“Necesitamos un verano educativo para compensar las desigualdades”
Tengo 45 años: investigo para la equidad en la enseñanza. Para mejorar las oportunidades de una sociedad, hay que empezar por mejorar las de los más débiles. Soy de Barcelona. Tengo un hijo en la ESO: hay que estar encima para que ahora siga aprendiendo. Los defectos de un país pueden corregirse en su educación
Seamos de los mejores
Una sociedad se mide por su capacidad de responder a los desafíos de la historia. Y la nuestra nos está poniendo ahora a prueba a todos: también a los docentes. El debate es si alargamos o no el curso para compensar las clases perdidas. Alegre prefiere que esa prolongación lectiva no se haga por decreto, sino con incentivos. Sería estupendo, añado yo, que la motivación para la comunidad educativa fuese brindar la formación que merecen nuestros ciudadanos del futuro y estar a la altura del sacrificio de otros colectivos ante la pandemia. Habrá países que no recuperarán la educación perdida; otros cuentan con docentes capaces de suplir con esfuerzo y dedicación las clases arrebatadas por el virus. Podemos estar entre los mejores. El mundo nos mira.
Qué coste pedagógico tiene dejar a los niños sin colegio estos días?
Dependerá de la medida en que acabe siendo o no una desconexión total del aprendizaje. Sabemos, además, que los escolares de familias menos favorecidas sufrirán más los efectos de la interrupción.
¿Por qué los estudiantes pobres sufren más el cierre de las aulas?
Porque los de clases altas y medias pueden beneficiarse de estímulos cognitivos en el entorno familiar. En cambio, los de familias con menor nivel sociocultural sólo tienen las clases presenciales para integrarse y progresar.
¿Cómo compensan las familias de clase media y alta la interrupción del curso?
Numerosos estudios demuestran que los niños que viven en hogares donde hay libros obtienen mejores notas. En una familia culta, los escolares siguen aprendiendo aun sin ir al colegio; por ejemplo, participando en las conversaciones de los mayores.
¿Después de esta merma lectiva esos niños serán más pobres?
Hay casos en que será especialmente lesiva. Por ejemplo, en los niños de familias inmigrantes que ven suspendido su proceso de inmersión lingüística e incluso retroceden en él. Van a estar entre los más perjudicados.
¿No aprenden a su modo también en sus casas esos niños menos favorecidos?
Mucho menos. La investigación educativa demuestra que cuanto más largos son los periodos sin escolarización, mayor es la desigualdad en el aprendizaje.
¿Se ha cuantificado esa pérdida?
Al acabar la primaria, la suma de los períodos en los que no hay clases suponen la pérdida de tres cursos. Si, en cambio, se mantiene el contacto con el sistema educativo –también en verano– de todos los alumnos, ese déficit es menor y la consecuente desigualdad, también.
¿A qué cursos y niveles afecta más la pérdida de días lectivos?
A los de primaria y, en general, a todos los niveles de enseñanza obligatoria.
¿Por qué?
Porque en esos niveles se fundamentan los aprendizajes básicos que son la base cognitiva de las competencias para la secundaria.
¿Cómo se puede minimizar esa pérdida?
Los chavales de 1.º y 2.º de primaria van a perder el ritmo tras un mes desconectados de la escuela, los profesores y los compañeros. No sólo en los conocimientos, también en la socialización y madurez. Y en todo se va a notar mucho si tienen un mentor en su casa o no.
Defina “mentor”.
Alguien capacitado para enseñarles que les acompaña en su educación cuando no van al colegio.
¿Cómo afecta el cierre de las aulas a los alumnos de la ESO?
Yo tengo un hijo adolescente en la ESO y veo en su grupo, me temo, que, en cuanto dejas de estar encima, la mayoría suele desmadrarse.
¿Por qué?
El adolescente tiene demasiadas tentaciones que le distraen de hacer deberes online y de estar conectado con los profesores.
¿Debería ser obligatoria la teleenseñanza durante el confinamiento?
Antes de responderle quiero poner en valor el esfuerzo de muchos profesores de la educación pública que, de forma voluntaria, han dividido a sus alumnos en grupos para darles clases telemáticamente.
Mi pregunta es si debe ser obligatoria.
Es fundamental que todo el sistema educativo, profesor por profesor, mantenga la conexión escolar con recursos digitales.
¿Cómo?
Con tutorías a distancia, asignaciones, trabajos en grupo… Son esenciales.
¿Con la teleeducación basta?
Es necesaria, pero no suficiente. No ir a la escuela supone una merma dramática, porque los recursos digitales no bastan para suplir al colegio. No sólo se pierde el temario, también capacidades de autorregulación, trabajo en grupo, disciplina, autonomía, pensamiento abstracto, aceptación de la diversidad…
¿Cómo compensar ese perjuicio?
Hay recursos que pueden utilizarse en alguna etapa no lectiva con actividades de enriquecimiento para los que han perdido más.
¿Por qué no alargar el curso?
No sé si podríamos alargarlo por decreto: tal vez sería inviable.
¿Pero sería positivo para el alumno?
Tal y como está montado el sistema, causaría más conflictividad que efectos positivos. Estaría mejor compensarlos con actividades educativas de calidad llevadas a cabo por profesionales de la educación.
¿Cree que con actividades compensaríamos la pérdida de clases de matemáticas?
Sería bueno programarlas en verano.
¿No habría que recuperar las clases perdidas alargando los días lectivos?
Sería una opción maximalista.
¿Una situación de pandemia no requiere respuestas maximalistas?
Sería importante no cerrar centros; y estupendo que pudiéramos aplaudir a los docentes voluntarios como hoy a los sanitarios.