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La investigación de la agresión a ancianas en Arenys de Mar destapa episodios de terror en la residencia

Sucesos

La investigación por las agresiones y violaciones a una decena de ancianas en un geriátrico de Arenys destapa episodios de absoluto terror

Entrada del geriátrico Itaca de Arenys de Mar, tras destaparse los abusos y agresiones a varias ancianas

ACN

El terror tiene cara y nombre para las nueve ancianas del geriátrico Itaca de Arenys de Mar que fueron agredidas la pasada Nochebuena. Jamás podrán olvidar como José, aquel joven
afable, bajito y fornido que habitualmente las ayudaba, se transformó en una bestia que no dudó en golpearlas brutalmente e incluso, a cuatro de ellas, violarlas salvajemente, sin opción a defenderse. Amparado en la soledad de la noche y actuando bajo los efectos del alcohol, el joven celador, de 30 años y nacido en Badalona, sembró el pánico entre las ancianas. Pero eligió a las más débiles.

En la entrada de la residencia, bajo un rótulo de “Feliz Navidad”, una de las ancianas agredidas mostraba ayer su cara deformada por los golpes mientras esperaba la llegada de su familia. Los adornos navideños no podían empañar la atrocidad y las vejaciones que durante horas sufrieron algunas de las residentes a manos de un individuo desequilibrado. El agresor “era una persona de toda confianza”, admitía ayer la directora de la residencia, Mertxe Aguilar, trastornada por unos hechos que la superan. “Llevaba trabajando con nosotros durante cinco años”, haciendo sustituciones y “nunca mostró una actitud que nos hubiera hecho sospechar” como prueba que “por la noche sólo está el personal de nuestra confianza”. El hecho de que esa noche sólo fueran dos los trabajadores para cuidar de 100 internos “es lo habitual”.

Nadie atiende a comprender cómo aquel joven pudo reaccionar tan salvajemente. Con formación de fisioterapeuta, a sus 30 años, este vecino de Pineda de Mar era muy querido por todos. Por ello, las enfermeras del turno de mañana no podían entender qué había pasado. Nueve ancianas, alguna que incluso superaba los cien años, presentaban heridas y síntomas de agresión física. Otras cuatro mostraban laceraciones y rasguños en sus partes íntimas, indicadores de una agresión sexual. La residencia activó el protocolo de urgencia. El ahora detenido mostró al principio una actitud vacilante y con argumentos poco creíbles, refiriendo incluso agresiones y peleas entre las internas.

Las ancianas agredidas fueron trasladas al hospital de Mataró. Desde el primer momento, el caso tenía visos de ser una agresión múltiple y violación en masa. Unos cuantos policías interrogaron a los testigos pese a la dificultad de comunicación que supone hablar con personas con enfermedades mentales. Esa noche el celador compartía turno con otra trabajadora, que declaró a los mossos que su compañero llegó al trabajo “muy bebido”. El detenido actuó con premeditación y escogió a sus víctimas entre las que no se podían defender, prueba de ellos es que una de las violadas es una mujer de 67 años a la que un ictus mantiene inmovilizada.

Los familiares mostraron ayer su “indignación” por el trato recibido por parte del geriátrico. También se quejó el ayuntamiento de Arenys de Mar. El alcalde, Estanis Fors, y la concejal de Sanidad, Soraya Real, apenas fueron atendidos por los responsables de la residencia cuando, como hicieron algunos parientes, acudieron el fin de semana a la Itaca a interesarse por lo sucedido. Desde la residencia, la directora justifica su actitud poco comunicativa: “He pasado mucho tiempo en el Departament de Benestar Social de la Generalitat informando de los hechos”.

El Consistorio activó el martes un servicio de atención psicológica para víctimas, familiares y trabajadores del centro, mientras el departamento jurídico estudia presentarse como acusación particular, una medida que adoptarán también los parientes de algunas victimas.

“Nos hemos enterado de la agresión por la prensa”

La residencia Itaca era ayer un hervidero de entradas y salidas de familiares con los semblantes desencajados. La mayoría acudieron a confirmar que su familiar no fuera una de las agredidas. Otros no dudaban en criticar abiertamente la falta de comunicación y el hermetismo impuesto por la empresa que gestiona las tres residencias Itaca, en Arenys de Mar y Reus. La sobrina de una de las agredidas sollozaba amargamente: “Nos hemos enteramos por la televisión”. Al llegar desde Terrassa al geriátrico, resume que el impacto fue espantoso: “La tía tenía la cara deformada” y estaba traumatizada como “si estuviera en una nube” sin ser consciente de lo sucedido. Aun así, no responsabilizaban a la residencia. “No la sacaremos de aquí, locos los puede haber en todos sitios y entendemos que ha sido un hecho esporádico”. Otra familia, en cambio, aseguraba haber sido alertada inmediatamente. “Nos llamaron”, detallaba el hijo de una de las víctimas, que no puede hablar.