“No te avergüences de tus cicatrices: ¡embellécelas!”
Psicólogo
Tengo 42 años. Nací en Barcelona y vivo en Prats, en la Cerdanya. Soy psicólogo. Estoy casado y tengo una hija, Alicia (8). ¿ Política? Soy pragmático y constructivo. No tengo creencias religiosas. Practico deportes al aire libre. Ser feliz no es tan complicado
‘Kintsukoroi’
Somos un cuenco mil veces reparado. Testimonio de sucesivas restauraciones, ahí nuestras cicatrices. A Tomás Navarro varios reveses vitales (que se reserva, y lo respeto) le llevaron a tomar decisiones personales drásticas y actuar: hoy vive e imparte sus talleres terapéuticos en plena naturaleza cerdana, con sus pacientes rodeados de bosques y nubes, rebecos y marmotas, a veces a caballo o en bicicleta. Navarro se inspira en artes y técnicas japonesas para trasladarlas a la recuperación emocional, a entrenarte a ser más fuerte que toda adversidad. Lo cuenta en Kintsukoroi (Zenith), arte de curar heridas emocionales. La vida duele, pero tú eliges sufrir más o menos.
Qué es kintsukoroi?
El arte japonés que consiste en recomponer la pieza de cerámica que se ha roto.
¿Cómo lo hacen?
Los maestros kintsukoroi juntan las piezas y rellenan las grietas con polvo de oro o plata, resaltando así la reconstrucción.
Pero usted es psicólogo, no ceramista...
La pieza reconstruida expresa a la vez fragilidad y fortaleza, ¡y belleza! Me parece un magnífico símil de la fortaleza emocional ante cualquier adversidad que nos rompa.
¿Qué puede romperme?
Un despido laboral. Un divorcio o separación sentimental. La muerte o desaparición de alguien muy querido. Una enfermedad grave. Una depresión...
Sí, son cosas que rompen a cualquiera...
Pero todos tenemos herramientas para recomponer nuestras vidas. Un revés puede hacerte añicos..., pero te brinda la ocasión de convertirte en alguien más fuerte y bello.
¿Conseguirlo es el objetivo del buen psicólogo?
Igual que un buen maestro kintsukoroi hace otra pieza, yo procuraré ayudarte a que esa adversidad te haga más fuerte y feliz.
Mejor sería sortear las adversidades...
No sería vivir, sólo existir. Vivir es que te pasen cosas, arriesgarte a sufrir. Prepárate: sé tú más fuerte que cualquier adversidad. El miedo a padecerlas, ¡paraliza!
Es muy natural tener miedo a sufrir.
Sí, pero la vida duele. Fortalécete para evitar que ese dolor derive en sufrimiento.
¿Cómo?
De entrada, no anticipando males. ¿Verdad que sales del dentista... y nunca resulta ser tan grave como habías temido?
Cierto. ¿Qué más?
Descubre tu ikigai.
¿Qué es el ikigai?
Tu razón de vivir. Todos tenemos la nuestra, nuestro ikigai: nos impele a levantarnos cada mañana. Descubre tu ikigai y eso te insuflará plenitud.
¿Cuál es su ikigai?
¡Tengo un montón! He perdido amigos, así que me siento privilegiado por levantarme cada mañana. Y también me levanto por mi mujer, por mi hija, por mis clientes, por pasear, por pedalear o esquiar en el bosque, por ver un rebeco...
¿Vive en la montaña?
En la Cerdanya, sí, es algo que soñábamos con mi familia..., y decidimos no esperar y hacerlo realidad.
¿Y si no encuentro mi ikigai?
Pregúntate si lo que haces contribuye a tu felicidad... o no. A cada cosa que hago, yo me pregunto si eso tiene algún sentido... y siempre se lo encuentro.
¿Sí? ¿Cuestión de imaginación?
Reinventa tu pasado. Lo que pasó... ¡no existe ya! Así que cuéntatelo desde otra perspectiva más favorable, aligéralo, suelta lastre, dale vuelo, ponle alas.
¿Podré? No sé si podré...
Sí, todos podemos. Sólo necesitas dar tres pasos: uno, toma distancia. Igual que si caminas por un bosque y asciendes, ves de pronto el valle entero ahí abajo.
Dos.
Piensa diferente. El mundo es... ¡como piensas que es! Adiéstrate a actualizar tus pensamientos del modo más favorable para ti.
Y tres.
Actúa: traza un plan para aplicar tus intenciones.
Y si me caigo y me rompo...
Crea con las partes una nueva pieza más fuerte y bella que la anterior, pese a sus cicatrices. No te avergüences de tus cicatrices, ni físicas ni emocionales. Nada de disimularlas ni encubrirlas: ¡embellécelas!
Cuénteme una historia de cicatrices bellas.
Lary León es una chica que nació sin brazos y sin una pierna. Ha construido su realidad bella: ella se ve cómo la reencarnación de una sirena, sus brazos son las aletas, su pierna es la cola... Y cada mañana se levanta, se maquilla, come, trabaja... y juega.
No existe el mundo, existe el mundo que tú piensas, ¿no?
Sí, aunque es muy duro recrearlo en la desdicha de la pérdida de alguien muy querido, una pareja, un hijo... Ahí se te rompe el alma..., pero se lo debes al que se ha ido: vive por él, realiza sus sueños, recomponte.
Puedes perder la alegría, la ilusión...
Mímate, no te maltrates ni castigues, dite cosas bonitas: mereces vivir. Oblígate a vivir.
Comparta alguna práctica personal.
Cada noche, en mi cama, me pregunto antes de dormir: “¿Cómo me he complicado hoy el día?” Y luego: “¿Qué haré mañana para complicármelo un poco menos?” Y así voy simplificando mis sucesivos días...
¿Y para la vida en pareja?
Comunicación, confianza, cohesión, celebración.
Y tener sueños conjuntos..
Sí, pero cambia ya sueños por experiencias. Quizá te resultará más laborioso, pero... no dejes para mañana lo que puedas vivir hoy: vive el presente, discrimina tus sueños románticos de los que realmente quieres vivir ¡y lánzate a por ellos! Al final, ser feliz tampoco es tan complicado.