La monja de ‘Tin & Tina’
Teresa Rabal fuma antes y después de la entrevista. Se lo permite. Por años cuidó de su marido y de su madre, enfermos (“estar pendiente de ellos me ayudó a no deprimirme”, me confiesa). Es una mujer fuerte y generosa, paciente y talentosa. Encarna ahora a sor Asunción, la inquietante madre superiora de uno de esos conventos franquistas en los que criaban a niños abandonados o robados a sus desamparadas madres para venderlos luego a matrimonios pudientes: es la acción, ambientada en 1981, de la película Tin & Tina , dirigida por Rubin Stein y protagonizada por Milena Smit y Jaime Lorente (ahora mismo en salas de cine). Conversamos sobre sus célebres padres –y confidencias que me hizo su madre– y también sobre sus gustos: le está gustando ahora ver la serie The White Lotus.
La reconocen por la calle?
Me dicen: “¡Crecí contigo!”.
Por sus canciones.
Veo, veo , sobre todo.
Y tantas otras.
Grabé veinte discos de canciones durante 30 años, desde 1980: Una cigarra llamada Teresa, Me pongo de pie...
¿Cantante o actriz?
Mi marido me componía canciones, yo cantaba... Pero... yo me siento actriz.
Como su padre, Paco Rabal.
¡El mejor actor de la historia de España!
Y como su madre, Asunción Balaguer.
Estaba yo en su vientre, de seis meses, ¡y ella se tiraba por el suelo en escena!
¿Y nació usted entera?
En casa de mi abuela materna Teresa.
Gran actriz catalana, mamá Asunción.
La forzaban a perder su acento catalán. Jamás lo perdió.
¿Por qué dejó su madre su carrera?
¿Por criar a sus hijos? Más bien por compartir la vida con mi padre.
¿Acompañar a su hombre?
Siempre, ¡y felices! Se amaban mucho.
Pero él... desaparecía y se iba de juerga.
Por días. Pero siempre volvía. Y se lo contaba todo a ella. Mi padre no engañaba.
¿Ella lo consentía?
Yo admiro la admiración, amor y generosidad de mi madre por mi padre.
¿Nunca reprendió usted a mamá?
Sólo una vez, ya viuda: contaba a terceros algunas aventuras de mi padre. Le reñí.
Ella me dijo que temió perderle un día.
¿Ah, sí?
Encontró correspondencia amorosa...
Pues juntos hasta el fin: brindaron con champán en un avión... y él falleció.
Infarto sobre Burdeos.
Mi padre había rodado recientemente allí Goya en Burdeos, el final de la vida del gran pintor... ¡Algo premonitorio!
¿Qué era lo mejor de Paco Rabal?
Su humanidad, su gusto por tratar con todo el mundo sin distingos. A casa venía con un mendigo.
¿Un mendigo?
Antonio “el pobre”. ¡O el dueño de todos los cabarés de Valencia! Trabajé en Valencia y tuve siempre mesa servida en uno de esos cabarés.
Usted fue madre... sin dejar de trabajar.
Yo hubiese sido una mujer muy desgraciada de no haber tenido hijos. Siempre quise ser mamá.
De acuerdo con su pareja.
Me casé con un amigo de mi padre, ¡compañero suyo de juergas! Mi padre al principio receló. Luego, todo fenomenal.
¿Qué opina de la gestación subrogada encargada por Ana García Obregón?
Aplaudo la adopción de niños: deberían facilitarse aún más sus trámites legales. Todo niño merece amor y educación.
¿Lo mismo en la gestación subrogada?
No. ¿Comprar un bebé gestado por otra? No me gusta, no me gusta.
¿Cómo fue su niñez?
Con mi madre jugábamos al teatro. Con mi padre, rodábamos películas en Super8 mi hermano Benito, yo y mis primos...
Usted debutó a lo grande: ¡ Viridiana , de Luis Buñuel!
Es verdad, yo soy la niña que corona a Fernando Rey...
¿Cómo era Luis Buñuel?
Adorable, tierno... ¡Mi tío Luis! ¡Cómo reían él y mi padre cuando estaban juntos! Hablaban de todo.
Buñuel, ¿más machista que su padre?
Su hermana Conchita le servía y cuidaba. Pero, ¡ah, qué inteligencia privilegiada! Se burlaba mucho de la religión...
Pues ahora encarna usted a una monja en una película...
Tin & Tina , que tiene rasgos buñuelescos: ese crucifijo convertido en el tirachinas de esos niños beatorros...
Niños trastornados, dan miedo.
Más que miedo, la película inquieta: revela el daño que una doctrina puede causar en mentes tiernas y crédulas.
La doctrina católica, en este caso.
El peligro radica en la lectura literal de la Biblia o de cualquier otro texto que consideremos sagrado.
El pecado es la literalidad, siempre.
Y la virtud es la metáfora, la paradoja, el juego, el chiste, el humor, la imaginación.
“La imaginación no delinque”, enseñó Luis Buñuel.
Les enseñaré eso a mis nietos, y a que conozcan y admiren a sus antecesores, para que sepan de dónde vienen.
¿A qué actriz ha admirado más, aparte de a sus padres?
A Berta Riaza y a Núria Espert.
De las películas que hizo su padre, ¿cuál era la que él prefería?
Nazarín , de Buñuel. Y, de mayor, Juncal y Goya en Burdeos. Y admiré mucho a mamá, que a sus 90 años cantaba y bailaba en Follie, en el teatro: ¡qué presencia!