Loading...

“Necesito ir cambiando de máscara para vivir”

Actor

Tengo 72 años. Nací en Mollet y vivo en Barcelona. Soy actor desde hace ya casi 50 años. Soy soltero y no tengo hijos. Soy progresista. Si paso ante una iglesia, entro y elevo un pensamiento a mis muertos. Mi trabajo consiste en engañaros... Todos necesitamos que nos aplaudan

Josep Maria Pouactor

Le vi recogiendo el premio Gaudí d’Honor...

Cada premio es una declaración de amor.

Los debe de tener todos.

Menos el Goya. En vísperas de mis bodas de oro, el Gaudí me sienta bien.

¡Cincuenta años! ¿Qué le hizo actor?

Leer. Mi padre tenía una habitación repleta de libros. Me gustaba entrar. No aprendí a montar en bici, sólo leía.

Una cosa es leer, otra actuar.

Como monaguillo, aprendí mucho de la teatralidad de la misa..., y hasta quise ser cura. Luego, periodista. Luego, locutor...

¿Periodista?

Devoraba los diarios que mi padre traía de Barcelona, y los sábados Destino y Gaceta Ilustrada... Y en la mili, en Madrid, me encargaron un trabajo facilísimo para mí: cada mañana, elaborar el briefing de prensa para el ministro de Defensa...

Le tocó Madrid...

Con 22 años y las tardes libres: me matriculé en la Escuela Superior de Arte Dramático.

Ahora sí: para ser actor.

¡No! Para mejorar mi técnica de voz y dicción, para locutar mejor en radio, mi vocación. La tarde antes de volver a Barcelona... me ficharon para una obra de teatro. Y hasta hoy: ¡no he estado ni un día en paro!

Pues dígame: ¿qué es ser actor?

Un modo de vivir.

Suena a tópico.

Vivo sin anclarme ni física, ni mental, ni sentimentalmente. No tengo domicilio fijo, ni ideas fijas, ni pareja fija. Siempre en el camino, con la maleta a punto.

¿De verdad se puede vivir así?

No sabría vivir de otro modo que inestable, en perenne provisionalidad física y anímica.

Pero con trabajo: nunca le ha faltado.

Pero estoy preparado para que me falte: no puedes ser actor y cobardica y temer la incertidumbre. La inseguridad es el caldo creativo del artista. Y el cambio es adictivo: por eso me excita cambiar de personaje...

¿Le excita?

Renuncié a un personaje con meses garantizados de trabajo por delante, como el de Arte, ¡por las ganas de meterme en otro!

De jubilarse, nada.

Quiero máscaras para vivir, y cambiarlas.

Y Josep Maria Pou, ¿quién es?

Nada de lo que los demás ven en mí. Nunca explico con quién me acuesto, por ejemplo.

¿Qué debe tener un aspirante a actor para ser el mejor de los actores?

Técnicas de voz y dicción. Y memoria brutal. Y edad: el mejor actor es siempre el más viejo. Y debe tener un mínimo de vanidad para subirse al escenario y buscar el aplauso.

Y mentir: todo actor siempre nos cuenta que su último trabajo es el mejor.

Sí, y que el equipo ha sido una familia maravillosa. Y no siempre es así... Trabajé con un colega con el que sólo nos hablábamos sobre el escenario... No, no te diré quién.

¿Cómo sé que no está usted enredándome ahora con sus mañas de actor?

El actor miente por oficio: engañarte es mi objetivo... cuando trabajo. No ahora.

El actor es un bienqueda: ¿alguna vez se dicen la verdad entre ustedes?

El actor que acaba de actuar ¡está en carne viva! Dile una mala palabra... y le destrozas la vida. Yo jamás lo haré. Le diré una buena palabra siempre, que le será un bálsamo.

Aunque a usted no le haya gustado.

Recuerdo a Fernando Fernán Gómez, que tras cada función pensaba: “He conseguido engañarles de nuevo”. Me dijo: “Siendo actor pésimo, consigo que crean que soy el mejor, ¡mira si soy buen actor!”.

Genial.

El objetivo es seguir haciendo esto que nos gusta. Michael Caine, cada mañana de rodaje, piensa: “Hoy me despiden”.

¿Tan inseguros son los actores?

Yo busco la mirada del director tras cada escena de un rodaje: necesito su aprobación.

El director Albert Serra le encerraría a usted en Guantánamo, ya sabe.

Serra teme al actor conocedor de su oficio..., pues podría contradecirle. Y ahora te confieso que me gusta La muerte de Luis XIV... ¡con ese actorazo que es Léaud, claro! Ojalá hubiese podido hacerlo yo, qué envidia.

Quim Monzó dice que no va al teatro por parecerle artificioso, impostado...

Y Boyero dice que se aburre. Hay personas refractarias a las emociones... Monzó hará mucho que no lo prueba: ¡le animo a volver!

¿Por qué tantos actores se ponen pesados opinando sobre todas las cosas?

Porque muchos periodistas os ponéis pesados preguntándonos sobre todas las cosas. Y, claro, os complacemos, es nuestra vocación.

Ahora, una pregunta de periodista: ¿qué le indigna de nuestro tiempo?

El trato inhumano a la inmigración me agrede hasta las lágrimas... Ya sé que actuar no mejorará el mundo, ¡pero sí puede influir un poco! Y también aplaudo a otros cada día.

¿A quién aplaude usted?

Si una cajera, un camarero, un dependiente... hace bien su trabajo conmigo, ¡siempre les elogio y les sonrío! Yo recibo aplausos cada día... y sé el estímulo que supone el aplauso. Y por eso aplaudo a los demás. Porque todos necesitamos que nos aplaudan.