“¿Pero quién tiene tiempo para ver todas las fotos que hace?”

Tengo 51 años: hasta los 50 creía haber logrado más de lo que esperaba; ahora empiezo a dudarlo. Nací en París. Tengo un hijo de 25 años que ve el cine y, por tanto, la realidad con una fragmentación y aceleración que me son ajenas. Enseño en el Institut d’Arquitectura Avançada de Catalunya (IAAC)

Michel Gondrycineasta, dibujante; ganó un Oscar por ‘Olvídate de mí’ (Eternal sunshine...)

Yo era dibujante: me apasionaba el cómic y empecé a experimentar con vídeos hasta que Björk me encargó uno y su encargo me puso en órbita. Y me fui a Los Ángeles...

¿Para qué?

Para encontrar un guión y dinero para rodarlo, dirigirlo y hacer una buena película.

Era todo un plan.

Leí muchos guiones...Y ¿sabe qué descubrí?

¿...?

Que todos aburrían: eran malísimos. Hasta que le compré a un vendedor –allí te ofrecen por la calle guiones clásicos– el de Taxi driver...

Buena compra.

...Fantástica, porque era apasionante: ¡se leía como una novela! Y esa es la primera lección de Hollywood: que un buen guión o se lee como una buena novela..., o es malo.

¿Cuál fue la segunda?

Encuentra tu tribu creativa. Y yo conocí a Spike Jonze, el de Cómo ser John Malkovich y a Charlie Kaufman y a Malkovich, claro.

Tampoco es mala tribu.

Compré un guión y dirigí Human nature, que pasó desapercibida, pero me quedé con la obsesión de que somos memoria si es que somos algo. Y con esa obsesión rodamos Eternal sunshine of the spotless mind.

Estrenada aquí como Olvídate de mí.

Y me dieron un Oscar. Tuve la suerte de haber crecido en la cultura pop, que es todavía la mejor forma de conectar; y de haber hecho un montón de vídeos musicales...

Usted inventó la técnica del bullet time, que usaron los Rolling en su vídeo.

Y en Matrix y la verdad es que tuve que aceptar lo poco que me dieron por copiarme.

¿La cultura pop no está ya algo pasada?

Lo pop de antaño es lo clásico de hoy. Nada nuevo. Pero mi hijo ya ve el cine con otros ojos.

¿Cómo?

Ve la reproducción de la realidad –y, por tanto, la propia realidad– de forma más fragmentada y acelerada. Para disfrutar de la ficción, necesita emociones fuertes y repentinas que después se desvanecen para dar paso a otras igualmente rápidas que también van a durar poquísimo...

Como un videojuego.

...La cantidad de violencia que disfrutan los chavales a una aceleración endiablada es insufrible para mí, pero él le encuentra valores estéticos que a mí me son ajenos, pero no digo que sean mejores ni peores que los nuestros.

Su hijo, además, tiene, como todos, una cámara, que es el móvil, siempre en el bolsillo .

Y eso también me parece fascinante, porque está cambiando nuestra modo de ser.

¿Cómo?

Bueno, yo no tengo respuestas y mucho menos juicios de valor, pero sí algunas preguntas...

¡Adelante!

La primera me la hago cada vez que salgo a la calle y veo turistas: ¿pero quién tiene tiempo hoy para ver todas las fotos que puede hacer?

Supongo que las miran de otro modo.

Hoy hacen las fotos por hacerlas; ese es el placer: y sólo las miran una vez justo después de haberlas tomado. Sencillamente, porque ninguno de esos fotógrafos compulsivos tiene ni tendrá bastante tiempo para volverlas a mirar.

Tal vez no necesiten volverlas a ver.

Es lo opuesto al modo en que nació la fotografía: se tardaba horas en preparar y tomar la foto; la ponías en un lugar bien visible y tú y tus hijos la contemplabais toda la vida.

La foto de la boda, la del bautizo...

Del mismo modo, antes se saboreaba una emoción, un instante, se intentaba atesorar en la memoria esa impresión y decantarla con sutileza con los años hasta encontrarle todo su sentido con la esperanza de que diera más al resto de tu existencia...

Algo de eso parece que intenta el arte.

Y yo no digo que la cultura de hoy sea peor o mejor: es diferente. De hecho, aún me parece alucinante que cuatro tipos inventen en una mañana una aplicación en Silicon Valley o en cualquier sitio y que en un par de meses cambie completamente nuestras vidas.

¿En qué sentido?

Usted lleva un móvil que sirve para todo...

Es muy útil par a grabar Contras, pero veo que el suyo es un móvil paleolítico...

¿El mío? ¡Ah, sí! Con él tengo de sobras.

¿No lo llevará por ser esnob?

Ya me gustaría saber mucho de esos cacharros modernos, pero es que no aprendo.

Pero con un smartphone podría rodar.

Es verdad que me encanta rodar documentales, pero lo de menos es cómo. Lo importante es estar preparado para dejarte sorprender por lo sorprendente.

¿Cómo lo logra?

En el documental sobre Noam Chomsky planificamos mucho para poder dejar que nos sorprendiera lo que nos pasaba a su lado. Antes, en cambio, para que el cine lograra rodar alguna sorpresa, acarreando por doquier aquellas enormes cámaras, luces y rollos, tenían que ser sorpresas muy bien preparadas.

Nada que ver con el cine fórmula.

Si te juegas millones en una película, es normal que uses software de guión para asegurar la fórmula de éxito. Por eso, hoy las películas de la industria se parecen tanto y se multiplican las secuelas. Y está bien, pero me interesa más un Resnais, que jamás repitió nada en una de sus películas, por eso aún las puedes ver ahora y siempre parecen de estreno.

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