La búsqueda de un equilibrio que haga que en los dos kilómetros de la avenida Paral·lel de Barcelona puedan seguir viviendo los vecinos sin necesidad de que tengan que asumir que viven en un parque turístico. Y, a la vez, potenciar la zona cultural, la de los locales míticos concentrados en esta avenida, especialmente, entre la altura de la calle Viladomat y Margarit hasta Cabanes. Estos son los objetivos del nuevo plan de usos del Paral·lel aprobado de manera inicial en comisión de gobierno y que, si consigue superar todos los trámites (exposición pública, comisión de urbanismo municipal y pleno), entraría en vigor justo antes, o inmediatamente después, del próximo verano.
“La idea es proteger la actividad vecinal, pero también la comercial”, manifiesta la teniente de alcalde Urbanismo, Movilidad y Ecología, Janet Sanz, que explica que, precisamente para repensar esta avenida “singular”, en diciembre del año pasado se aprobó una suspensión de licencias en toda la avenida que todavía está vigente. “El plan de usos quiere ser una garantía para evitar que los vecinos se tengan que marchar, para evitar un monocultivo de la restauración y el ocio nocturno. Y también esponjar los comercios”, añade Sanz.
La propuesta del Ayuntamiento plantea, ya de inicio, que no se pueda implantar ningún establecimiento en locales contiguos a viviendas e introduce distancia, densidad y superficie para ordenar los comercios y locales lúdicos.
El plan fija que no puedan haber más de cinco locales en un radio de 150 metros dedicados a restauración y comercio alimentario con degustación
En este sentido, para que no se acumulen establecimientos “que perjudiquen la calidad ambiental del espacio público”, el plan de usos fija que no puedan haber más de cinco locales en un radio de 150 metros dedicados a restauración y comercio alimentario con degustación. Marca también una distancia mínima de 100 metros entre establecimientos de exhibición o espectáculos en recintos cubiertos (cine, teatro, salas de conciertos...); y de 200 entre actividades deportivas –excepto los centros de gimnasia, aeróbic o similares–, actividades musicales, venta de caramelos y helados, exposición y venta o alquiler de bicicletas y de movilidad de personas.
Los centros de gimnasia, aeróbic o similares, juegos y atracciones, karaokes, bodegas, autoservicios o supermercados tendrán que dejar una distancia mínima entre ellos de 400 metros.
El nuevo plan también plantea que los locales destinados a juegos de azar y recreativos tendrán que estar, como mínimo, a 100 metros de centros docentes, institucionales y sanitarios, si bien en el caso de las salas de exhibición sexual, material pornográfico y de prostitución la distancia con respecto a estos equipamientos tendrá que ser de 200 metros. Además, se obligará a determinados nuevos negocios a habilitar una doble puerta, que también tendrán que incorporar establecimientos ya instalados en el caso de importantes reformas. En los centros de gimnasia, aeróbic o similares sólo se podrán instalar en la planta baja del edificio.
Se busca potenciar la actividad cultural, lo que es el Paral·lel como espacio singular”
“Pero también es un plan que busca potenciar la actividad cultural, lo que es el Paral·lel como espacio singular”, insiste Janet Sanz. En este sentido, la propuesta municipal también define una área de “tratamiento específico”: la zona comprendida entre las calles Viladomat, Margarit y Cabanes. En toda esta área las actividades musicales, excepto las discotecas, no tendrán que cumplir la condición de distancia lineal y podrán tener una superficie destinada al público superior a otros locales del resto de la zona: de 200 metros cuadrados y no de 150. Eso sí, si en su interior tienen un bar, este no podrá superar el 35% de todo el establecimiento principal.
“El plan busca favorecer también la apertura de nuevos locales culturales de pequeño formato”, precisa la concejal de del distrito de Sants-Montjuïc, Laura Pérez, y no tanto de locales de ocio nocturno.
El Paral·lel es una avenida referente de la ciudad por su pasado canalla y en donde permanece también una pequeña joya, que el Consistorio adquirió en el 2010: el teatro Arnau, un edificio en estado deplorable, abandonado, lleno de andamios... , pero a su vez uno de los teatros más antiguos de la ciudad que inició su actividad en 1894. La reforma está previsto que empezara el año que viene si no hay nuevos inconvenientes de última hora.