‘La força d’un destí’

Martí Gironell recibe esta noche el premio de las Lletres Catalanes Ramon Llull 2018 por su última novela, La força d’un destí / La fuerza de un destino (Planeta). Es la biografía novelada del restaurador y viticultor Jean Leon: su peripecia vital merecía ser contada, por lo rutilante de las personalidades que le flanquean y porque funciona como motivadora metáfora de todos los que luchan por forjarse una vida digna de sus propios sueños. La novela viene cuajada de jugosas anécdotas sobre personajes célebres, como una escena en que Dalí inventa el cóctel Mimosa –champán, zumo de naranja y azucarillos– para Hitchcock, que ya no dejó de beberlo cada día del resto de su vida.

Volverá a TV3?

Este enero me tocaba, pero he decidido no hacerlo y seguir adelante con mi sueño.

¿Qué sueño?

Gestionar todo mi tiempo para vivir de la escritura.

Y lo está cumpliendo, ¿no?

Sí, y si no... siempre puedo volver a TV3 durante los próximos cinco años..., aunque ya como conserje o donde la empresa me diga.

¡Un acicate más para escribir, que tiene usted familia!

Maduré mi sueño y creí en mí. Y arriesgué. ¡Hay que arriesgar si quieres alcanzar los sueños! Si tu familia y amigos te respaldan.., mejor que mejor, como es mi caso.

¿Era incompatible ser novelista y ser periodista de TV3?

Entre que en TV3 me tumbaban propuestas que les presentaba y que anhelaba más tiempo para escribir y defender mis novelas...

¿Se ha arrepentido de su decisión en algún momento?

¡No! Escribo como periodista en varios medios, y me entusiasma poder novelar historias que me fascinan.

Empezó con la del puente de Besalú...

Con pantalones cortos, desde los 14 años, fui guía turístico allí. Y aprendí a amar sus piedras medievales. ¡Y las piedras hablan!

¿Qué le contaban?

Me susurraron las vidas de las personas que vivían allí mientras se alzaba el puente: cómo eran, cómo amaban, qué temían, qué comían, cómo vestían, qué les pasaba...

Y necesitó contárnoslo a todos.

Sí, me conmovía presenciar la reacción de los visitantes hebreos en los baños judíos de Besalú, ver cómo revivían un vínculo antiguo y cómo se emocionaban.

¿Y qué le conmueve del personaje que acaba de novelar ahora, Jean Leon?

Se llamaba Ceferino Carrión. Era un niño de la posguerra española. Soñó con una vida mejor. Y arriesgó, se jugó la piel... ¡y brilló en el Hollywood de las estrellas!

La meca de los sueños por excelencia...

Allí acabó siendo amigo y confidente de Marilyn Monroe, James Dean, Frank Sinatra, Paul Newman, Elizabeth Taylor, Rita Hayworth, Ronald Reagan, los Kennedy...

¿No se había escrito nada sobre él?

Reportajes, y él unas breves memorias inencontrables. Reconstruí su vida, ejemplar por sus muchas luces... y por sus sombras.

¿En qué le parece modélico Jean Leon?

¡Las adversidades jamás le frenaron! Dio pasos en el sentido de sus sueños, siempre, y en 1956 fundó La Scala, el local de moda en el Hollywood dorado: ¡nadie importante dejó de sentarse en sus mesas y hablar con él!

¿Vive?

No, murió con 68 años en 1996, y yace en su California. Supe de su existencia por una botella de vino etiquetada con su nombre...

¿Ceferino Carrión o Jean Leon?

Jean Leon, seudónimo con que enmascaró su identidad: era prófugo del ejército español. Cuándo le tocaba hacer la mili... no quiso: se largó de Barcelona.

¿Qué hacía en Barcelona?

Había nacido en Santander en 1928, y su padre –represaliado por los nacionales– decidió emigrar aquí tras la guerra. En 1941, su padre y su hermano mayor se enrolaron en un barco mercante... y ya no regresaron.

¿Qué pasó?

El barco recaló en un puerto de los dominios de Hitler y fue torpedeado por los ingleses.

Ceferino tenía entonces 13 años...

Lo ve negro en la España de Franco y sueña con otra vida, ¡con América! A los 18 años cruza la frontera, trabaja en la vendimia en Francia, llega a París y se emplea en locales nocturnos... hasta que se cuela como polizón en las bodegas de un barco en Le Havre.

¡De película!

Sí: le descubrieron y expulsaron. Una vez tras otra, hasta siete veces. Tuvo suerte: a muchos los echaban al agua en alta mar. A la octava vez lo logró... gracias a cierta persona.

¿Quién?

Un marino negro: lo descubrió y no le delató. Le dio comida y una maleta vacía con la que bajar del barco sin despertar sospechas.

Hay gente buena.

Jean Leon lamentó no poder agradecérselo. Y en mi novela, al final, le permito hacerlo.

¿Qué sombras ve en su vida?

Hay un misterio: ¿cómo obtuvo los papeles falsos como Jean Leon? Lo novelo. Y una sombra: antepuso el éxito de La Scala a su esposa e hijos. Y lo pagó con un divorcio.

Los sueños tienen precio.

Me hubiese encantado conversar con él sobre eso... ¡Trabajó tanto! Como lavaplatos, taxista, camarero... y aprendió su don de gentes, que le hizo confidente de todos. Y ya consagrado, tuvo otro sueño: hacer su vino...

¿Y lo cumplió?

Viajó clandestinamente a Catalunya en 1961, compró viñedos en el Penedès, arrancó cepas locales, plantó variedades francesas... Le atacaron los viticultores vecinos.., que luego le imitarían. ¡Jean Leon lo logró de nuevo!

¿Cuándo salió su vino?

En 1970 llegó la primera caja a La Scala. Y en enero de 1980 servía su vino en la primera cena de gala como presidente de Estados Unidos de Ronald Reagan, su gran amigo.