“Ser(t) arquitecto”
Su padre era banquero, y ella me recibe en su mansión familiar de Pedralbes bajo un Tiziano restaurado. Su acceso a los archivos de Sert y a muchos testimonios personales le ha permitido edificar Ser(t) arquitecto (Anagrama), el mejor libro existente sobre este arquitecto excepcional. Recoge una reflexión de Sert de 1981 que me encanta: “Si en París, en plena guerra, nos hubieran dicho que el Gernika volvería a España con un rey, un presidente del gobierno Calvo-Sotelo, un cura como director de El Prado, custodiado el cuadro por la Guardia Civil y con la Pasionaria en la inauguración..., hubiéramos creído que se trataba de otra broma surrealista de Buñuel”.
Qué silla tan bonita...
Obra del arquitecto Josep Lluís Sert, tío de mi marido. Es un prototipo, no llegó a fabricarse. Hay sólo dos piezas: las bajé del desván. ¡Pruebe, pruebe...!
¡Qué cómoda es! Qué brazos amplios, para dejar la copa...
O un libro.
O un libro. ¿Tiene más piezas de Sert?
Algunos recuerdos. Su legado arquitectónico es imponente... ¡Qué figura tan ejemplar!
¿Por qué?
Josep Lluís Sert quiso que su obra diese felicidad a las personas, y se comprometió con una arquitectura social, pensada para el bienestar de los desfavorecidos.
¿Siendo de familia aristócrata?
Entendía que los mejor preparados se debían a los demás, y él entregó su arquitectura a los demás durante medio siglo, desde los años veinte a los setenta, por todo el mundo.
¿Qué le llevó a la arquitectura?
Huérfano a los 17 años, le apadrinó su tío Josep Maria Sert, el gran pintor, que vivía en París con la fascinante Misia: Josep Lluís respiró aquella libertad creativa, y por allí andaban Picasso, Cocteau....
Lo raro es que no se hiciese pintor...
Ante tanto pintor genial pensó que lo razonable sería buscar su propio hueco... ¡y había muy pocos arquitectos! Y desde los años veinte empezó a colaborar con Le Corbusier.
¿Fue Le Corbusier su maestro?
Sí, y también los payeses de Eivissa.
¿Perdón?
En 1931 visitó Eivissa, vio sus casas payesas: cubos encalados, ascéticos, racionales, serenos, que se agrupan orgánicamente...
Eivissa sería un primitivo paraíso...
Humilde, ancestral, popular, antiburgués: Sert y sus amigos del GATCPAC (Grup d’Arquitectes i Tècnics Catalans per al Progrés de l’Arquitectura Contemporània) veían en aquella sociedad y en su arquitectura el modelo para relacionar al ser humano y vincularlo a su medio natural.
¿Permaneció Sert fiel a ese modelo?
¡Toda su vida! Hasta lo último que hizo está impregnado de la filosofía social, ética y estética ibicenca. “Una arquitectura sin estilo ni arquitecto –decía–: ¡antiegoica!”. Y de la arquitectura popular tomó la volta catalana.
Mencione algunas obras suyas que podamos visitar...
Barcelona, que era Barracópolis, se benefició del trabajo de Sert: la Casa Bloc (Sant Andreu, 1933), viviendas para obreros. Y el Dispensario Antituberculoso (Raval, 1936). Y la casa Barco (Muntaner, 1933)...
Pisos y sanidad...
... y el edificio bauhaus de viviendas (Rosselló-Calàbria), hoy bien de interés nacional... ¡Y el pabellón de la República en la Exposición Internacional de París!
Ahí Picasso colocó su Gernika, ¿no?
Sí, fue en 1937. Hubo una vitrina dedicada a Lorca, asesinado. Y un mural de Miró (que sería destruido): Sert y Miró se adoraban y compartían filosofía. El pabellón se ha rehecho en el parque de la Clota (Vall d’Hebron).
¿Con quién más compartió Sert intereses, arte y amistad?
Con Miró y el poeta J.V.Foix les unía surrealismo y racionalismo. Y fue gran amigo de Calder, y Mondrian, y Gropius... Trató a Buñuel, Dalí... Y la guerra le separó de su tío.
¿Por qué?
Josep Maria Sert nunca perdonó a los revolucionarios catalanes que quemasen la catedral de Vic, que él había decorado. Josep Lluís defendía a las izquierdas y a la República: nunca se reconciliaron. El franquismo vencedor inhabilitó a Josep Lluís en España: tuvo que vivir y trabajar en el exilio.
¿Qué obra hizo Sert fuera de España?
El convento de Macilles, en Cluny. Y la ciudad de los motores, en Brasil. Y la Fundación Maeght, en Saint-Paul-de-Vence... Sobrecoge la relación con la naturaleza: Sert hizo siempre una arquitectura sostenible, serializable... Y eso nunca envejece.
¿Visionario?
Artista, filósofo, arquitecto... ¡y visionario, sí! Sert era una fuerza de la naturaleza, exuberante, cultísimo, divertido, de ojos penetrantes que te desnudaban... Fascinó al poeta Joan Brossa, que le dedicó poemas...
Más obras de Sert, por favor.
Escuelas, museos... ¡El edificio del museo y Fundació Miró, en Montjuïc! Fue Josep Lluís Sert quién me orientó hacia la museografía, me cautivaron el Louvre, las obras de la pintura flamenca en Holanda, Bélgica...
Qué maravilla.
Y eso que antes quise ser periodista, por observadora y curiosa... Mi madre era sorda...
¿Y eso cree que le influyó?
Yo la llamaba... ¡y no me oía! Y para hacerme entender aprendí a ser muy sintética.
¿Qué es lo que mejor recuerda de su infancia y juventud?
Paseaba con mi abuela por su rosaleda de los jardines de Torre Arnús, en Badalona..., y trotaba mucho a caballo por aquellas playas.
¿Qué cree que diría Josep Lluís Sert de la España y Catalunya de hoy?
Le entristecería ver cómo hay políticos aquí que quieren desviarnos de la modernidad, de Europa, del mundo... Josep Lluís Sert pidió siempre más cultura y más educación.