“El cole enseña todo, pero no lo esencial: cómo funciona la mente”

Tengo 40 años y fui adicto a los videojuegos hasta los 20. Fundé Healthy Gamer para enseñar a adictos a gestionar sus mentes: yo lo aprendí en un ‘ashram’. Nací en Texas de padres hindúes. Tengo dos hijos y una mujer por la que dejé de ser monje y estudié Medicina. Colaboro con Fundació La Caixa en EnlightED 2022

Alok Kanojia,psiquiatra especialista en adicciones a las pantallas y los videojuegos

Fue usted adicto antes que terapeuta?

Empecé a engancharme a los videojuegos a los 16 años...

¿Y cuándo supo que era adicto?

Una conducta se convierte en adicción cuando degrada tus condiciones de vida hasta convertirse en tu gran problema. Los videojuegos se convirtieron en adicción cuando empecé a dejar de ir a clase para jugar.

¿Pidió ayuda?

Mis padres descubrieron el problema antes que yo e intentaron primero ser amables y luego, duros conmigo; y yo seguí jugando...

¿A qué videojuegos se enganchó?

Los de estrategia en tiempo real, como Starcraft y Diablo.

¿Por qué se convierten en adictivos?

Los videojuegos –la verdad– eran muy divertidos; y, después, me permitían olvidar mis problemas, hasta que se convirtieron en mi gran problema.

¿Cómo?

Al hacer novillos para seguir jugando empecé a suspenderlo todo y empecé a avergonzarme de mí mismo...

...¿Y a jugar más para olvidarlo?

Esa es la espiral de degradación adictiva en cualquier adicto. Y yo jugaba horas y horas hasta quedarme literalmente dormido frente a la pantalla en la madrugada.

¿Nadie le ayudó entonces?

Cuando no jugaba estaba llorando en mi cama por lo desgraciado que me sentía por ser incapaz de no pasar jugando horas y horas.

¿Cómo llegó a estudiar Medicina?

Gracias a que mis padres, tras fracasar en varios intentos de sacarme de la adicción, intentaron algo radical y diferente: me enviaron a un ashram, un templo hindú, en India para desengancharme.

¿Funcionó? ¿Por qué funcionó? ¿Acaso porque empezaron por quitarle el móvil?

Era en el 2003 y entonces el móvil no era lo increíblemente adictivo que es hoy. Pero sí: me quitaron el móvil de entonces y cualquier conexión con el mundo para empezar.

¿Fue una mera cura de desintoxicación por privación o algo más sutil?

Las dos cosas: resultó mentalmente higiénico que no me dejaran jugar –imposible allí porque no había ni una sola pantalla en kilómetros–, y porque en vez de pantallas me enseñaron cómo funciona la mente.

¿Y eso le ayudó a gestionar la suya?

Fue decisivo y sigue siendo lo más valioso que he aprendido. Enseñamos a los niños matemáticas, redacción, gramática, pero no les explicamos cómo funciona su propia mente; el cerebro; cómo gestionar el tráfico de pensamientos; cómo mantener la higiene mental; cómo pensar... Cómo estar aquí.

¿Qué aprendió exactamente allí?

¿De dónde vienen los deseos? ¿Cómo se transforman en emociones? ¿Cómo pasan a ser conductas y adicciones?

¿Cómo pasar de esclavo a dueño de tu mente?

Y eso es lo más importante que puede aprender una persona. Tras aprenderlo estaba tan aliviado, feliz y agradecido de poder dormir, recuperar mi autoestima y la de mis padres... que decidí ser monje.

¿En qué consistía el noviciado?

Estuve siete años recluido en el ashram estudiando yoga y meditación...

¿Era una carrera monacal?

Quería ser yogui... Pero conocí a la que hoy es mi mujer y cambié los hábitos por la Medicina en Harvard y la psiquiatría fue una opción natural que me permitía ayudar a todos con lo que yo mismo había sufrido y aprendido.

¿Hay personalidades o sustancias adictivas?

Los escáneres cerebrales muestran que hay personas más susceptibles de sufrir adicciones. Por ejemplo, la ingesta de alcohol, que para muchos es meramente placentera y fugaz, deviene para otros irresistible y si su entorno y cultura favorece el consumo, les resulta difícil no caer en el alcoholismo.

¿Lo mismo sucede con las demás adicciones, videojuegos incluidos?

Son bucles parecidos. Los videojuegos usados con moderación permiten conectarse y socializar a millones de personas. Pero si tu única conexión con los demás es internet, entonces tienes un problema.

¿Cómo enseña a sus hijos a gestionarse?

No les controlo, les enseño a controlarse; no les prohíbo, les hago descubrir día a día que menos juego es más placer y que esa misma restricción sirve para todo consumo.

¿Es así de fácil?

Solo es fácil de decir, pero muy difícil de lograr: cada vez hay más pantallas por todas partes y más plataformas conocen las neurociencias para ofrecer productos adictivos.

¿Compiten por atención y enganchan?

TikTok es diabólico y las plataformas compiten por nuestra atención, por eso hay que enseñar a los niños a no dejar que se la roben hasta convertirles en adictos. Deben aprender que el primer objeto de su atención deben ser siempre ellos mismos.

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