El retrato de familia de los aliados arropando al ucraniano Volodímir Zelenski en Lancaster House no esconde una realidad que resuena con insistencia en Bruselas: la necesidad de que Estados Unidos respalde cualquier fórmula europea de garantías de seguridad que nazca tras un eventual alto el fuego en Ucrania.
Por mucha indignación que haya generado –que la ha generado– la humillación que recibió el presidente ucraniano el viernes en la Casa Blanca, los líderes europeos se resisten a pensar de momento en una alternativa a una misión de paz apoyada por Washington. Es decir, por una fuerza militar superior a la del Viejo Continente, pese a la intención de incrementar el gasto en defensa. Eso pasa por retener a Donald Trump, que de momento no da señales de querer participar en este esfuerzo.
Todo apunta a que la difícil misión de susurrar en los oídos del magnate recaerá en tres paladines. El primero, el anfitrión de la cumbre del domingo, Keir Starmer, convencido de que puede ser beneficioso para el Reino Unido este papel de mediador transatlántico. El segundo, Emmanuel Macron, quien conoce de sobra la forma de actuar de Trump del anterior mandato. La italiana Giorgia Meloni aspira a ser la tercera, aprovechando de su amistad con Elon Musk y su sintonía personal con Trump. La líder de Hermanos de Italia se encuentra en una posición difícil. Desde que asumió el cargo se esforzó en remarcar su firme apoyo a Ucrania. Ahora propone otra cumbre “inmediata” entre EE.UU. y Europa para resolver la cuestión, una idea bien vista por otras figuras de peso como el polaco Donald Tusk. “Es muy importante evitar el riesgo de una división en Occidente”, remarcó Meloni.
Starmer, Macron y Meloni son los líderes más interesados en intentar convencer al magnate
El próximo paso se dará en Bruselas, el jueves, en una cumbre extraordinaria del Consejo Europeo organizada por el portugués António Costa. Por ahora, Europa asume que la primera garantía de que Rusia no vuelve a saltarse los acuerdos de paz es la fortaleza de las fuerzas ucranianas, por lo que la línea es seguir mandando apoyo militar y económico al país. Los diplomáticos comunitarios trabajan para sacar adelante un nuevo paquete europeo de 20.000 millones. Luego, en una segunda fila y salvaguardando las infraestructuras críticas, estarían estas tropas europeas formadas por la “coalición de voluntarios” que proponen Starmer y Macron. Pero siempre se necesita un apoyo externo de EE.UU., que podría pasar desde servicios de inteligencia o hasta la hipotética movilización de las tropas estadounidenses en el flanco este en caso de un ataque. Lo que Europa quiere garantizar es que Washington tenga un papel si Putin no mantiene su palabra.
Fuentes europeas explican que en Londres convergieron en “la importancia de seguir colaborando estrechamente con EE.UU., concretamente en el contexto de la OTAN, para garantizar que cualquier alto el fuego sea un paso hacia una paz justa y duradera”. También coincidieron en que “las futuras contribuciones europeas a las garantías de seguridad adicionales deben desarrollarse de la mano de Estados Unidos”.
Von der Leyen trasladará hoy a los gobiernos de la UE su plan para aumentar el gasto en defensa
“Hay un sentido de urgencia”, resumen otras fuentes diplomáticas, hablando de las diferentes opciones para una propuesta de paz. Macron ha lanzado la idea de una tregua de un mes. Según su ministro de Exteriores, Jean-Noel Barrot, “podría permitir analizar la buena fe de Vladimir Putin de cara al inicio de las negociaciones”. Pero ayer Downing Street ya rebajó el planteamiento. Un portavoz de Starmer indicó que hay muchas opciones disponibles.
Que Europa quiera que EE.UU. esté detrás de las garantías de seguridad de Ucrania no significa que Bruselas recule en su idea de ser menos dependiente den materia de seguridad. Este mismo martes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, trasladará a los gobiernos comunitarios su plan para incrementar el gasto militar. De momento ya ha avanzado que permitirá flexibilidad en las reglas fiscales para invertir en defensa, pero también quiere plantear un instrumento con dinero común. Se baraja, por ejemplo, reactivar los 93.000 millones de euros en créditos dentro del fondo de recuperación que no fueron solicitados por los países, reorientar recursos asignados a la Política de Cohesión o hasta usar nuevas emisiones de deuda común que piden muchas capitales, pero que no gustan a las más frugales. “Necesitamos sin ninguna duda un aumento masivo en defensa. Queremos una paz duradera pero una paz duradera sólo se puede construir con fuerza y la fuerza empieza por reforzarnos nosotros mismos”, sostuvo ayer la líder comunitaria.
Intento de sabotaje en la isla sueca de Gotlandia
La policía de Suecia seguía investigando ayer un presunto sabotaje de una bomba de agua en la isla de Gotlandia, en el mar Báltico y la más grande del país, después de que la bomba fuera desconectada de la red eléctrica el domingo. El departamento de aguas y alcantarillado del Ayuntamiento de Gotlandia recibió una alarma de fallo en una bomba de agua el domingo a las 16.30 h. El posible sabotaje podría haber provocado que toda la isla se quedara sin agua si no se hubiera descubierto, según informó el diario Aftonbladet. “Los técnicos descubrieron que alguien había abierto un armario de luces, arrancado un cable y cortado el suministro eléctrico de la bomba”, dijo la policía en un comunicado. A las 21.30 h. del domingo, la bomba volvía a funcionar, dijo la policía, añadiendo que no había detenidos en relación con la investigación pero que el caso está clasificado como “sabotaje”. La semana pasada, un cable de internet fue cortado de la isla, el último de una serie de incidentes relacionados con cables en la región que han suscitado preocupaciones sobre un posible sabotaje y espio- naje ruso.