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“El que se trata mal a sí mismo no acepta que le traten bien”

53 años. De Vigo, vivo en A Coruña con mi pareja y mis dos hijos. Soy psiquiatra en el sistema público y he profundizado en el trauma y en terapia EMDR. Estoy entre fascinada y horrorizada del nivel general del discurso político sin escucha, sin respeto y sin equilibrio. Creo en las personas y soy optimista patológica

Anabel Gonzalezpsiquiatra y psicoterapeuta

Al mal tiempo buena cara?

No como sistema vital. Disimular tus emociones no es gestionarlas.

¿Qué tiene de bueno tener un mal día?

Que te pone a prueba, si sabes gestionar el día a día, tienes más probabilidades de gestionar una crisis.

A veces es más fácil capear un problema gordo que la suma de malos días.

Cierto, pero no sirve de nada ser un solucionador de crisis si no disfrutas de la vida cotidiana.

¿Y eso se aprende?

Todo se aprende, incluso lo malo, y es más complicado desaprender que aprender.

¿No hay que distraer el dolor?

Si nos duele nos duele, y hay que pararse a curar las heridas y ver si debajo hay una lesión importante. No se trata de girar en círculo a su alrededor, ni de tapar la herida, hay que cicatrizarla.

¿Cuál es la mejor manera de hacerlo?

La del sentido común, pero no solemos usarlo. Lo que solemos hacer es enfadarnos con nosotros mismos, arañar la herida y a veces hasta nos damos martillazos. Nos sentimos mal por sentirnos mal, y ahí se lía muchísimo.

No sentir no es una opción.

No, pero creemos que podemos decidir por real decreto que es lo que tenemos y no tenemos que sentir. A las emociones la dictadura de nuestro pensamiento no les ayuda en nada.

Póngame un ejemplo.

En los duelos reprimimos nuestras lágrimas para no poner triste al otro, cuando lo que más ayuda en esos momentos es llorar con el que siente la misma tristeza que tú.

¿Qué distingue la emoción del sentimiento?

La emoción es la materia prima y el sentimiento un producto procesado.La tristeza es una emoción, la nostalgia un sentimiento.

Me parece muy sutil la diferencia.

Lo que sentimos lo sentimos en el cuerpo, pero hay personas que no lo notan porque nunca se detienen a escuchar el cuerpo, y cuando les preguntas dónde lo notan te dicen que en la cabeza, como si el resto del cuerpo no formara parte de la ecuación.

Una misma situación afecta a cada cual de manera diferente, ¿cuestión de carácter?

Sí, pero el carácter no es una entelequia, el carácter es un conjunto de formas de funcionamiento. Nuestros sentimientos dependen de cómo interpretamos lo que ocurre y de cómo nos llevamos con las emociones que surgen.

¿Es habitual reprimir las emociones?

Hoy todos desbordamos emociones, el que más chilla en la vida pública es el más escuchado; pero no toleramos la frustración. Reprimimos las emociones que no sabemos tratar, y no las sabemos tratar porque evitamos exponernos a ellas de manera consciente.

Los chicos y las chicas malas atraen.

Porque confundimos intensidad con amor, nos parece que un amor más intenso es más amor, y sin embargo a menudo es patológico. La dependencia emocional está asentada en carencias.

¿Abundan?

Sí. El que se trata mal a sí mismo no acepta que le traten bien, inconscientemente hace lo posible para que le traten mal.

Menuda paradoja.

Le tenemos mucho cariño a nuestra forma de ser aunque sea el mayor de nuestros problemas.

El “yo soy así” es una afirmación odiosa.

Cambiar asusta porque es la única seguridad que tenemos. Hay un experimento, el de la indefensión aprendida que se ha puesto en práctica con perros enjaulados. Cada vez que intentaban salir se les daba una descarga eléctrica.

Y dejan de intentarlo.

Sí, aunque ya no haya descarga, aunque estén muriendo literalmente de hambre no salen, han automatizado su manera de responder, y lo mismo hacemos nosotros.

Ahora hasta los niños dicen “estoy estresado”.

Estamos obsesionados con extraescolares y estimulación precoz cuando deberíamos estarlo por la calmación precoz, su cerebro va a estar mucho más estimulado si está bien regulado.

El precio de suprimir nuestras emociones también pasa por el cuerpo.

Sí, pasa factura. Debemos aprender a regular las emociones, pero es más una cuestión de dejar de hacer que de aprender a hacer. Si no miramos hacia dentro nunca entenderemos nada, ni de nosotros mismos ni de los otros.

¿Cuál es hoy nuestra mayor carencia?

El equilibrio y la aceptación, vivimos frustrados porque no tenemos la vida de diseño que se supone que debemos tener; y hay una obsesión por ser felices, pero los malos días siempre van a estar ahí y hay que llevarse bien con ellos. Fíjese en las fotos que colgamos en Instagram.

Los días buenos y preciosos.

Obviamos los rincones feos de nuestros viajes y los días malos, de manera que tenemos una imagen muy poco real de lo que es la vida.

Cambiar es de lo más difícil que hay.

Requiere tiempo, pero a veces nos dejamos por imposibles porque creemos que no se puede hacer nada o que todo depende de que lo de alrededor cambie, pero yo he visto hacer cambios a mucha gente desde situaciones terribles. Se puede. Los cambios reales son pequeños y constantes y sólo dependen de uno mismo.