"Nada es tan grave como parece cuando lo piensas"
Tengo 78 años: no sé si me dan sabiduría; experiencia, seguro. Los de derechas y los creyentes son más felices; yo sólo lo soy por más viejo. He vivido en Europa, EE.UU. y siempre en Israel: allí soy de la línea blanda. Casado de toda la vida. Aprendo de los chismes inteligentes
Piensa y errarás
La historia se repite porque nuestros errores también. Kahneman ha investigado cómo nos equivocamos los humanos y ha explicado así por qué los ciclos económicos son recurrentes. El Homo economicus racional y, por tanto, previsible supuesto por toda la economía ortodoxa es un mito. En realidad, lo único predecible es que nos equivocamos: sólo cambia el tipo de error. Los alumnos de Económicas que presencian su ingreso en la Real Academia de Economía (Racef), presentado por el presidente de La Caixa, Isidre Fainé, sonríen ante este Nobel que no sólo reconoce sus errores, sino que los ha convertido en un acertado y formidable desafío científico: Pensar rápido; pensar despacio.
Nuestro error habitual?
Nuestra capacidad de ignorar nuestra ignorancia.
¿Por qué lo cometemos?
Somos incapaces de desentrañar la complejidad del mundo, así que nos contamos un cuento simplificador para poder decidir y reducir la ansiedad que nos crea que sea incomprensible e imprevisible.
Simplificar también es una habilidad.
Maravillosa: podemos contarnos historias fantásticas con muy pocos datos reales.
¿Por eso nos equivocamos tanto?
Preferimos ese cuento, incluso sin base real, a asumir que el azar determina más nuestra vida de lo que queremos aceptar.
El acierto es mío; el fallo, mala suerte.
Nos cuesta admitir errores, porque eso significa renunciar a la seguridad que esos supuestos simplificadores nos proporcionan.
¿Cuanto más te crees tu cuento, más seguro te sientes?
Y, por tanto, es más fácil equivocarte. Los líderes, además, suelen ver su cuento reforzado por un efecto halo retrospectivo: como han llegado a mandar, parece que acertarán.
Tú logra que te nombren jefe, que después ya te encontrarán las virtudes.
Es el efecto halo: si haces algo bien, parece que harás todo bien. Si le hablo de un líder y le digo: es un dirigente listo y luchador y...
... ¡Voto por él!
Y... ¡corrupto! El tercer adjetivo ya llega tarde, cuando usted ya tiene un juicio favorable sobre ese líder, emanado del efecto halo de los dos adjetivos positivos anteriores.
El orden del adjetivo altera el juicio.
En cambio, si yo hubiera dicho: es un corrupto listo y luchador, los tres adjetivos son los mismos, pero su juicio sería diferente, porque yo ya habría enmarcado su reacción.
Hay que aprender a suspender el juicio.
Es aconsejable, pero difícil, porque hemos evolucionado hasta pensar con dos sistemas: el sistema 1 piensa rápido, es intuitivo y no requiere esfuerzo. Decide en un abrir y...
... ¡cerrar de ojos!
¿Ve? Su sistema 1 ha actuado. Si le hubiera preguntado cuánto son 86x57, necesitaría el sistema 2, que piensa despacio: es racional, y exige esfuerzo. Es deliberativo y considera, evalúa y razona trabajosamente.
¿Son como la emoción y la razón?
Nuestra mente es mucho más compleja que esa dicotomía: el sistema 1 también tiene memoria y asume la mayor parte de la cognición. Y el 2 razona, pero es lento y perezoso.
¿Cuál de los dos manda?
Aunque nos guste creer que somos seres racionales: los dos sistemas deciden. El 1 hace sugerencias que el 2 suele aceptar. Por eso la respuesta de una pregunta a menudo está muy condicionada por su planteamiento.
¿Le sirve en su vida lo que descubre?
Al comprar mi casa, hice un presupuesto conjunto de casa y muebles. Así evité el efecto pobreza que hace que, tras pagar una fortuna por una casa, compres luego muebles demasiado baratos, porque te sientes pobre.
¿Acaso no decidió su señora?
Mi señora se empeñó en elegir unas cortinas que yo detestaba. Y yo me enfadé.
¿Lo ha superado?
Sí: he aprendido a anticipar el efecto familiar: cuando detesto algo, sé que la costumbre de verlo hará que cada vez me resulte menos desagradable e incluso que llegue a gustarme. Con aquellas cortinas funcionó.
¿Funciona con la pareja?
La expectativa de felicidad ante el matrimonio crece hasta el día de la boda para descender dramáticamente en años sucesivos...
No resulta muy alentador.
Reste el efecto foco: nada es tan grave como parece cuando lo piensas, y lo piensas cuando te lo preguntan. Los hemipléjicos llegan con el tiempo a ser felices, porque no están siempre pensando en su hemiplejía.
¿Los niños empeoran la pareja?
Hay que diferenciar entre la experiencia y la valoración de la experiencia. Los niños empeoran la experiencia objetiva de la pareja, y más si los padres tienen menos de 30 o más de 50 años, pero tenerlos aumenta la valoración subjetiva de la felicidad.
Los hijos son la religión universal.
Y los creyentes en cualquier religión son más felices. Y también los de derechas.
¿Por qué?
Su ilusión del mundo les es más convincente. También tras cumplir 60 somos más felices.
¿Tiene algún motivo?
No te ilusionas tanto por lo bueno, pero contemplas lo malo con más distancia y así logras un equilibrio emocional gratificante.
¿Cómo mejorar decisiones personales?
Lo veo complicado. Veamos: decidimos anticipando las críticas que nos harán...
¿Anticipamos los chismes?
Sí, y actuamos previniéndolos, así que mi consejo es que anticipe sólo los chismes inteligentes: tenga en cuenta sólo las críticas que le mejoren. E ignore las sandeces.
¿Juntos pensamos mejor?
Tal vez el grupo module las tendencias innatas del individuo al error: al menos sistematiza y desacelera decisiones. Un buen ejemplo son las reuniones de médicos para analizar errores en la praxis y así prevenirlos.
¿La democracia decide mejor?
Sólo si logra instituciones estables que persigan fines deseables a largo plazo. Por eso la democracia funciona mejor en sociedades cohesionadas y con valores comunes.
¿Qué es un buen líder
El que logra que la confianza colectiva en decisiones a largo plazo se imponga sobre la incertidumbre a corto plazo.
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