Un fenómeno
Este hombre es un fenómeno, en física se le atribuyen más de 25 inventos en el área de ciencia cognitiva y educación tecnológica, pero sobre todo es conocido por sus investigaciones en el aprendizaje infantil mediante las que ha demostrado que niños en grupos con acceso a internet, incluidos los más pobres entre los pobres que nunca han ido a la escuela, pueden aprender cualquier cosa por sí mismos, lo que nos lleva a una redefinición de saber y alfabetización. Es muy recomendable ver su charla TED en la que explica cuáles deben ser los parámetros de la nueva educación. Ha participado en el congreso ITworldEdu, una iniciativa del Clúster Edutech con la colaboración del centro tecnológico Eurecat.
Hace 25 años, cuando yo trabajaba creando programas informáticos se creía que eran necesarias muchas horas de aprendizaje para manejar un ordenador.
Y se le ocurrió una locura.
Quise saber qué pasaba si se les daba un ordenador y conexión a internet a chicos que no habían visto uno en su vida, que no iban a la escuela y que no hablaban inglés.
Y empotró un ordenador en una pared de un suburbio de Nueva Delhi.
Sí, en 1999, a un metro del suelo, a la altura de los ojos de un niño de entre 8 y 10 años, y coloqué una cámara para ver qué sucedía.
¿Y?
En pocas horas estaban navegando por la red y enseñando a otros niños a hacerlo sin intervención de ningún adulto.
Increíble.
Parte de la prensa india dijo que yo les enseñaba en secreto, así que repetí el experimento en distintos lugares pobres de India, en Camboya y en Sudáfrica, con ayuda del Banco Mundial.
¿En todas partes sucedía lo mismo?
Sí, y al mismo ritmo. Así descubrí que la capacidad de autoaprendizaje de los niños en el uso de las nuevas tecnologías es sorprendente.
Y siguió investigando.
Quise saber si eso era así para todos los niños. Realicé un estudio en el que registré el nivel económico de los niños y vi que no había diferencias. Es un mensaje de esperanza, significa que hasta los 12 años todas las mentes brillan.
¿Y qué buscaban los niños en la red?
Primero, juegos; en segundo lugar, en India, se va a sorprender: medicamentos para sus abuelos; en tercer lugar, temas de actualidad de los que oían hablar a los adultos, y en cuarto lugar, las respuestas a sus deberes escolares.
Eso no le debió gustar a los profesores.
La Universidad de Newcastle me invitó a seguir investigando en Inglaterra, pude poner en marcha el proyecto Entorno de Aprendizaje Autoorganizado (SOLE por sus siglas en inglés), y pude dar respuesta a esa inquietud.
¿En qué consiste su proyecto?
Una sala integrada en un colegio con pantallas en círculo ante las que trabajan grupos de cuatro o cinco niños y donde las preguntas, el estímulo del profesor son la clave para que los niños aprendan, se trata de decirles: “Vosotros id, buscad, que yo os acompaño” .
¿En grupo no copian la respuesta?
Un solo chico puede limitarse a copiar, pero en grupo se corrigen entre ellos y van más allá de la primera búsqueda. Según mis investigaciones, los niños pueden responder preguntas complejas sin la intervención del maestro, pueden aprender lo que sea por sí mismos.
Le dieron el premio TED por sus investigaciones.
Sí, un millón de dólares que invertí en seguir investigando, averiguar cuál era el método educativo que mejores resultados puede dar en este nuevo mundo interconectado y que se ha aplicado en colegios de 50 países.
¿Cuáles son sus conclusiones?
Sintetizaría mis investigaciones en unas pocas frases: en los últimos 20 años internet ha convertido la enseñanza tradicional con maestros en el método más caro y menos efectivo de enseñanza. Acumular datos ya no tiene sentido.
Radical.
Todo lo que sabemos está disponible en internet, así que sugiero que los currículos de educación de los estados deberían basarse en las grandes preguntas.
¿Cuáles son las grandes preguntas?
¿Cuándo empezó el mundo?, ¿cómo terminará?... Y esas sobre las que todavía no tenemos respuesta. Basemos el plan educativo no en hechos ya conocidos sino en preguntas a las que todavía no tenemos respuesta.
¿Por ejemplo?
En lugar de hacerles memorizar las partes de las que se compone una planta, sugiero que se les pregunte, utilizando las últimas investigaciones en neurobiología vegetal, si son capaces de pensar o comunicarse entre ellas.
Eso requiere una búsqueda exigente en internet.
Exacto, por eso al cabo de un rato un grupo de niños de ocho años me preguntó si podíamos considerar el polen comunicación, y así llegamos a plantear qué es la comunicación.
Aprenden a pensar por sí mismos.
Debemos pasar de aprender cosas por si acaso las necesitan en un futuro, como ecuaciones que jamás utilizamos, a que se impliquen en los problemas actuales como, por ejemplo, cómo solucionar el exceso de plástico en el mar.
Interesante.
Hoy sabemos que el cerebro ante los exámenes desconecta el área del aprendizaje porque son vistos como una amenaza. Debemos desplazar el aprendizaje de la amenaza al placer. Hay que permitir que el aprendizaje ocurra.
¿Fuera los exámenes?
Yo defiendo que se les permita usar internet en los exámenes, pero para eso los docentes no deben hacer preguntas que se pueden contestar en un minuto, de esta manera aprenden a pensar sin enseñarles qué deben pensar.
El papel del docente es fundamental.
Sí, porque no es lo mismo pedirles que busquen quién era Einstein, una búsqueda aburrida, a lanzarles: “Cuando vais en autobús, ¿sois vosotros los que os movéis o es la carretera?”, y dales internet, en diez minutos darán con Einstein.