“La poscensura amenaza con enmudecernos a todos”
Periodista
Tengo 32 años. Nací en Águilas (Murcia), viví en Tánger y Madrid y resido en Barcelona. Soy columnista. Me casé en Ultramort con una catalana, Andrea. ¿Política? Soy contradictorio y escurridizo. Soy ateo, creo en la fe de los demás. Las redes sociales acobardan a la palabra libre
‘Arden las redes’
Juan Soto Ivars publica Arden las redes (Debate), lúcido ensayo que analiza los recurrentes incendios digitales en la plaza virtual (Facebook, Twitter), hogueras que los medios convencionales (televisión, radio, prensa) amplificamos: buscamos todos atención, clics, audiencia... a costa de sucesivos linchamientos virtuales. Juan Soto Ivars ( ElConfidencial.com) acuña neologismos como poscensura y pajilleros de la indignación para glosar esta pujante amenaza que ya no llega de arriba, sino del vecino, y que nos enmudece por miedo a ser marcados con la infamante letra escarlata por este o aquel colectivo (todos muy enfadados por esto o aquello). A Soto se lo dicen: calla.
¿Qué es la poscensura?
Censura posmoderna: ya no es vertical, es horizontal.
¿Horizontal?
No viene ya de arriba, no necesita un estado totalitario: la ejerce la sociedad, tus iguales, grupos de todo tipo.
¿Qué grupos?
Grupos beligerantes de animalistas, de feministas, de católicos, de izquierdistas, de derechistas, de taxistas, de independentistas, de españolistas... Di algo que les parezca incorrecto: se ofenderán...y te lincharán.
¿Linchamiento digital?
Cada día señalamos a alguien para insultarle, pedimos firmas para que le despidan, boicoteen su espectáculo, retiren sus libros...
¿Usted ha linchado?
No, porque a mí no me asusta la opinión libre, sea de un nazi o un machista: la execraré, pero prefiero que la exprese a acallarle y que se convierta en mártir o en Trump.
Y si le linchasen a usted, ¿qué?
Ya ha sucedido, y me he ahorrado pasar de víctima a verdugo.
Deme ejemplos de acoso virtual.
Hemos linchado al humorista Jorge Cremades, a las tuiteras Casandra Vera o Justine Sacco, a la escritora de literatura infantil María Frisa, al cocinero Jordi Cruz...
Su crimen fue...
Decir algo. Algo incorrecto para alguien. Casandra, por un chiste sobre Carrero Blanco. Justine, sobre los negros. La corrección política cree que lo que alguien dice –chiste, broma, opinión...– conforma la realidad. Y que cambiando la representación, cambia el mundo: censurar, pues, sería constructivo.
Censuraríamos así la mitad del arte y la literatura universal...
¡El 90%! Y el censor se verá justo, no censor.
¿Un chiste machista genera machismo?
Si acallas todos los chistes machistas, el machismo sigue... y acabas con la palabra libre.
Le llamarán machista por decir esto.
Ya me han etiquetado: “machista”, “racista”, “buenista”, “podemita”, “extremocentrista”, “fascista”, corto de vista... Etiquetar es clave en la poscensura: “No leáis a este porque él es (etiqueta)”. Y quedas indefenso.
¿Somos más susceptibles que nunca?
Sí, debido al filtro de las burbujas virtuales.
¿Qué es una burbuja virtual?
Los algoritmos de las redes te coaligan con personas afines, y así te habitúas a un discurso monocorde, pierdes pluralismo...y ya eres pueblerino virtual. Y si te llega una opinión divergente, ¡te ofende muchísimo! Etiquetas al divergente de“traidor” a tu aldea.
Fanáticos e intolerantes siempre hubo.
Pero hoy empuñan un poder: las redes.
Bienvenidas como ventanilla de quejas.
Pero ¡cuidado!: que te sientas ofendido no significa que tengas razón. Yo mismo me ofendo a menudo, convencido de tener toda la razón..., ¡y es justo en ese momento cuando más desconfío de mí mismo!
Muy profiláctico.
Ventajas de haber tenido un abuelo rojo y otro abuelo facha, eso ayuda... Y me muerdo la lengua antes de pedir al ofensor que calle.
¿Se autocensura?
Con libertad para decir algo, si no lo digo basándome en mi propio criterio, es autocensura y es moral. ¡Lo deplorable es no decir algo por miedo a las consecuencias!
¿Qué consecuencias?
Ser criticado, atacado, insultado, boicoteado, condenado, multado, penado, despedido de tu empleo... Eso sucedía antes con la censura franquista, y ahora con la poscensura.
¿Nos enmudece la poscensura?
La palabra libre genera ruido, la ofensa libre genera silencio. Nos acobardamos...y enmudecemos ¡por si acaso! La poscensura daña el pluralismo, te daña a ti, a mí..., ¡a todos!
Procuremos ofendernos menos, ¿no?
Ofenderte es legítimo, pero no te conviertas en un pajillero de la indignación.
¿Qué es eso?
El que cada mañana busca en las redes con qué indignarse de modo rápido, como quien busca excitación exprés en páginas porno.
Hay mucho yonqui de la ofensa suelto.
Con síndrome de abstinencia, necesitados de dosis diaria de indignación, de quemar a alguien. ¡Quedas muy bien si insultas mucho! Se te suman otros, y eso te autoafirma: eres alguien, avalado, estás entre los justos.
¿No se sumaría usted a alguna campaña contra el mal, en favor de un noble fin?
Me pregunto “¿cuántos somos?”...y siempre me aparto: desconfío de lo grupal, ¡temo verme con una antorcha en la mano! Me alejo tanto del colectivismo como del egoísmo... Yo me quedo en individualista empático.
¿Algún tuitero al que señalar?
Barbijaputa, feminista de la tercera ola, hiperviolenta y linchadora... Un día leí cómo a su vez la linchaban con escalofriantes insultos...y disfruté, lo reconozco..., ¡y no quiero!
¿Qué hace usted para no ser a su vez cómplice de la poscensura?
Reírme de lo más sagrado para mí, ¡de todo!, como hace Louis C.K., humorista. Porque si muriese el humor, la libertad agonizaría.
¿Qué hacer ante las redes que arden?
Leer libros y diarios. Pasar las páginas de un diario salva la democracia: ese gesto te saca de tu aldea digital. Si no, el siglo XXI será menos civilizado que el siglo XX.