“Nuestra auténtica identidad no desaparece con la muerte”
Tengo 81 años. Soy barcelonés. Casado, tengo dos hijos. Presido la sección de médicos sénior del Colegio de Médicos de Barcelona y los represento en el Consejo General de Colegios de Médicos de Madrid. Doy clase en la universidad y difundo mis experiencias sobre los fenómenos de la supraconciencia. (Foto: Xavier Cervera)
Confiar en la vida
Manuel Sans Segarra no es un médico new age, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en el hospital Universitario de Bellvitge, plenamente comprometido con el método científico. Pero lo que le contó un paciente que se recuperó de un estado de muerte clínica le llevó a investigar a fondo las experiencias cercanas a la muerte (ECM) desde una perspectiva científica; lo explica en su libro La Supraconciencia existe. Vida después de la vida (Planeta), que ha escrito con la colaboración del periodista Juan Carlos Cebrián. Tras investigar los miles de casos registrados y comprobados de ECM, nos ofrece una nueva comprensión de la vida después de la muerte. La conciencia pasa a convertirse en supraconciencia, es decir, la conciencia que existe más allá de la mente y el cuerpo físico. “El gran salto está en confiar en la vida”.
Usted era cirujano en el hospital Universitario de Bellvitge.
Como médico mi formación estaba fundamentada en el método científico, cartesiano y newtoniano, en el que definimos la muerte como el fin de nuestra existencia, y eso es lo que enseñaba a mis alumnos.
¿Por qué habla en pasado?
Por lo que me ocurrió tratando a algunos pacientes diagnosticados de muerte clínica, es decir, que están en paro cardiaco, paro respiratorio, sin reflejos y sin actividad mental.
Muertos.
Sí, pero los reanimamos, y algunos de ellos me contaron una serie de vivencias increíbles coincidiendo con el tiempo en que estaban clínicamente muertos.
¿Ya conocía las experiencias cercanas a la muerte (ECM)?
Tenía 40 años y no conocía ese fenómeno, pero mi inquietud investigadora me hizo estudiar toda la amplísima bibliografía mundial y pude comprobar que su incidencia es extraordinariamente elevada.
¿Y es una experiencia similar para todos?
Sí, sus características se repiten en los distintos casos. Su experiencia tiene una estructuración lógica, y se acuerdan con toda clase de detalles del fenómeno.
¿Qué es lo que más le sorprende?
Que esa experiencia cambia su vida para siempre: de hecho, el 75% de los pacientes que han vivenciado un ECM se divorcian al cambiar su concepción existencial.
¿Qué cambios experimentan?
Pierden el miedo a la muerte, que es nuestra identidad materialista, la expresión del ego, son más felices, y entienden que su auténtica identidad no desaparece con la muerte.
¿Con conciencia o sin conciencia?
La conciencia neuronal desaparece, pero la supraconciencia, que es la que vivencian en el momento que están clínicamente muertos, aflora. Cuando la persona muere, su
conciencia pasa a otra dimensión, que es la supraconciencia.
Defíname supraconciencia.
Tal como afirma la física teórica, todo es energía. Nosotros vivimos en un plano energético tridimensional, pero en el momento en que morimos nuestra conciencia se mueve en otra dimensión energética con otras características.
¿Cómo es esa otra dimensión?
En primer lugar, es eterna. En física teórica, como demostraron Einstein y Stephen Hawking, el tiempo no es lineal, sino circular. Eso quiere decir que en esa dimensión la eternidad está siempre presente.
¿En segundo lugar?
Hay una conciencia primera a la que llamamos Dios y que puede demostrarse científicamente estudiando las partículas subatómicas en los aceleradores de partículas.
¿Una conciencia primigenia, un origen?
Sí, y sumado al concepto fractal que afirma que todo está formado por múltiples partes y que cada una de ellas tiene las propiedades del todo, determina que nuestra conciencia tiene las propiedades de esa conciencia primera: la eternidad y la omnisciencia.
¿Nuestra conciencia lo sabe todo?
Eso es la intuición, una forma de precognición. Las personas que han tenido una ECM se vuelven muy intuitivas.
Hablemos de la experiencia de la ECM.
Después de certificar la muerte clínica, la persona siente cómo se eleva hacia un plano superior, ve su propio cuerpo tendido sobre la camilla del hospital; tiene encuentros
con seres de luz o entidades espirituales. Algunas personas describen encuentros con seres queridos ya fallecidos.
La medicina convencional dice que el cerebro provoca esas manifestaciones.
Sí, y las califica de alucinaciones, pero las alucinaciones no tienen una estructuración lógica, son absurdas, al contrario de las ECM.
¿Qué dicen los neurólogos?
Les pregunté cómo se explicaban que muchas personas que han vivido una ECM sean capaces de describir lo que vieron y escucharon estando clínicamente muertos, atravesar estructuras sólidas y escuchar y ver más allá del quirófano lo que está sucediendo.
¿Hay muchos casos?
Miles de casos registrados y comprobados, incluso hay pacientes que te describen lo que está pasando en las antípodas, es decir, que hay una transferencia de información independiente del espacio y del tiempo.
¿Qué le dijeron los neurólogos?
Que no tenía explicación, como puede ser que una persona que está muerta pueda contar después lo que está pasando a distancia.
¿Nada sabemos?
Hay un gran paralelismo con muchos fenómenos de la física cuántica que ofrece una visión del universo que va más allá de lo que podemos percibir con nuestros sentidos. Fenómenos como la superposición y el entrelazamiento cuánticos podrían proporcionar una explicación para algunas de las experiencias reportadas en las ECM.