Sin memoria no hay razón
Además de por su entereza, el doctor Soto deslumbra por su prodigiosa memoria (¿será progreso no ejercitarla en el cole?). Recita de carrerilla la lista de reyes godos y así razona con brillantez qué nos enseña su legado. Y yo juro al escucharle sobre el mismísimo código de Leovigildo, ¡voto a Wotan!, que la memoria es la imprescindible antesala del raciocinio. Por eso, tras sus viajes por Oriente con su fiel Kenza, Soto ha escrito una monografía sobre poesía sasánida espléndida pero inútil para quien no haya memorizado un poema enamorado, porque la memoria también es la puerta del corazón. La historia, dice ahora recitando la sangrienta lista de guerras godas, es desagradable, porque nos recuerda lo esencial. Y cuando olvidamos la historia, olvidamos lo esencial.
Cómo acabó de voluntario en Bosnia?
Yo era mal estudiante, pero adoraba la historia desde que cayó en mis manos una edición juvenil de la Anábasis de Jenofonte.
¿Sangre, sudor y hierro mercenarios?
Me fascinó. Después fui aprendiz de herrero y de casi todo hasta que a los 20 años quise evitar la mili haciéndome objetor de conciencia, pero mi padre adoraba el ejército y no me atreví a llevarle la contraria, así que me sortearon y acabé destinado en la acorazada Brunete.
¿Se reencontró allí con Jenofonte?
Me cautivó la vida al aire libre, la camaradería y sentirme parte de ese rescoldo de historia viva que es el ejército, porque se relaciona con el mundo de un modo diferente. Me hice soldado profesional y luego artificiero. Y fui voluntario a Bosnia con las fuerzas españolas que hicimos allí de cascos azules de la paz para la ONU.
¿Lo primero que recuerda de Bosnia?
Un día estaba esperando un convoy junto a una casa quemada y otra habitada. Y se me acercó un crío –les encantan los soldados– de ocho o nueve años. Y empezamos a hablar una mezcla de serbocroata e italiano.
¿De verdad se aclaraban?
Por eso saqué una libreta e hicimos dibujos para explicarnos. Le pregunté por qué la casa de al lado había sido incendiada. Y se puso a llorar.
¿Había sido la suya?
Dibujó dos niños cogidos de la mano. Había sido la casa de su amigo, huido con la familia. No pudo explicar mejor el error y horror de Bosnia.
¿Por qué?
Porque tú no quemabas la casa al vecino, que ahora de pronto te decían que era tu enemigo: venían quienes te decían ahora que eran tus amigos del pueblo de al lado y la quemaban y expulsaban a tus vecinos de toda la vida.
¿Una sociedad dividida?
No lo estaba. Recuerde que había un 40% de matrimonios mixtos entre serbios y croatas; croatas y bosnios musulmanes: todos se habían mezclado con todos antes de la guerra.
¿Qué pasó?
Los nacionalismos identitarios excluyentes y violentos de caudillos sin escrúpulos envenenaron sus vidas y, poco a poco, todos acabaron desconfiando de todos y odiándose.
¿Cuánto tiempo estuvo usted en Bosnia?
Cinco meses, bastante para descubrir charlando con los viejos y los niños que la guerra no era lo que me habían contado. Bosnia fue el gran pecado de Europa.
¿Por qué?
A mí me pagaba la ONU y el ejército, pero las armas con que se mataba en Bosnia eran francesas, inglesas, americanas, españolas...
¿Qué hizo al volver a España?
Seguí de artificiero y en unas prácticas rutinarias un compañero cometió un error al montar una carga y nos cogió por sorpresa. Estuve 14 días en coma, perdí la vista, una pierna y resucité literalmente.
¿Cómo?
Iban a desenchufarme cuando desperté.
¿Qué pensó?
Que iba a vivir, vivir intensamente, y que la vida me acababa de dar una oportunidad.
¿Dónde la vio?
Me dije que ahora iba a tener el tiempo y la capacidad económica para dedicarme a mi pasión, y a los 9 meses del accidente estaba matriculado en la facultad de Historia de Granada y estudié toda la carrera.
¡Bravo, José!
Acabé la licenciatura y la tesis doctoral en Historia Medieval y después me hice profesor e investigador en el Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de Granada.
¿Por qué se especializó en visigodos?
¿Especializarme? La historia no tiene compartimentos cerrados. Si los creas, tu especialidad se convierte en una trampa que te aleja de la verdad. La historia es la vida y la vida no se puede trocear en departamentos ni cátedras.
¿En qué no se ha especializado, pues?
La historia vive hoy una revolución y yo para escribir de los godos descubrí fuentes inéditas en Oriente, como un geógrafo armenio o la Notitia Episcopatuum que detalla la conformación de Hispania a finales del siglo VII.
¿Por qué su novela rezuma tanta sangre?
La Hispania goda era más dinámica, más abierta, más culta y también más violenta y políticamente más interesante de lo que creíamos. Y esa es mi novela: el rey Leovigildo erige Hispania, pero destruye a su familia y sus hijos.
¿Una lección goda para el presente?
Como no tenían leyes de sucesión del rey, la decidían guerreando. Eran una casta guerrera que adoraban al Dios en la espada cuando la clavaban en el suelo y se postraban ante ella.
Lección: sin ley no hay poder legítimo.
Y la otra es que lograron crear una administración profesional que gestionaba al margen de sus luchas bajo la ley común hispánica.
¿La Marca Hispánica fue cuna de Catalunya y por eso es más europea que hispana?
Si Franco manipuló la historia en un sentido, no la manipule en el otro. Fuentes escritas en Narbona demuestran que la Marca Hispánica fue obra de godos que, al servicio de los francos, querían reconquistar su Hispania. Catalunya nació para ser Hispania.