Compartir hasta el nicho
Eduard sigue recibiendo llamadas de personas a las que ha ayudado y ayuda en la vida... y hasta en la muerte: “Ayudamos a un niño de cuatro años que perdió a su padre alcohólico y a su hermano heroinómano y sufrió abusos de un guardia urbano retirado. Creció, se esforzó y lo superó trabajando mucho y bien. Me iba llamando y compartíamos la alegría por sus progresos. Cuando murió su madre me llamó llorando, porque no quería que la enterraran en la fosa común de Montjuïc. Me pidió el nicho de mi familia. Lo consulté y llegamos a un acuerdo. Él compró una lápida y pusimos en ella los apellidos de nuestras dos familias. La pagamos a medias y a medias también costeamos el mantenimiento. A veces vamos a visitarla juntos. Y convenimos paseando por el cementerio que quien menos tiene es quien solo vive para tener más”.
¿Por qué trabaja en Cáritas?
Debo empezar por agradecer a La Contra que nos inspiren algunos de sus personajes en nuestras reuniones: usamos una canción, un vídeo, o una Contra ...
Gracias: nunca me he sentido más útil.
Me hice voluntario de Cáritas en el 82 después de una crisis personal siendo economista y directivo de una gran empresa. Mi padre lo había sido en una multinacional francesa, yo fui en un viaje a Taizé...
¿Los encuentros ecuménicos?
Aquellos viajes fueron una patada en el alma, porque conocí a jóvenes de toda Europa que compartían felices su tiempo y cuanto tenían con enfermos terminales, personas sin hogar, niños abandonados...
¿Qué hizo usted como voluntario?
Entretenía los sábados a un niño de tres años que había sido abandonado por su madre, una mujer subsahariana heroinómana, en una fonda de Ciutat Vella.
¿Cómo fue la experiencia?
Nos enamoramos de él. Mi familia quería que lo llevara a casa el sábado y el domingo y el lunes... Queríamos adoptarlo...
¿Por qué no lo adoptaron?
Porque mi compromiso era no volver a verlo nunca cuando fuera adoptado por otra familia. Ahora sé que vive feliz con su familia de adopción. Nada más.
¿Lo echó de menos?
Mucho. Pero también aprendí con él que vivimos en una burbuja de bienestar unos cuantos privilegiados. Y que en el mundo real allá afuera miles de personas tan humanas como nosotros se juegan la vida por alcanzarnos...
¿Europa aún es un lugar de salvación?
Somos los europeos los salvados por ellos, que llegan en patera y nos sirven en los bares y cocinas; limpian nuestras casas y a nuestros mayores cuando nosotros, que somos sus hijos y nietos, no queremos limpiarlos. Mi mujer está muy enferma...
Lo siento: ánimo, Eduard.
...Y muchos de esos llegados de fuera de nuestra burbuja le ayudan y limpian y cocinan para ella en el hospital. Y a menudo viven en pisos patera en los que no tienen ni derecho a cocina y comparten habitación con desconocidos durante años...
¿Cómo les ayudan en Cáritas?
El año pasado atendimos en proyectos de ayuda a la vivienda más de 100.000 personas que apenas pueden subsistir...
¿Quiénes son?
Personas que trabajan para nosotros, los de la burbuja, y nos limpian y ayudan; pero después se ponen enfermos y no tienen quien les acompañe y cobran miserias en situaciones irregulares en las que se aprovechan de ellos hasta que enferman.
¿A cuántos pueden ayudar?
Sabemos que en esas situaciones hay en Barcelona y su área más de 100.000 personas; pero solo podemos ayudar a 2.000 para darles techo en pisos compartidos.
¿Ropa y alimentos?
Cáritas es mucho más que eso. Les hacemos sentir que no están solos. Acompañamos a personas sin hogar, drogodependientes, mujeres maltratadas, exdelincuentes intentando rehacer su vida...
Cuenta usted historias tremendas.
En Va de vida cuento veintinueve, con los nombres cambiados. Muchas son personas a las que acompañas al principio y son ellos los que acaban acompañándote...
¿A quién recuerda ahora mismo?
A todos: drogadictos, enfermos terminales, niños abandonados... Y al buen samaritano, despreciado por todos los judíos como inferior; pero piadoso con el enfermo desconocido, porque, más allá de toda tribu, sintió que era tan persona como él.
Esa parábola liberó de la prisión de nuestras tribus a toda la especie humana.
Puso la condición de ser humano por encima de todas las identidades y en ella nos hizo a todos iguales. Cuando la haces tuya en tu día a día te sientes renovado.
¿Cáritas no es solo para cristianos?
En Santa Coloma un grupo de mujeres magrebíes venía a reunirse a algunas de nuestras parroquias y con ellas fundamos Ciudadanas del Mundo.
¡Bravo!
Ayudan a otras magrebíes recién llegadas a traducir al catalán, castellano y francés sus cartas y documentos.
¿No quisieron convertirlas?
Quisimos ayudarlas y las ayudamos a que se ayudaran. Traen sus pasteles de miel y confraternizan y se apoyan.
¿Se lo agradecen?
También ayudamos a venezolanos que huyen de su país y colombianos en busca de un lugar para empezar de nuevo y estamos allí para que de nuevo no sea de cero. Encuentran en la parroquia un lugar para reunirse, celebrar cumpleaños y no sentirse solos. Somos su familia.