Más de 530 alauíes asesinados por las fuerzas del nuevo gobierno sirio

Oriente Medio

Las autoridades aseguran haber recuperado el control en la zona costera

Reinforcement Syrian security forces deploy in Latakia, Syria, Friday, March 7, 2025. (AP Photo/Omar Albam)

Despliegue militar del nuevo gobierno en la ciudad costera de Latakia

Omar Albam / Ap-LaPresse

Con 745 muertos en dos días, 532 de ellos civiles, Siria vive el mayor episodio de violencia desde la caída de Bashar el Asad en diciembre y el ascenso al poder de los islamistas de HTS (Organización para la Liberación del Levante). Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y testigos locales, se han producido matanzas de alauíes, minoría religiosa a la que pertenecía el depuesto dictador, “por parte de fuerzas aliadas al nuevo régimen” en las zonas costeras de Latakia y Tartus.

El estallido tuvo lugar el jueves, cuando milicias afines a El Asad lanzaron un ataque en la ciudad de Jableh contra miembros de HTS, ahora asimilados en el nuevo ejército sirio. El asalto fue respondido con una violencia inusitada por parte de las fuerzas gubernamentales, quienes se desplegaron por toda la región. Centenares de vídeos colgados en las redes sociales, algunos de ellos verificados por el OSDH, muestran cómo soldados humillan y ejecutan civiles alauíes. En otras imágenes se ven cuerpos con heridas de balas apilados en la calle. El acceso a la región está cortado por el momento.

“Preguntan: ‘¿De qué religión eres?’; si la respuesta es “alauí”, la persona es asesinada de inmediato”

“La situación en la costa es verdaderamente terrible”, aseguró a La Vanguardia Amir, un vecino de uno de los pueblos de la región, quien oculta su identidad por miedo a represalias. “Se están cometiendo numerosas ejecuciones sumarias y masacres contra la población civil”, explicó, y acusó a los soldados de HTS, de asesinar “a gente únicamente por su secta”. “La primera pregunta que hacen es: ‘¿De qué religión eres? ¿A qué secta perteneces?’. Si la respuesta es alauí, la persona es asesinada de inmediato o, en el mejor de los casos, saquean su vivienda para llevarse dinero, oro y cualquier posesión de valor”, narra Amir.

También se reportaron ataques con artillería y bombardeos sobre posiciones de “los remanentes del régimen”, según aseguró el gobierno, de corte islamista pero que desde que ascendió al poder ha repetido que respetará los derechos de las minorías religiosas de Siria, que suman un 25% de la población. En ese sentido, el presidente interino de Siria, Ahmed el Sharaa, llamó el viernes por la noche a los insurgentes alauíes a “deponer las armas antes de que sea demasiado tarde”.

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En las últimas horas, el Ministerio de Defensa, citado por la agencia oficial SANA, indicó que las carreteras que llevan a la región costera “han sido cerradas para controlar las infracciones, prevenir las atrocidades y restablecer progresivamente la estabilidad en la región”. Se ha ordenado a las fuerzas de seguridad “restablecer el orden” en Jableh, Tartus y Latakia, según la misma fuente, que también informó de la detención de un “gran número de saqueadores”. “Reafirmamos nuestro compromiso total de proteger la paz civil y garantizar la seguridad de todos los ciudadanos”, declaró Mustafa Kneifati, responsable de seguridad en Latakia.

El gran riesgo para en estos momentos es que la chispa de violencia sectaria se esparza por un país dividido y arrasado por la guerra civil y que acaba de salir de una dictadura de 54 años. En el sur del país, de mayoría drusa, “los vídeos de los últimos días han dejado en shock a la gente”, asegura Yasmeen, una joven vecina de Sueida. “Los que tenían dudas sobre si aliarse con Israel —quien ha pedido la retirada de HTS del sur del país— ahora saben que los próximos podrían ser ellos”, añade.

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