reír y llorar, que fuera profundamente humano. Y cuando me puse a leer el guion de El baile de las luciérnagas sentí que me lo habían mandado del cielo porque era todo lo que estaba buscando. No solo era una hermosa historia de amistad sino que además interpretar a esta mujer iba a ser un desafío tan interesante como divertido. Por suerte no me pidieron que le interpretase a los 14, pero si tuve que hacerlo desde que tiene 19 hasta que ha cumplido los 43. Eso es algo verdaderamente fantástico para cualquier actriz. Pero además sentí que era una historia que me resultaba familiar, por lo que volví a leer el libro, y me fascinó de la misma manera que la primera vez. Kristin Hannah es una de mis autoras favoritas.

Su personaje es muy exitoso pero tiene serios problemas personales, ¿cree que su incapacidad de formalizar una relación tiene que ver con su complicado trato con su madre?

Espero que tengamos una segunda temporada para explorar eso. Me encanta la psicología. El libro me permitió conocer profundamente el mundo de Tully, y esa fue mi inspiración para crear al personaje. Los creadores de la serie se atrevieron a ir más allá a la hora de desarrollar el argumento y tomaron caminos diferentes que se alejan del libro por lo que también tuve que analizar cuáles son sus razones. La incapacidad de Tully de mostrarse verdaderamente vulnerable frente a un hombre y con casi todo el mundo con la excepción de Kate y su propia familia, se origina en que cuando era pequeña fue abandonada una y otra vez por su madre. Tuvo a esta abuela increíble que fue quien le crio, que la amaba y la adoraba. Pero el abandono que sufrió por parte de su mamá es algo que como adultos no es algo fácil de superar. Tully ni siquiera se ha atrevido a examinarlo, simplemente se ha endurecido como resultado de esa situación. Creo que esa es la razón por la que Kate es semejante fuente de confort y alivio para ella, porque lo vio todo.

Su madre real no podría haber sido más diferente que la de este personaje, ¿no es así?

Tal cual. Mi madre y yo comenzamos juntas en esta industria, porque yo era una niña y ella era la adulta responsable, por lo que siempre tenía que estar en los platós. Y cuando crecí, nos mudamos a Los Ángeles, y ella siguió guiándome y apoyándome en mi carrera. Nuestra relación evolucionó hasta que tuvimos esta conexión tan linda que tenemos en la que yo me concentro en lo que se hacer bien, que es actuar y ser creativa, y ella se ocupa de la parte empresarial, lo cual es maravilloso porque yo no soy tan buena con eso. Todavía me sigue aconsejando, siempre le pido su opinión, pero soy yo la que elijo los proyectos.

¿Cómo de complicado fue aparentar edades tan distintas a la suya?

Fue duro. Con Sarah probamos distintas cosas pero no funcionaron porque en lugar de parecer más jovenes, parecíamos un par de excéntricas. Finalmente pedimos ayuda a Netflix. Vinieron con su varita mágica generada por ordenador y nos hicieron lucir más jovenes. Es una experiencia interesante, porque uno no se da cuenta de lo que ha envejecido hasta que pasa por algo así. De todos modos fue divertido tratar de encontrar la energía y esa vivacidad que uno tiene en su juventud, porque a los 42 y con varios hijos, suelo estar muy cansada.

Cuando tenía 14 años, ¿era tan segura de sí misma como su personaje?

En absoluto. Esta chica sí que se conocía bien. Y aunque conservo algunas cosas de como era yo en mi adolescencia me alegro de haber dejado a esa chica atrás. Si pudiera volver en el tiempo le diría que no se tome a sí misma tan seriamente y que se quiera un poco más