La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado este miércoles a dos jóvenes a 26 años de cárcel por maniatar, golpear y asesinar a un vecino de Figueruelas (Zaragoza) a cuya casa entraron a robar en mayo de 2022.
La sentencia se conoce después de un jurado popular declarara la semana pasada a Miguel Artigas (2001) y Daniel Suárez (1996) culpables de robo con violencia y el asesinato de L. A. G, un hombre de 61 años que sufrió 58 heridas por los golpes que le propiciaron tras maniatarlo y al que también asfixiaron con una bolsa de plástico. Por estos hechos, la Fiscalía había solicitado 29 años de prisión, medio año más que la abogada de la familia de la víctima.
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La víctima, de 61 años, presentaba hasta 58 heridas en diferentes partes del cuerpo
Al final, la sentencia dada a conocer hoy establece para cada uno de los acusados una pena de 22 años y medio de cárcel por el delito de asesinato y de otros tres años y medio por el de robo con violencia en casa habitada. Además, ambos deberán indemnizar con 150.000 euros a los herederos legales de la víctima.
El siniestro suceso tuvo lugar en la noche del 2 al 3 de mayo de hace tres años. Aquella jornada, los criminales se desplazaron desde la localidad de Utebo a Figueruelas para asaltar la casa de la víctima, a la que accedieron después de saltar un muro.
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Ya dentro, tras inutilizar las cámaras de videovigilancia, Artigas le practicó un mataleón a la víctima –llave capaz de dejar inconsciente a quien la recibe- para después ponerle una bolsa en la cabeza y atarle las manos.
Sin posibilidad de defensa, lo golpeó reiteradamente en la cabeza, cuello, tórax, brazos y piernas con objetos contundentes, como una barra de cortina y una llave inglesa. El hombre, que arrastraba problemas de salud, falleció como consecuencia de la asfixia y los traumatismos. Su sufrimiento, apunta la sentencia, se aumento de forma “deliberada e inhumana” con “padecimientos innecesarios”.
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El fallo establece una indemnización de 150.0000 euros para los herederos legales de la víctima
Aunque el tribunal considera a Artigas el autor material de la muerte, condena a Suárez en los mismos términos, ya que se dedicó a registrar la casa durante las torturas y consintió el asesinato, algo que él mismo reconoció en la vista oral.
Tras una ardua investigación, la Guardia Civil detuvo a los jóvenes un año después de la comisión del crimen. Para su identificación, fue clave un estudio de triangulación de las señales captadas por varias antenas de telefonía móvil del aparato de la víctima, uno de los objetos que robaron, lo que permitió situar a los dos culpables junto a este objeto. También se encontraron restos de ADN de uno de los acusados en una bolsa de plástico próxima al cadáver.
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Las defensas de los acusados intentaron, sin lograrlo, que lo ocurrido fuese calificado como un homicidio, lo que conlleva penas más bajas que el asesinato, y que se reconociesen atenuantes como la de drogadicción, y, en el caso de Artigas, la eximente incompleta por trastorno mental.
