El ancestro que no se resignó
¿Hay algo más emocionante que descubrir las huellas de un antepasado de hace 3,7 millones de años? El profesor White, que desenterró un metacarpio de ardipithecus anterior a Lucy, en la lava de Etiopía, cree que “aún es más emocionante compartir y transmitir esa pasión a los jóvenes”. Así nos da también una alternativa a su pesimismo inicial sobre nuestro futuro como especie –teme que desapareceremos, como todas– al constatar que el cambio climático que causa la avaricia de algunos no tiene precedente en la historia del planeta. Tenemos que actuar, advierte, para evitarnos un final como el de los dinosaurios. Porque lo que nos caracteriza como humanos, desde que uno de nuestros ancestros rompió una piedra para afilarla, es nuestra capacidad de no resignarnos a nuestro destino natural y la de darnos otro.
¿Qué dicen los humanos del pasado sobre nuestro futuro?
En el lecho marino del Cantábrico español hoy se puede apreciar el impacto del meteorito que liquidó los dinosaurios...
¿Pero no cayó en México?
Aquí se ve un lado del inmenso cráter...
¿Y qué nos dice ese cráter del futuro?
Que los paleontólogos no debemos intentar adivinarlo. Los dinosaurios que dominaban el planeta hoy son solo fósiles. Un meteorito y... ¡zas! Extinguidos.
Los humanos aún estamos y, además, tenemos estaciones espaciales y misiles.
Los paleontólogos podemos medir la huella del cambio climático en el planeta a lo largo de millones de años.
El clima siempre fueron oscilaciones.
Y por eso podemos atestiguar hoy los científicos que nunca en los últimos 65 millones de años el clima, el calentamiento global, osciló tan deprisa como ahora.
¿Acaso porque antes no hubo motores?
Nuestro trabajo es dar los datos, y esos son para que los científicos los interpreten.
¿Qué le sugiere que la humanidad no haya dejado de progresar?
Podemos darle dimensión a ese progreso: hoy el ADN nos permite determinar que un neandertal vivía 35 o 40 años como mucho.
Los romanos, de media, no mucho más.
Porque hasta hace poco los humanos solo lograron extender el nicho de la especie.
¿Cómo?
Por cultura, no por genética. Hace 2,6 millones de años un ancestro nuestro rompió una piedra con otra para darle filo y así quebrar huesos de cadáveres y comerse el tuétano...
¡Qué crack!
Así no teníamos que competir ya con los buitres y hienas: podíamos devorar lo mejor de los cadáveres y pudimos invadir los nichos de otras especies y expandirnos.
¿Cómo lo sabe?
Porque de África llegamos hasta aquí en Atapuerca. Y debo decir aquí que la paleoantropología española es líder en el mundo.
¿Y el homínido que afiló la primera piedra nos legó sus genes rebeldes e innovadores?
No tengo tan claro que los innovadores y más valientes no hayan sido también los primeros en morir y que heredemos los genes de los más cobardes. Lo importante es que desde aquella piedra dejamos de evolucionar solo por genes para evolucionar por la cultura.
Si teníamos fuego y calefacción, ¿para qué queríamos ya los genes de peludos?
Pero la cultura en su evolución es mucho más difícil de predecir que la genética. Por eso nadie supo predecir ChatGPT.
Dennet me dijo que dentro de un millón de años nuestro cuerpo será el mismo...
¿Por qué?
Porque, como ya no evolucionamos por la genética, nuestro cuerpo será el mismo.
Le diré cómo estaremos los humanos dentro de un millón de años...
¿...?
...En una palabra: extinguidos. Las especies, ninguna, no duran millones de años.
Las demás especies no se rebelan contra su destino como la humana.
Debo ser científico ahora, suspender el juicio y aceptar que no sabemos...
¿Progresaremos mientras busquemos alternativas a las que encontramos al nacer?
La palabra clave para nuestra supervivencia hoy no es rebelión: es sostenibilidad. Y ahora actuamos como chimpancés que agotan la fruta de un árbol y se van a agotar el siguiente.
Pero siempre hemos hallado solución tecnológica incluso para el abuso tecnológico.
Usted es de los que creen que somos especiales. Y que si había higos en la higuera en otoño los habrá el siguiente.
O tal vez comamos neoinsectos.
Yo solo pregunto desde el estudio de nuestro pasado: ¿tenemos un plan B para la especie? ¿Lo estamos aplicando? Porque la evidencia empírica es que nunca hemos destruido nuestro clima, el planeta y el ecosistema como hoy.
¿Y moralmente? ¿Hemos evolucionado?
Hubo canibalismo en los neandertales, pero no estoy tan seguro de que antes hubiera también asesinatos...
¿Tal vez volveríamos a canibalizarnos si volviéramos a sufrir el hambre neandertal?
Tal vez...
Pero nuestros ancestros enterraban a sus muertos: tal vez creyeran en un más allá.
Yo soy científico y me guío por la evidencia empírica; pero serlo no me impide estar abierto a la noción de que tal vez exista algo más que esa pura evidencia.
¿Algo más que no sea tan evidente como existente?
Algo más que, de eso sí estoy seguro, seguiré buscando. Mi madre tiene 92 años; yo, 72, y mi hija, 12. Y si algún día llego a los 100 y me busca, y aún puedo moverme, me encontrará en el desierto, buscando fósiles.
Ese fue el espíritu del homínido que afiló la primera piedra.
Seguiremos buscándolo.