Practicar la visión nocturna
Frente a la psicología moderna que exuda cierto optimismo tóxico y la filosofía clásica llena de aforismos inspiradores, Alessandri reivindica el lado oscuro de nuestro espectro emocional y nos dice que la ansiedad no es debilidad ni la depresión, pereza; y que la ira, la tristeza y la aflicción no son trastornos de los que debamos avergonzarnos. En su ensayo Visión nocturna (Koan) critica que la obsesión de la cultura actual por la positividad y lo luminoso nos ha vuelto intolerables a los estados de ánimo oscuros. “Mi país, EE.UU., es el país de la autosuperación, el optimismo y el poder del pensamiento positivo. Nos han criado con una dieta a base de luz que asociamos con la seguridad, la paz, la esperanza, el amor, la felicidad... todo lo bueno”, pero adentrarse en la oscuridad propia nos promete un futuro emocionalmente inteligente.
¿Quejarse es bueno?
Es necesario. A quienes tenemos un carácter más sombrío nos cuesta que la positividad no nos lapide piedrecita alegre a piedrecita alegre.
A menudo nos sentimos peor por el hecho de sentirnos mal.
Vivimos bajo la imposición de lo que llamo la metáfora de la luz: la luz es mejor que la oscuridad, la felicidad debe derrotar a la tristeza y la tranquilidad a la ira.
Sí, eso nos dicen, y parece buen consejo.
El pesimismo se ha vuelto repudiable. No me sorprende que nos presionen para mantenernos en el optimismo, pero efectivamente hacen sentirnos mal por sentirnos mal.
Al dolor le sumamos la ansiedad.
Yo considero que nuestro sufrimiento no es una señal de que estamos rotos, sino de que somos tiernos, perceptivos e inteligentes.
¿Estar en la oscuridad no es tan malo?
No, pero en la historia de la filosofía y de la religión todo lo oscuro es dañino y lo luminoso, bueno. Sin embargo, el ser humano es luz y oscuridad y debemos tener una filosofía que nos respete en ambos estados.
El mensaje es: sofoca y trágate tus estados de ánimo sombríos.
Bajo la luz, la ira parece venenosa y hay que deshacerse de ella. En la oscuridad, la ira parece información y por tanto hay que escucharla. Necesitamos dejar de intentar arrojar luz sobre la oscuridad y, por el contrario, aprender a ver en la oscuridad.
¿Usted lo consigue?
Yo, en los malos momentos, me decía: “Estoy rota, soy débil, no controlo mis emociones, soy un monstruo”. Lo aprendí de mis maestros: Platón, Séneca, los estoicos. Pero luego descubrí que el enfado es información.
¿Felicidad y tristeza no son opuestos?
No, lo agridulce existe. Yo recuerdo reír con mi madre en la época en la que ella estaba muriendo. Los sentimientos no van necesariamente en fila india, como decían los epicúreos y Platón. Los humanos somos capaces de sentir varias cosas a la vez, aceptarlo nos hace más comprensivos.
¿Qué nos da la oscuridad?
Los estados de ánimo sombríos nos dan acceso al autoconocimiento, la conexión, la compasión, la empatía. Las personas conectan más cuando están tristes. Unamuno decía que cuando se sufre se ven almas que sufren.
Pero está bien intentar remontar.
Sí, pero no tiene que ser un trabajo. Los libros de autoayuda te dan pautas para salir del sufrimiento, pero estar triste o ansioso es solo un periodo en tu vida que va y viene. Hay que romper con la positividad tóxica.
¿Por qué la llama tóxica?
Nadie se sienta con un amigo a compartir su tristeza, sino a instarle a no estar triste. Eso es terrible, por ejemplo, en los duelos. “Un duelo no es un problema que se debe resolver, es una experiencia que se debe cuidar”, dice la experta Megan Devine.
La ansiedad es un monstruo muy actual.
Te señala que algo no está bien, tal vez tengas que cambiar de trabajo, aclarar cosas en tu vida o revisar algo en ti... Pero pensar que debes curarte de la ansiedad es erróneo. Kierkegaard decía que, cuanto más ansiosa es una civilización, más profunda.
¿Cuáles son los mandamientos de la metáfora de la luz ?
Uno tiene que tener una sonrisa en la cara para que nadie te pregunte qué te pasa, uno se tiene que sentir bien. En Estados Unidos decimos que uno debe llevar su propio sol a cualquier evento, ese es el mandato. Y si un niño no es optimista, es que está enfermo; hay libros y libros sobre ello.
Entiendo.
El precio de esos mandatos es no querer reconocer que la gente se enferma, muere, padece; que la vida está llena de sufrimiento y dolor, todo eso que nos hermana. Sin esa máscara de la felicidad hay mas honestidad y sin duda también mejores relaciones.
¿Más auténticas?
Los estados de ánimo oscuros no son problemas. Uno puede estar infeliz, sufriendo, pero no por ello está roto; sentir es una riqueza.
¿Cómo cultivar la visión nocturna?
Cuando te sientes mal, en lugar de tratar de distraerte o solucionarlo, siéntate con ello y pregúntate qué está pasando, por qué te sientes así.
Dice que la ansiedad es una reacción inteligente a un mundo sombrío.
La ansiedad y el enojo son maestros; si no, este mundo no va a cambiar. La persona ansiosa está prestando atención, y yo no quiero un mundo en el que todos estamos dormidos sin ver lo que está pasando.
Siempre que no te bloquee.
De acuerdo, pero la ansiedad es sobre todo información. Y me parece importante no mesurar ni comparar el dolor. No juzguemos y no nos juzguemos, no nos digamos “tienes que estar feliz porque lo tienes todo”. Eso no ayuda, simplemente te hace sentir culpable.