Advertencia: quizá a algún lector le explote la cabeza. Donald Trump, el presidente que sistemáticamente ha negado la violencia policial contra los negros, el presidente que pidió a un grupo supremacista que aguantara ahí, es el candidato republicano que obtiene un mejor resultado entre los votantes afroamericanos en unas presidenciales desde 1996. Y, antes que eso, hay que remontarse a 1976. El 12%, uno de cada ocho, le ha votado. Ha mejorado en cuatro puntos su resultado del 2016, y justo después de un verano convulso por las protestas del Black Lives Matter.
Es uno de los titulares que arroja el análisis de los sondeos a pie de urna, que dibujan una radiografía de los votantes del presidente Donald Trump y los del demócrata Joe Biden, y cómo han cambiado respecto a las elecciones del 2016. Explican por qué Trump ha perdido probablemente la reelección, pero también por qué la carrera ha resultado mucho más reñida de lo que decían las encuestas. Una vez más, subestimaron el tirón del presidente.
A Biden le ha ido peor que a Clinton con las minorías
En el 2016 el voto afroamericano, sobre todo su baja participación, ya fue una de las claves del fracaso de Hillary Clinton, que no logró arrastrarles a las urnas como lo había hecho Barack Obama. Por eso el récord de Trump enciende una luz de alarma en el Partido Demócrata.
No es el único problema para el partido de Biden. Más aún que los negros, la gran historia de esta elección es lo bien que le ha ido a Trump con los hispanos. “Tan bien como a George W. Bush en el 2000, que se presentaba con una plataforma muy distinta. Mejor que a John McCain, mejor que a Mitt Romney”, dice Sean Trende, analista electoral sénior en el portal Real Clear Politics (RCP).
Le ha permitido resistir en Florida o en Texas, donde Trump ha ganado incluso en condados fronterizos, “lo nunca visto para un republicano”, añade Trende. Los hispanos siguen siendo mayoritariamente demócratas, pero cada vez menos. Ya se detectó en el 2016, pero Biden ha empeorado los resultados de Clinton. O Trump ha mejorado los suyos, según cómo se mire. Si entonces le votó el 29% de los latinos, hoy lo han hecho un 32%.
Trump y el sexo
Se dijo que las mujeres enterrarían a Trump, pero ha caído entre los hombres
En Florida este desplazamiento ha sido más pronunciado. La ventaja de 27 puntos entre los hispanos que tuvo Clinton se ha reducido a 8 para Biden. En Georgia, ha pasado de 40 a 25 puntos, de 41 a 24 en Ohio.
Trump recula entre los mayores
Una de las esperanzas de la campaña de Biden era que los votantes mayores abandonaran a Trump por su gestión de la pandemia. Lo ha conseguido, pero no del todo. La ventaja del presidente entre los mayores de 65 años se ha reducido, pero sigue estando tres puntos por encima. Donde sí pierde es en la franja de 45-64.
Biden se ha anotado asimismo una victoria entre los jóvenes.
No hay más movilización (representan más o menos la misma proporción del electorado que hace cuatro años), pero le han votado mucho más que a Clinton. Si a
la ex secretaria de Estado la votaron un 55% de los votantes de 18 a
29 años, Biden ha subido al 62%.
Trump cae entre los hombres
Se ha escrito mucho durante esta campaña sobre las mujeres, que se decía iban a clavar el clavo sobre la tumba de Trump. Al final la sorpresa la han dado los hombres. El presidente ha mejorado de hecho un punto su resultado entre ellas, mientras ha caído cuatro entre los hombres, que ganó cómodamente con Clinton y entre los cuales esta vez casi empata con Biden.
Brecha de clase
El presidente resiste muy bien entre los blancos obreros y aleja aún más a los universitarios
Trump conserva a los blancos sin estudios, pero Biden araña votos
La aparición de una brecha entre los votantes blancos según su nivel educativo fue el gran fenómeno de la elección de Trump en el 2016 y tuvo buena parte de la culpa de que los sondeos se equivocaran tanto. Los blancos sin estudios universitarios se volcaron en aquel magnate que les decía que era uno de ellos y pilló desprevenidos a los encuestadores, pues hasta entonces la educación no había sido un factor diferencial en el comportamiento electoral de los blancos. Los votantes con estudios superiores, los que más tienden a responder encuestas, estaban sobrerrepresentados, lo que hinchó erróneamente la ventaja de Clinton.
La brecha ha vuelto a asomar en estas elecciones. Un 64% de los blancos no universitarios han votado a Trump, frente al 35% por Biden. Con todo, el ex vicepresidente ha logrado arañarle votos. Cuando fue elegido candidato demócrata uno de los argumentos más convincentes de Biden es que él lograría recuperar algunos de esos obreros blancos desencantados con los demócratas. Lo ha logrado. A Clinton sólo la votaron el 28% de estos votantes, siete puntos menos que a él.
“Trump ha resistido muy bien entre los blancos obreros. Ha ganado incluso el condado de Mahoning en Youngstown (Ohio), algo que nunca habría imaginado”, subraya Trende. Es una zona muy obrera del llamado cinturón del óxido, que había votado demócrata en cada elección desde 1976, a veces por más de 18 puntos. Clinton lo retuvo en el 2016 pero Biden lo ha perdido.
Trende vincula el tirón de Trump entre estos votantes con su avance en los latinos. “El voto hispano en este país es muy de clase trabajadora. Lo que sucede es que su éxito entre los obreros se filtra a otros grupos étnicos”.
Al mismo tiempo, añade el analista de Real Clear Politics, la caída de Trump entre los blancos universitarios ha continuado. También ha sido “aplastado” en los suburbios. “En el condado de Delaware, Pensilvania, donde vivo, sólo ha ganado por seis puntos. Es un condado que no vota demócrata desde 1916, así que es significativo. En el 2016 lo ganó por 16 puntos”, dice.
Trump gana apoyo entre los republicanos, pero cae entre los independientes
Pese a las voces críticas con Donald Trump en el Partido Republicano, lo cierto es que el presidente –un empresario metido a política– ha seducido a sus bases. Ha subido tres puntos entre los votantes que se identifican como republicanos (le ha votado un 93%). En cambio, y es una de las claves de su retroceso, ha caído ocho puntos entre los independientes y tres entre los demócratas. Si hace cuatro años Clinton perdió entre los independientes, esta vez Biden ha ganado cómodamente. Un 54% le han votado, frente al 42% que logró Clinton.
Coronavirus versus economía
“Covid, Covid, Covid. ¿No estáis hartos de oír hablar de la Covid?”, ha martilleado en sus mítines Trump. Parecía que tenía razón, al menos entre sus votantes, que dicen haber votado pensando en la economía. En cambio, los que han votado pensando en la pandemia lo han hecho abrumadoramente por Biden. La misma brecha se dibuja entre los que han votado preocupados por la desigualdad racial o bien por el crimen y la seguridad.
La revuelta
Biden ha “aplastado” a Trump en los suburbios, señala el analista Sean Trende
Trump pierde evangélicos
Los evangélicos, los cristianos más conservadores, se volcaron en Trump en el 2016. Le votaron un 80%. Esta vez lo han hecho un 76%. En paralelo, Biden ha subido entre al 23% frente al 16% que obtuvo Clinton. “Puede que no parezca mucho pero solo este margen puede marcar la diferencia en un par de estados”, subraya Trende. En una carrera tan ajustada, son votos cruciales.