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"¿Montenegro en la UE? 'No problem'; ¿Kosovo? 'Big problem'"

Hace dos años que me jubilé en Bruselas: he dedicado mi vida a construir Europa, que es el mejor modo de dedicarla a mi país. Soy galés, no inglés: de Cardiff. La UE no intervendrá entre Madrid y Barcelona: espera un acuerdo, pero nunca lo impondrá. Colaboro con el Cidob

Graham Averydirector general honorario de la Comisión Europea

Quiero precisar que soy galés, no inglés; mi nacionalidad es galesa, mi pasaporte británico y mi ciudadanía europea. Y esas identidades se refuerzan mutuamente.

Tomamos nota.
Trabajé primero para el gobierno británico y después, durante 33 años, para la Comisión Europea en Bruselas. Y siempre estuve convencido de que, cuando trabajaba para la UE, beneficiaba también a mi país.

Sé que usted redactó personalmente la solicitud de adhesión a la UE de 14 países.
Empecé con la integración de Gran Bretaña y, luego, la de España, pero sobre todo participé en la ampliación de la UE hacia el Este.

Usted es el experto en integraciones.
Fui nombrado director general honorario al retirarme hace dos años y colaboro en el Centro Europeo de Políticas en Bruselas, pero lo que digo aquí solo me representa a mí.

¿Por qué intervino en el caso escocés?
Porque, durante la campaña del referéndum escocés, se repitió que si Escocia votaba por la independencia debería ponerse a la cola de Turquía y esperar al menos 5 o 6 años para ingresar en la UE.

¿Y era incorrecto?
Absurdo: tras un hipotético sí, lo lógico hubiera sido incluir el ingreso de Escocia en la UE durante los 18 meses de negociaciones previstos entre Londres y Edimburgo. Y así lo expuse ante el Parlamento británico.

Londres y Madrid vetarían a Escocia.
En absoluto, porque ningún país de la UE ni España, y menos aún el Reino Unido, tendría interés en dejar fuera a Escocia. Por eso me molestó que el presidente de la Comisión, Durão Barroso, dijera que sería difícil "si no imposible" el ingreso de Escocia.

¿Fue acertado acordar el referéndum?
Suelo discrepar del señor Cameron en política europea, pero esa decisión fue honorable y correcta. Y además lo ganó. Pero ahora lo más interesante es comprobar cómo los perdedores también han sido ganadores...

¿En qué sentido?
Pese a la victoria del no, la afiliación al SNP se ha duplicado y en las próximas elecciones británicas es posible que los diputados independentistas escoceses, al alza en las encuestas, acaben decidiendo quién será el próximo primer ministro británico.

¿Por qué ganó el no?
Salmond quería tres opciones en la papeleta sabiendo que la tercera, la maximum devolution (la cesión a Edimburgo de amplios poderes) era la mayoritaria. Por eso Cameron, para impedirla, impuso un sí o no.

Y no le ha ido mal.
Ni bien, porque para frenar el sí pujante en las encuestas, Londres prometió ceder poderes que antes negaba y así logró desactivar una parte decisiva del voto independentista, pero, a cambio, ha tenido que admitir que se impusiera en la práctica la tercera opción excluida en la papeleta. Y me alegro, porque es una base sólida para el futuro.

¿Cómo interpreta el caso catalán?
A los estados miembros de la UE nos preocupa la tensión entre Madrid y Barcelona, pero no es asunto nuestro resolverla; nos gustaría que hubiera diálogo, pero no nos corresponde imponer ninguna solución; son ustedes quienes tienen que dársela.

¿Por qué?
Los tratados europeos no dicen nada de autodeterminación, pero sí de respetar la Constitución de cada Estado, porque todos tienen las suyas y sus propias interpretaciones. Así que Bruselas nunca intervendrá entre Madrid y Barcelona, pero sí espera diálogo y una solución que surja de ese diálogo.

¿Paralelismos Catalunya-Escocia?
Cada tensión independentista es diferente y compleja. Ahora mismo dentro de la UE hay tres casos significativos: Escocia, Bélgica y Catalunya. Y otros dos casos iluminadores para interpretarlos...

Pues nos hace falta mucha luz.
En la Constitución serbia consta el derecho de sus territorios a autodeterminarse, y Montenegro lo ejerció, pero solo tras pactar con Belgrado. A la UE no le gustan esos referéndums, porque causan inestabilidad, pero ese lo supervisó y ganó la independencia aun por un margen mínimo, por lo que enseguida toda la UE y España la reconocieron.

Kosovo, en cambio, está fuera.
Porque en ese caso, en cambio, no había habido acuerdo constitucional previo entre Belgrado y Kosovo y, por tanto, la UE no reconoció su independencia ni tampoco la reconoció España ni otros cuatro de los países miembros. Por lo tanto, Montenegro no problem, pero Kosovo big problem.

¿El creciente poder de Bruselas no hace más deseable para Catalunya prescindir de intermediarios en Madrid?
Los estados no delegan su poder a la UE sino que lo comparten con ella en áreas que requieren gobernanza europea, como exteriores o economía, y lo retienen en otras como educación. Los estados no se disuelven sino que así aseguran su supervivencia.

Pero cada vez surgen más estados.
Porque también es cierto que el paraguas cada vez mayor de la UE hace más factible la aparición de nuevos estados aunque tengan menores dimensiones.